Que la televisión ha pasado a dominar el juego industrial es algo innegable. Mientras se acrecienta la brecha entre grandes producciones bajo patronazgo de los grandes operadores y los títulos de pequeño formato, no son pocos los directores que procuran colocarse al alcance de las ondas hertzianas para resguardarse y acomodarse.
Alberto Rodríguez (La peste), Enrique Urbizu (Gigantes), Miguel Ángel Vivas (Vivir sin permiso, La casa de papel), Óscar Aibar (Cuéntame cómo pasó) y Mar Coll (Matar al padre), por citar solo a algunos, han hallado un terreno fertil para experimentar y seguir contando historias en el actual mercado nacional. Pero hay otros a los que las oportunidades les llevan a establecerse más allá de nuestras fronteras: llamados por la reina del audiovisual occidental, muchos han abierto su nicho en el superpoblado campo de la televisión estadounidense.
Porque del mismo modo que Juan Antonio Bayona se codea a la altura de otrora ídolos como Steven Spielberg, y otros como Gonzalo López Gallego se prueban como artesanos dentro de la serie B con títulos tan estimables como Hollow Point; otros se encaminan directamente a la pequeña pantalla, para liderar y dar lustre a toda clase de ficciones.
De momento, contamos 6 casos, el último de ellos recién estrenado, pero la tónica hace pensar que el desembarco de cineastas patrios en la tele norteamericana puede prolongarse. Porque, de nuevo, mientras las clases medias cinematográficas se disuelven poco a poco, la televisión ofrece múltiples posibilidades gracias al superávit de oferta y pantallas.
Nacho Vigalondo, en la senda del culto
El cántabro ha sido la adición más reciente a esta selecta lista, gracias a su participación en Into the Dark, la antología pergeñada por Blumhouse para Hulu, en la que le toca el capítulo navideño, Pooka!. Un episodio que se podrá ver en HBO a partir del 8 de enero, junto con las dos entregas anteriores de esta producción.
Este encargo llega un año después de firmar Colossal, comedia fantástica protagonizada por Anne Hatthaway y Jason Sudeikis, que supuso su consolidación como autor en Estados Unidos, y mientras el filme Paradise Hills, dirigido por Alice Waddington a partir de un guion suyo y con Eiza González como protagonista, se encuentra en postproducción. También cuenta con otro proyecto internacional en marcha, enfocado al campo de la realidad virtual: Peepshow, un cortometraje presentado en el mercado del festival de Venecia.
Sus proyectos más inmediatos pasan, precisamente, por la televisión autóctona, donde diera sus primeros pasos profesionales como guionista de programas como Gran Hermano y a la que ha visitado de forma puntual durante su carrera (realizando sketches para Muchachada Nui o participando en formatos como el efímero Guasabi o Ilustres ignorantes). Ahora se reparte junto a su colega Borja Cobeaga la dirección de Justo antes de Cristo, la “comedia de romanos” de Movistar creada por Pepón Montero y Juan Maidagán.
Paco Cabezas, el alumno aventajado
El del sevillano es un caso paradigmático, convertido ahora en referente dentro de la industria televisiva estadounidense a fuerza de participar en títulos de mayor calibre de las grandes plataformas.
Su salto a la pequeña pantalla llegó después de haber dirigido sendas películas con capital internacional, Tokarev, un policíaco criminal con Nicolas Cage; y Mr. Right, comedia negra con guion del problemático Max Landis. Apenas un mes después del estreno en salas de esta última cinta, se podía ver su primer episodio en Penny Dreadful para Showtime. El andaluz haría aún otros tres capítulos más para la ficción encabezada por Eva Green, antes de encadenar una larga lista de encargos: Dirk Gently: agencia de investigaciones holísticas (donde se reunió de nuevo con Landis), The Strain, Fear the Walking Dead, El alienista y American Gods. “Estoy muy contento, porque es como si me invitaran a Disneylandia todos los días”, comentaba en 2017 a VERTELE sobre el salto profesional de este cineasta que comenzó a llamar la atención con un corto tan humilde como desvergonzado como Invasión travesti.
Sin embargo, su nicho ideal lo acabó encontrando en Into the Badlands, de la que ha acabado convirtiéndose en productor ejecutivo. Su estatus actual le ha llevado a figurar como productor ejecutivo de Diablero, ficción mexicana de terror para Netflix en la que participa la productora española Morena Films.
J.A. Bayona, rumbo al colosalismo del blockbuster
Hablábamos unas líneas atrás sobre la convocatoria de Cabezas en Penny Dreadful. Sin embargo, no fue el único director español involucrado en la ficción de horror victoriano.
Tras conseguir colocarse en la órbita de los ojeadores hollywoodiense haciendo Lo imposible, Juan Antonio Bayona fue elegido para dar lustre a los dos primeros episodios de esa producción televisiva. No lo hizo solo, puesto que se llevó consigo a colaboradores habituales como a la productora Belén Atienza, el montador Bernat Vilaplana y hasta a Leticia Dolera, con quien trabajó en un videoclip previo para el grupo británico Keane, y a la que otorgó un breve cameo sin acreditar en el segundo de los episodios encargados. El rendimiento obtenido no pudo ser mejor carta de presentación para la serie: Night Work, piloto de la serie, debutó con 1,44 millones en mayo de 2014, datos con los que mejoraría los estrenos de Homeland y Masters of Sex en su día.
Luego, la pequeña pantalla se quedaría chica para las gigantescas aspiraciones profesional el alumno aventajado de la ESCAC: primero, con Un monstruo viene a verme y luego replicando a su ídolo Spielberg en Jurassic World 2: el reino caído. Su demandada nómina incluso le llevaría a descartar dirigir otra secuela de blockbuster, Guerra Mundial Z 2, de producción tan problemática como su antecesora. Por el momento, se desconoce cuál será el siguiente esfuerzo como realizador del catalán.
Jaume Collet-Serra, valor seguro para los estudios
La última década ha servido para que el catalán se reafirme en la industria norteamericana como un perfecto ejecutor de trepidancias, convirtiéndose por el camino en el más afinado sidekick que haya encontrado Liam Neeson tras la cámara (con permiso de Joe CarnahanI) durante esta época de su filmografía.
Si en el caso de Bayona la televisión de prestigio era el paso previo para acceder a los grandes proyectos cinematográficos, Collet Serra invierte el proceso. Su primer encargo como artesano catódico fue el piloto de The River, producción creada por Oren Peli (Paranormal Activity) de Amblin para ABC, a la que llegaría tras encadenar La huérfana y Sin identidad. Este mismo 2018 se le encomendó otro piloto, el del thriller de ciencia ficción Reverie, protagonizado por Sarah Shahi. En ambos casos, cabe decir, estamos ante ficciones que no pasaron de la primera temporada.
Sin embargo, su implicación en la televisión yanqui no se queda aquí. Con Jungle Cruise, su última superproducción junto a The Rock y Emily Blunt, ya en la sala de montaje, el cineasta nacido en Barcelona está implicado como productor ejecutivo de una ambiciosa serie criminal ambientada en Ibiza a cargo de Mediapro y la francesa Federation Entertainment.
Los hermanos Pastor, showrunners de garantías
La carrera de los hermanos David y Àlex Pastor plantea, hasta cierto punto, un patrón similar a la de Collet Serra. Como él, se hicieron un nombre antes en la industria estadounidense, gracias al filme Infectados. Aunque luego regresarían a España para rodar Los últimos días, han seguido ocupados con diversos proyectos al otro lado del charco, a menudo como guionistas: véanse Out of the Dark y Eternal, esta última protagonizada por Ryan Reynolds y dirigida por Tarsem Singh.
Serían luego máximos responsables de Incorporated, distopía de ciencia ficción que emitió Syfy y que planteaba una agresiva crítica al sistema capitalista. Además de ser los creadores y de ejercer de showrunners, dirigieron dos episodios y escribieron otro más (en esta ocasión firmado por Kelly Makin). Tras trece episodios, la ficción sería cancelada.
En la actualidad, para su siguiente proyecto han regresado a España y al formato largo: hablamos de Hogar, con Mario Casas y Javier Gutiérrez como protagonistas y Netflix produciendo y distribuyendo.
Juan Carlos Fresnadillo, en busca del proyecto definitivo
Pese al éxito de 28 semanas después, la carrera de Juan Carlos Fresnadillo parece haberse quedado un tanto ensombrecida en los últimos años, en los que casi no contamos con referencias suyas como cineasta. Desde 2011, cuando estrenó Intruders, no ha vuelto a dirigir ningún largometraje. No habrá sido por falta de intentos: solo hay que recordar su implicación en proyectos como la nueva versión de El cuervo o un remake de Los inmortales, de los que acabó saliendo por diferencias creativas. Más traumática sería la cancelación a escasas semanas de rodaje de Haunted, un filme de terror que iba a dirigir con Rose Leslie de protagonista, con producción de DreamWorks.
Así las cosas, su refugio ha sido la televisión estadounidense, donde ha encarrilado diferentes títulos. Dirigió el capítulo inaugural de Falling Water, un drama de misterio para USA del que figuraría como productor ejecutivo, y el de Salvation, para CBS, así como otros dos, el de Blanco en Cinemax y de Prototype para Syfy que no saldrían adelante.
En la actualidad, se mantiene vinculado a la adaptación cinematográfica de The Sword in the Stone, versión en imagen real de Merlín el encantador para Disney.