Ana Pastor vuelve este domingo a orientar El Objetivo para responder a las dudas que plantea la actualidad. Asentada desde hace años como una de las presentadoras emblema de laSexta, la periodista estrena nueva temporada del programa entrevistando al ministro de Sanidad, Salvador Illa, y refuerza la apuesta de la cadena teniendo en cuenta que cada lunes entrarán en vigor nuevas restricciones por el coronavirus: “Es una buena hora y un buen día para estar de nuevo en directo”.
Sobre su siempre comentado estilo a la hora de entrevistar, Pastor aclara que “más allá de la dureza o no de la entrevista, yo me pongo el objetivo de acertar en las preguntas”, aunque reconoce que “es verdad que se producen momentos de tensión, o bien porque no responden, o bien porque yo insisto mucho”. Y a modo de resumen, explica que “desde el respeto se puede ser muy dura en las entrevistas”.
Al plantearle si los periodistas deben ser comprensivos con los políticos que gestionan una situación inédita como esta pandemia, la periodista zanja de forma directa: “No me parece que haya que tener una especial empatía con los políticos”, y reflexiona sobre ello: “Esto no es una cuestión de empatía por la política. A mí me da igual cómo me caiga el político, mi responsabilidad es otra”.
Ana Pastor nos habla de la exigencia a los políticos pero también a los periodistas, nos explica las novedades de la temporada de El Objetivo, con nueva sección “Tenemos que hablar” y la ampliación del plató para dar más visibilidad y explicar mejor los datos, y presume de su nueva faceta como productora audiovisual a través de Newtral.
Si viajásemos en el tiempo tres meses atrás, ¿cómo pensabas que ibais a iniciar esta nueva temporada, con el coronavirus más controlado?
Si algo me ha enseñado la vida es a no generar expectativas, que es una cosa que solemos hacer muy a menudo los seres humanos. Yo me fui en verano con la sensación de no saber si el otoño iba a ser mejor o peor. Esa pausa que todos hemos tenido en verano ha sido como una especie de oasis, pero no me fui con la sensación de “va a ser mejor”, me fui a la espera de que los acontecimiento me indicaran por dónde iba la cosa.
Ahora que ya podemos olvidar las expectativas y evaluar el presente, ¿cómo vais a empezar, ha cambiado algo en la realización del programa?
Gran parte de la semana el equipo de El Objetivo está teletrabajando. El domingo es presencial, pero también en una política de mínimos para no poner en riesgo a ninguno de los equipos nuestros y del resto de laSexta. Lo que estamos haciendo sobre todo es priorizar. Nos ha enseñado mucho el haber estado toda la pandemia trabajando en El Objetivo, que no descansó ningún domingo, nos ha servido de experiencia para saber cómo afrontarlo.
Pero también es verdad que ahora estamos en otro momento completamente diferente: hay restricciones, pero no en todo el país, y por eso vamos a estar muy pendientes de las últimas horas. Eso nos da también un músculo informativo interesante para la noche del domingo, ya que la gente quiere saber las restricciones que va a haber desde el día siguiente. Es una buena hora y un buen día para estar de nuevo en directo.
El primer entrevistado es Salvador Illa, una declaración de intenciones del que sigue siendo foco de la actualidad. ¿Ha costado que acepte, teniendo en cuenta su situación y las críticas contra él?
Es la primera vez que entrevisto a Illa, y no sólo no ha costado nada, sino que le hemos ofrecido una “doble entrevista” primero a mis preguntas y luego a las de los ciudadanos. Es un formato que ya hemos hecho otras veces, inspirado en el mundo anglosajón, y no sólo no ha puesto ninguna pega, sino que ha acepta venir. No me parece que sea de los políticos que se escondan. Vamos a ver cómo lo hace el domingo con los ciudadanos, porque eso sí que no lo ha hecho nunca, responder a la gente en directo.
Tras lograr por fin que Pedro Sánchez aceptase ser entrevistado, ¿ahora cuál es el político que más se resiste?
Pues en realidad hay unos cuantos. Diría que tengo la mirada un poco más allá de España, y por ejemplo Merkel es una de las espinas que no sé si me podré sacar, pero me encantaría poder entrevistarla. Este verano he visto un par de documentales sobre ella, y me parece un personaje fascinante y una política a la que vamos a echar mucho de menos en Europa cuando se retire. Así que pensando fuera diría que Merkel, y aquí todavía faltan algunos, sí.
¿Echando un ojo a Estados Unidos, le gustaría Alexandra Ocasio-Cortez?
Bueno, me encantaría Trump primero. Pero sí, ella también, claro. Me parece un personaje fascinante, hay cosas que me gustan de ella y otras no tanto, pero me parece que también tiene una entrevista. Primero se la haría a Trump, eso seguro.
Después de la entrevista a Illa algunos dirán que ha sido demasiado dura, y otros demasiado blanda, sea como sea. ¿Cómo llevas esa polarización cada vez más creciente?
Este fenómeno es algo que yo misma llevo viendo desde hace muchísimos años, desde la época de Los Desayunos, que ya se producía. Cuando entrevistas a alguien sus entornos consideran que has sido muy dura, y el entorno contrario que ha sido muy fácil. Pero bueno, también es verdad que yo muchas veces recibo mensajes en el teléfono móvil en los que ponen en valor que la entrevista ha sido dura, a pesar de que no es de su cuerda.
Más allá de la dureza o no de la entrevista, yo me pongo el objetivo de acertar en las preguntas, en el sentido de trasladar un poco lo que a la gente le esté preocupando, sobre todo si hablamos de la pandemia; Más que demostrar una dureza explosiva, tenga delante a Pablo Casado o a Pablo Iglesias, es acertar en las preguntas, eso es lo interesante. Luego es verdad que se producen momentos de tensión, o bien porque no responden, o bien porque yo insisto mucho. Pero creo que es importante acertar en las preguntas y dar en la clave de lo que a la gente le interesa.
¿El periodista en una entrevista como esta, y en general a cualquier político que en la actualidad gestione la pandemia, debe ser comprensivo con la situación inédita que vivimos, o reclamar las respuestas a los fallos?
No. Hay que ser comprensivo y empático sobre todo con la gente y con los ciudadanos que están viviendo la pandemia en primera línea. Y por eso este domingo podremos escuchar a médicos de atención primaria, a enfermeras, a gente que trabaja en la limpieza, en el transporte, en el comercio, en la hostelería... Hay que ser empáticos con la gente que está viviendo la pandemia. Y a los políticos hay que exigirles, uno que den la cara, que no todos lo hacen; y dos que expliquen sus decisiones. Claro que el Gobierno ha cometido errores, y hay que preguntarles por ello. Esto no es una cuestión de empatía por la política. A mí me da igual cómo me caiga el político, mi responsabilidad es otra, es intentar que den respuestas a los ciudadanos. La empatía hay que tenerla con la gente, intentar entender cuáles son las preocupaciones de la gente y acertar en eso. Pero no con el político.
Evidentemente los políticos son seres humanos. Aciertan, se equivocan, algunos incluso rectifican... Y en eso son también como los periodistas y otras profesiones, pero no me parece que haya que tener una especial empatía con los políticos para nada. En el periodismo anglosajón se dice que “no te levantas para hacer amigos”, y yo creo que desde el respeto se puede ser muy dura en las entrevistas. El que viene lo sabe, y lo entiende, y yo tengo la ventaja de que ya llevo mucho tiempo haciendo esto y para lo bueno y para lo malo ya saben cómo soy.
Insistes en el término “empatía”, ponemos otro sobre la mesa: la “indulgencia” del público. ¿Crees que hay algún político que la tenga? Porque siempre se os pide “darles caña”.
Es que eso me parece un mínimo democrático. Es normal que la gente exija que nosotros los periodistas hagamos bien nuestro trabajo y que por tanto los políticos también hagan bien lo suyo. La exigencia es muy necesaria, y no debemos relajarla cuando preguntamos ni tampoco cuando la gente nos exige a nosotros.
Y luego está la parte de la polarización, que sí me preocupa. Me preocupa que en este país parezca que nadie se entiende con nadie. Somos uno de los países con más polarización del mundo. ¿De verdad es imposible decir que Ayuso ha hecho algo bien? Pues no. Yo creo que ella, que determinó el cierre de colegios al inicio de la pandemia y fue la primera, acertó. Y lo mismo digo del Gobierno: ¿Lo ha hecho todo mal? Pues no, también ha acertado en cosas.
¿Alguna de las novedades de 'El Objetivo' va a orientarse justo a esto?
Vamos a hacer una apuesta, una especie de nuevo formato dentro del programa, que se llama “Tenemos que hablar”, y consiste en sentar a dos personas de la política o el poder para que puedan dialogar. Que desde luego piensan diferente, pero que no tienen por qué estar enfadados o enfrentados. Que puede haber casos que reconozcan que son acertadas. No hacemos mucho favor si la confrontación forma parte todo el rato del lenguaje, de la vida pública, de la manera de presentarte a los ciudadanos... Y no lo digo sólo en la política, también desde el periodismo.
¿Hay más novedades para esta temporada, o lo que funciona no se toca?
A parte de “Tenemos que hablar”, hemos hecho una ampliación del plató. Tenemos ahora 30 metros cuadrados de pantalla, porque si desde que nacimos somos un programa de datos, nos parece que la evolución de la actualidad requiere mejorar la visualización de datos. Ahora hay una parte del plató que van a ser pantallas enormes en las que vamos a poder ofrecer y explicar con contexto datos de lo que todo el mundo ahora está preocupado, desde la evolución epidemiológica, al cierre de colegios, y todo lo que nos está afectando. Pondremos más énfasis en los datos y en la explicación de los datos.
¿Cómo ves que cada vez más programas se sumen al fact-checking y las comprobaciones, hasta con secciones propias?
Fuimos pioneros y los primeros en entrar en el IFCN, que es la referencia internacional, donde somos el equipo español que está. A mí me gusta que cada vez más gente haga fact-checking, pero hay que hacerlo como dicta el protocolo internacional. Pero me parece que está muy bien. Cuando empezamos en el 2013, tuvimos críticas diciendo “y estos quiénes son para determinar lo que es verdad o mentira”. Nosotros no, lo determinan los datos. Y eso creo que se ha instalado más, hay cada vez más equipos en los medios de comunicación, y en eso laSexta, Newtral y El Objetivo han sido pioneros. Pero está bien. Si en los debates de las elecciones antes los hacíamos solos durante muchos años, y ahora los hacen más medios de comunicación, bienvenido sea. Todo lo que sea cazar mentiras, creo que es una buena noticia.
Hablabas de Newtral, que habéis cerrado un acuerdo con Filmin para crear contenidos, y anunciasteis la primera serie documental acuerdo con Filminde la Familia Real española
Desde el principio queríamos ampliar el número de clientes de la empresa, para tener más variedad, y aún no puedo contar quién es, pero también vamos a tener una novedad en cuanto a la verificación muy interesante.
Sobre la otra parte, la más televisiva y de plataformas, ahora mismo tenemos en marcha tres proyectos. Uno de ellos no puedo decir nada, pero los otros dos son el de la Familia Real y 'Tacón: El sueño real', que es un documental sobre fútbol femenino. Ambos están en marcha, estamos haciéndolos. Lo bueno que tiene disponer de un equipo tan diverso, en el que encuentras ingenieros y la apuesta por la tecnología y la verificación, y también toda la parte audiovisual, es que no paramos. Estamos a la expectativa de cómo es el otoño, pero tenemos por delante tres proyectos muy atractivos, y además lanzamos una novedad en podcast que se va a anunciar dentro de poco para explorar todos los formatos.