Eres uno de los pocos directores españoles que puede decir actualmente que trabaja en Hollywood…
Es raro, ¿eh? ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha ido mal? (risas)
¿Cómo se llega hasta ahí?
Es un camino muy largo, pero básicamente hice varias películas en España, entre ellas una que se llama ‘Carne de neón’, que es la que siento más mía o más fiel a mí mismo. Creo que se llega a Hollywood siendo fiel a uno mismo. Recuerdo que tuve una discusión con el productor porque él quería hacerla más comercial y más comedia, mientras que yo apostaba porque fuese más dura y oscura, que es lo que acabó gustando en Estados Unidos.
Cuando hago Penny Dreadful, The Alienist o cualquier serie, siempre me empeño en que los actores vean mis trabajos. Y cuando los suelen ver, de repente ganas una capa más de respeto. Es como “oye, qué película más buena esta que me has mandado del puticlub con tal y cual”. De esta manera tu trabajo habla por ti.
Llegar a Hollywood no es coger un avión, ir a Hollywood y hacerte una foto con las palmeras. Llegar a Hollywood es que alguien vea que tienes algo que contar y que respete tu trabajo. ¿Cómo encadena eso luego con hacer series americanas? En mi caso John Logan (guionista de películas como Skyfall, Gladiator y El aviador) ve Carne de neón, le encanta, al igual que a Sam Rockwell (Moon) le encanta y quiere hacer ‘Mr. Right’. Es un proceso que en los últimos dos años se ha convertido en hacer series sin parar. Básicamente no tengo vida (risas). Estoy muy contento, porque es como si me invitaran a Disneylandia todos los días.
¿Que tu carrera vaya más dirigida actualmente hacia las series es decisión propia o surge así?
No, estoy intentado hacer cine, pero el problema es que cuesta mucho más levantar el proyecto. También hay algo que me atrae mucho de las series, y es que el trabajo está más departamentado. En el cine se tiende a la autoría, a que el director lo haga todo. Es como tener un hijo y que el parto dure 9 meses. Es doloroso, confuso, difícil y hay mil cambios. Cuando terminas el montaje no convence a nadie y tienes que hacer más notas, más pases y más montajes… Las series tienen una fecha de emisión, por lo que tú haces tu mejor trabajo y llega un momento en el que el bebé se lo pasas al siguiente padre adoptivo y hay una sensación de liberación muy bonita.
Y por otro lado, trabajar con gente creativa para mí es un gustazo. Cuando has trabajado con productores que son una panda de cabrones, no todos pero algunos sí, y pasas a trabajar con John Logan, Cary Fukunaga (director y productor de True Detective 1), Max Frie (guionista de Foxcatcher) pues tienes conversaciones de un cierto nivel. Haces referencias a Hitchcock y saben quién es Hitchcock, cuando a lo mejor has hablado con un productor de Hitchcock y no sabe quién es.
Es otro nivel donde te iban a un campo creativo y divertido donde puedes aportar. Eso me gusta mucho.
De un tiempo a esta parte se dice que las series de televisión vive una época dorada. Desde dentro, ¿cómo ves la industria televisiva?
Estoy completamente de acuerdo. De hecho, últimamente cuando leo guiones de largometrajes tiendes a pensar que en la página 40 acabaría el capítulo 1 y un guion de un largometraje parece a veces como los 3 primeros episodios de una serie. A veces esto es malo, porque cuando un largometraje no tiene la suficiente fuerza y el suficiente empaque piensas que parece un episodio piloto, no funciona. Entonces, las series son un campo de trabajo tan fructífero porque por primera vez se le da el poder al guionista. El famoso showrunner con el que la gente se llena la boca es un guionista, un señor que escribe.
En el cine, sin embargo, el poder siempre lo ha tenido el productor. Y de repente y por una carambola, ya sea por The Wire, Los Soprano u otras series, que sea el guionista quien está en el poder hace que se valoren las ideas en vez de 27 transformers explotando en el espacio. Todo lo que sea eso lo apoyo a muerte.
Entre tus trabajos en Hollywood está haber rodado varios capítulos de ‘Penny Dreadful’. ¿Con qué te quedas de aquella experiencia?
A nivel personal me llevo una experiencia muy buena. En Penny Dreadful aprendí mucho a trabajar con actores. Ya sabía, pero llegaba con una perspectiva muy scorsesiana, “tú eres la fichita de ajedrez y déjame que te mueva de aquí a aquí porque la cámara se va a mover hacia ti”. Esa perspectiva cambió cuando trabajé con Eva (Green), Timothy (Dalton) y otros actores. Me di cuenta que trabajar con actores es como un baile, tienes que saber bailar con ellos y que sientan que eres parte del baile. Eso fue una de las cosas más bonitas que me llevé.
Cuando vi la serie después de un año sin verla me puse a llorar como un descosido. Me siento orgulloso de formar parte de algo que me parece bello. Suena un poco pedante porque no es totalmente una obra mía, por supuesto, ya que John Logan es el máximo creador, por decirlo de alguna manera. Me parece bonito haber dejado mi huella en algo que me parece bello, aunque también sea triste, gótico y oscuro, pero es bello. Y eso me gusta, esa idea cuando vivimos en un mundo tan terriblemente feo y caótico a veces.
También has trabajado en Fear The Walking Dead…
Sí, Fear The Walking Dead es una experiencia mucho más divertida, porque tener zombies para mí es como estar y jugar en casa. Me lo he pasado muy bien porque es una serie muy intensa. No puedo hacer spoilers, pero hay unos componentes en el capítulo que me ha tocado que son muy españoles y mexicanos. Eso me ha divertido mucho y me lo he pasado como un enano. El problema es que no puedo contar mucho porque haría muchos spoilers, pero me lo he pasado como un niño pequeño matando zombies y no solo a zombies (risas). Es una serie de la que soy fan y ojalá tenga la oportunidad de trabajar en la serie primigenia, The Walking Dead.
¿Existe esa posibilidad?
No lo sé. Lo divertido de todo esto es que hay 9 horas de diferencia entre España y Los Ángeles. Cuando te levantas por la mañana ya ha pasado el día allí. Entonces, te levantas, miras el móvil y te llega un mail ofreciéndote hacer The Punisher o lo que sea. Con esto quiero decir que todo está fuera de tu control, para bien y para mal. Trabajo lo mejor que puedo, lo mejor que sé y que dure lo que dure. Y si no pues volveré a trabajar en un videoclub, yo que sé.
Otra serie en la que has trabajado ha sido ‘Into the badlands’. ¿Cómo fue la experiencia en este caso?
Es un trabajo muy divertido donde he conectado mucho con mi niño interior. Recuerdo ser un niño que iba al cine de barrio para ver las películas de Bruce Lee, y todo esto está ahí. Además de lo bien que me lo paso rodando escenas de decapitaciones y patadas espectaculares con un grupo de profesionales de Hong Kong que están gritándose todo el rato en chino, quería dotar a la serie de corazón y alma. Sobre todo con Daniel (Wu) y Nick Frost, y creo que eso se nota de la primera temporada a la segunda (Paco Cabezas está rodando ahora la tercera), que hay un cambio hacia personajes más tridimensionales con más carne y menos de mentirijilla.
Más allá de estas series, tienes pendiente de estreno ‘The Alienist’.
Está basada en una novela maravillosa. Los guiones originales son de Hossein Amini, el guionista de Drive, y de Cary Fukunaga, así que fíjate. Y la novela se ambienta en la Nueva York 1896, donde un asesino en serie está asesinando niños y hay un grupo compuesto por un psicólogo alienista (Daniel Brühl), un periodista (Luke Evans) y una mujer policía (Dakota Fanning) que buscan a este asesino en serie. Con eso ya lo tengo todo (risas). Me lo he pasado muy bien. Es una serie dura y complicada, pero me encanta el reto. Llegas allí, a Budapest, y hay un decorado que parece Disneylandia. Han construido allí media Nueva York. He tenido muchos juguetes para jugar y creo que va a quedar muy bien. Estoy muy contento.
¿Has tenido opciones de hacer alguna serie en España?
Estoy intentándolo (risas). Ha habido muchos coitos interruptus. Esta es una profesión donde pones tus fichas en el casino, unas pocas allí y otras pocas aquí y de repente cae en el rojo, donde no pensabas que iba a caer. Ha habido varios intentos. También estoy intentando hacer una película en España para 2018, porque me apetece mucho volver a hacer cine en España, sobre todo en el sur, que me encantaría. Creo que va a ocurrir, pero prefiero no decir nada para no gafarlo.
¿Y en cuanto a series?
Sí, he hablado mucho con Javi (Javier Olivares) de El Ministerio del Tiempo y también he tenido conversaciones con Movistar, pero por unas cosas u otras no se ha podido llevar a cabo. También porque los americanos son muy cansinos (risas).
Eso es porque les estás gustando.
Claro (risas). En cuanto les digo que quiero hacer en España me dicen: “No, que tienes Daredevil”. Y yo: “Me cago en la leche”. Pero está bien que te quieran tanto y aquí estoy, con una pierna en España y otra en Estados Unidos.
¿Y por qué crees que gustas tanto allí?
No sé, me gusta mi trabajo. Curiosamente me he encontrado con mucho director más mayor que se toma su trabajo con mayor monotonía o dejadez, pero a mí me encanta lo que hago. Y mientras me siga encantando lo voy a seguir haciendo. Si deja de excitarme casi hasta niveles sexuales pararé y lo dejaré (risas). De momento me sigue gustando, creo que es eso.
¿Cuál es la visión que tiene Hollywood de los actores y directores españoles?
En la industria no tienen una visión específica más allá de Almodóvar, Amenábar y Bayona. No saben lo que es la industria española. Tienen la visión de que el creador español es apasionado y que le da fuerza a lo que hace, y eso ha pasado con todos los directores que estamos allí. Así que es una visión muy positiva y muy buena.