Eddie Murphy está en pleno renacimiento profesional gracias a Yo soy Dolemite, el biopic sobre el cómico Rudy Ray Moore que acaba de llegar al catálogo internacional de Netflix y que ya le ha colocado en las quinielas para los próximos Oscar. Tras años casi desaparecido de los medios de comunicación, el actor ha decidido volver por la puerta grande: no solo está trabajando en la largamente ansiada secuela de El príncipe de Zamunda, sino que tiene programada su vuelta, 35 años después, al Saturday Night Live y además ha firmado un sustancioso contrato con la plataforma de streaming para volver a ejercer como monologuista.
La expectación sobre su vuelta a la primera plana de la comedia es elevada, pues se trata sin duda de uno de los cómicos más influyentes y exitosos de las últimas décadas, pero también ha motivado una reflexión sobre el nuevo momento que vive el género ante los cambios sociales y cómo afectarán a las rutinas cómicas del artista, que ya en los ochenta planteó chistes ciertamente controvertidos. Él, sin embargo, no parece muy preocupado al respecto, tal y como dijo a Jimmy Kimmel este pasado viernes.
“Es como si Michael Jordan anunciara que vuelve a jugar al baloncesto”, estableció el presentador una acertada analogía. “¿No tienes miedo de no estar a la altura de tu legado?”, dijo. “No me preocupa nada de eso”, aseguró. “Procuro pensar constructivamente cuando estoy haciendo algo creativo. Cuando hago algo mi preocupación está en conseguir que sea lo más divertido posible y no pensar en mierdas, pero luego no voy a estar pensando en lo que pueda pasar después, ni en qué vayan a decir o si me van a sacar un trozo de lo que diga en YouTube”, reflexiona. “Eso es simplemente parte del mundo actual”, agregó.
La pregunta tiene sentido especialmente si tenemos en cuenta el enorme éxito que cosechó a nivel mundial con su trabajo, pero también por algunas controversias que dejaron sus monólogos. Sin ir más lejos, en Delirious, disponible en España a través de Netflix, realizaba algunos chistes sobre la homosexualidad y el sida que generaron rechazo y que años más tarde él mismo reprobaría y catalogaría como fruto de la ignorancia.
El protagonista de Superdetective en Hollywood o Bowfinger, el pícaro también avisó de que, entre las nuevas propuestas en las que está trabajando, podría incluirse un número de ventriloquia. De hecho, contó que ya cuenta con dos muñecos inspirados en personas que conoce y con los que suele improvisar en fiestas y círculos cercanos.