En pleno boom de las series de televisión, Jordi Frades (Barcelona, 1961) se presenta como una especie de rara avis dentro de la industria. Mientras sus compañeros celebran la llegada de las plataformas y, sobre todo, la posibilidad que éstas ofrecen de contar historias alejadas de lo tradicional, el director catalán reivindica que no todo deben ser ficciones complejas de ambición desmedida. “Me apetece hacerlas, pero también me gustan las series comerciales”, asegura en esta entrevista con Vertele, donde se muestra “cansado” de esas series que se venden como “un antes y un después” en la ficción televisiva.
Paradójicamente, su próxima producción, El nudo, no se verá en abierto sino en una plataforma. Aunque Atresmedia la anunció en un principio para Antena 3, finalmente la serie se verá al completo en ATRESplayer Premium a partir del 24 de noviembre. A partir de ese podremos adentrarnos en este thriller estrenar protagonizado por Cristina Plazas, Oriol Tarrasón, Miquel Fernández y Natalia Verbeke, que interpretan a dos parejas que, víctimas del destino, se cruzan para vivir un amor prohibido.
“A mí me apetecía hacer algo que no tuviera una carga densa, sino una serie humilde para pasar el rato viéndola. No hay más pretensión que esta y no creo que esto sea malo”, defiende Frades sobre El Nudo, el último trabajo de un curriculum que cuenta con títulos como La señora, La República, Isabel, La catedral del mar y Matadero.
Series, todas ellas, de Diagonal TV, productora para la que Frades también trabaja como director de desarrollo. De ahí que esté pensando constantemente en nuevos proyectos que llevar a la pequeña pantalla. Entre ellos, su ansiado deseo de hacer un Love Actually en forma de serie e, incluso, un Chernobyl a la española. “He pensado en hacerlo, pero cuando lo he comentado en algún sitio me han dicho: ”Buf, meterte en ese lío...“”
En la presentación vendisteis 'El nudo' como un thriller “ligero” y “agradable de ver”, despojándolo de cualquier tipo de ambición. ¿Por qué?
Porque la serie es lo que es. Me apetecía hacer algo que fuese entendible para todos los públicos y que tuviese un sello comercial que no fuese una losa, sino un valor extra. Que todo el mundo entendiera la serie para disfrutarla. Creo que el disfrute de esta serie no es tanto que tenga una trama aparatosa, sino ver cómo estos personajes se van metiendo en un lío detrás de otro. Y que sus vivencias sean tan parecidas a las que hemos tenido todos en la vida la hace cercana. Evidentemente, El nudo tiene otros factores argumentales y hay giros muy fuertes, pero yo estoy cansado de esto de “hay un antes y después de esta serie”. Te pones una piedra en la espalda que pareces de La catedral del mar.
El nudo es una serie ligera en el buen sentido, porque esto quiere decir que sus capítulos se pasan volando. Te enganchas, te ríes, a veces te emocionas.. Hay un capítulo que hasta parece una película de terror, porque pasamos por muchos géneros. Además, tiene una cosa muy interesante que son unos personajes que comentan la propia serie. Sus testimonios te hacen aportaciones que a lo mejor te giran lo que estás viendo. Aunque son personajes de la serie, funcionan como la maruja que está en casa o como el espectador que piensa que dónde vamos con esa escena que considera que es tan mala.
Es como si la serie fuese muy consciente de lo que es y de ciertas cosas que ocurren en ella.
A mí me apetecía hacer algo que no tuviera una carga densa, sino una serie humilde para pasar el rato viéndola. No hay más pretensión que esta y no creo que esto sea malo. Como ahora estamos rodeados de plataformas parece que tenemos que ponernos estupendos y hacer series densas. El nudo, sin embargo, tiene un estilo deliberadamente noventero.
Yo pedía a mi director de fotografía (Teo Delgado) que hiciese una luz muy de los 90, con esos fucsias, esos verdes y esos azules. Ahora hay una tendencia a quitar el color de las series y que parezcan todas muy nórdicas. Y a mí me apetecía subir el color con elegancia, que hubiese poca música y que Juan Navazo (responsable musical de 'El Nudo) hiciese algo entre Green for danger (Sidney Gilliat, 1946) y Blade Runner (Ridley Scott, 1982). Que para un thriller melodramático era un poco raro porque es una música que no subraya y que crea atmósfera. Toda esta suma de fotografía, música y decoración hace que la serie tenga una factura curiosa.
'El nudo' se anunció en un principio para Antena 3, pero finalmente se emitirá al completo en ATRESplayer Premium. ¿Cómo valoras esta decisión?
Creo que la pretensión de la plataforma es dar lugar a primicias, que puedas ver la serie antes de que se emita en abierto, de seguido y sin publicidad. La plataforma es muy reciente y no tenemos claro si va a tener una línea editorial distinta de Antena 3. Pero cuando la serie se anunció para Antena 3 se habló de pensar en ese público que a lo mejor no mira las plataformas, pero sin ser excluyentes. Queríamos incorporar a todo el mundo, y este ha sido el gran reto: intentar hacer una serie que sea de plataforma pero a la vez de abierto y que pueda gustar a mi madre y a un chaval joven. Esto ha sido lo más difícil. Yo he pasado momentos complejos en los que me he preguntado dónde estaba el límite.
Digamos que todos los que nos dedicamos a esto somos expertos en televisión, y cuando eres experto en algo y has visto mucho de eso te gustan las cosas novedosas. Y cuando algo no es tan novedoso te llama menos la atención. Pero esto puede ser un peligro, porque podemos acabar siendo tan eruditos que nos alejemos de la gente. Y no hay que olvidar al público, porque es nuestro cliente.
Pero no deja de llamar la atención que 'El nudo' vaya a ser la primera serie original de ATRESplayer Premium porque, al menos al principio, tenía una vocación más propia de la televisión en abierto. A lo mejor 'La Valla', que pretende ser más novedosa, encaja mejor en el concepto de plataforma.
No sé qué ha llevado a Atresmedia a tomar esta decisión. Creo que cuando vieron los dos primeros capítulos de El nudo se llevaron una sorpresa, porque se encontraron con una serie que atendía al encargo de hacer una serie para una cadena en abierto pero que, además, tenía un plus que la acercaba a un público más de plataforma. Creo que ha sido eso.
Yo he hecho una serie pensando en el abierto, pero yo no vivo en los 80 ni en los 90. Vivo en 2019 y todos tenemos unos referentes actuales. ¿Por qué esta serie tiene que ser para plataforma? ¿Por qué no puede ser en abierto? Visual y tonalmente, El nudo es una serie interesante, y cuando tienes una buena historia da igual que sea o no para una plataforma. ¿Qué pasa, que tiene que ser lenta para encajar en una plataforma? ¿Tiene que ser aburrida? ¿Tiene que ser trascendente? Netflix está lleno de series que podrían estar en abierto. Y creo las series que mejor le deben haber funcionado a Movistar son las que podrían haberse emitido en abierto. Hierro es un ejemplo clarísimo. Es una serie bien hecha, bien interpretada y bien escrita.
Lo bueno de las plataformas es que puedas tener más recursos, más tiempo, más presupuesto y más libertad. Aunque yo libertad he tenido siempre, tanto en Antena 3 como en TVE, que son las dos cadenas en abierto con las que he trabajado. Esta diferencia entre plataforma y abierto nos pasó a todos los que nos dedicamos a esto cuando las primeras llegaron a España. Cuando Netflix y HBO llegaron a España pensamos: “Ostras, HBO. Ahora vamos a poder hacer Los Soprano”. A ver, no nos volvamos locos. Primero hay que saber hacer Los Soprano. Hay que ser David Chase. A veces nos creemos que, como vemos muchas series, las sabemos hacer. Y una cosa es leer a Dostoievski y otra es escribir como él.
¿Y qué papel juega el espectador en todo esto? Porque la gente puede ver las series con unos ojos u otros en función de dónde se emita.
Yo creo que hay un rollo snob con las series de televisión. Está de moda ver series. Vas a un restaurante y la gente en las mesas habla de series. Esto antes no pasaba. Se hablaba de OT o de otras cosas.. Que las series estén de moda tiene una parte muy positiva, que es que se ven más. Pero también tiene una parte un poco perversa, que es la estupidez de ver quién ha visto la serie más rara. Ves una serie que tardas en encontrar dos horas en el catálogo de Netflix, la recomiendas en Twitter y eres el estupendo que aconseja a la humanidad sobre qué serie ver. Estas cosas pasan, pero creo que deberíamos relajarnos todos.
Esta eclosión de series es una oportunidad, pero está provocando que, como la gente ve tantas series, todo el mundo sabe de televisión. Entonces, tú estrenas una serie y a los 10 minutos te están dando clases en Twitter todos los espectadores. Que no pasa nada, porque el espectador es el dueño de la serie. Tú puedes haber hecho una serie, pero él es el que dice si le ha gustado o le ha parecido una mierda.
La llegada de las plataformas ha afectado a las series en abierto, que cada vez tienen más difícil reunir a millones de espectadores delante del televisor. ¿Cómo ves su presente y, sobre todo, su futuro en las cadenas generalistas?
Creo que pasan varias cosas. Que las series en abierto ya no llegan al 20% de share por las plataformas es cierto, pero también creo que hay una coincidencia temporal entre la llegada de las plataformas y la decisión de empezar a emitir las series en abierto a partir de las 23:00. Las plataformas no inciden en el porcentaje de share. El 100% de antes sigue siendo el 100% de ahora o de hace 10 años, porque es el 100% de la gente que está viendo la televisión en abierto en ese momento. Las plataformas no cuentan en el cómputo de audiencias.
Entonces, ¿por qué bajan los porcentajes de share? La última serie que yo hice que empezaba a las 22:15 fue Isabel, y tenía unos datos muy altos porque estaba en prime time. Ahora las cadenas tienen eso que llaman access prime time, pero eso no es prime time. Un access prime time no puede empezar a las 22:15.
A mí lo que me dice la gente de mi alrededor es que las series empiezan muy tarde. Ya es difícil, dentro del momento en que vivimos, que la gente las vea con publicidad teniendo la opción de verlas del tirón y cuando quieran. Y si encima le ponemos un horario tardío, pues es más difícil. La gente tiene que tener mucha militancia para ver una serie en abierto. Le tiene que gustar mucho para seguirla.
Nosotros hacemos series argumentales en las que se trabaja mucho el guion, pero en las que te pierdes si no ves un capítulo. Es el problema del abierto. Esto nos ocurrió con Matadero, que pasó de ser el mejor estreno de ficción del año a bajar y bajar. Bajó porque dos capítulos coincidieron con el Barça-Madrid y otro con el Barça-Sevilla de la Copa del Rey. Parece que esto no tiene importancia, pero te pillan 20 minutos de capítulo con un partido de fútbol y la gente vuelve y ya no sabe de qué va la serie. Dice: “Ya la veré luego”. Pero luego no la ve porque hay mucho que ver.
Este es el panorama que tenemos. Todos estamos dándole vueltas al tema buscando alguna solución, viendo por dónde tenemos que ir y si tenemos que hacer series más o menos elitistas. Yo creo que hay que hacer buenas series y luego... puff. Siempre ha sido así. Cuántas series se han hecho, incluso yo mismo, que pensabas que iban a ser un antes y un después, con un elenco potente y todo a tu favor y te pegas un hostión.
Hay un caso muy significativo de la temporada pasada que es el de 'La caza. Monteperdido'. Una serie poco pretenciosa que funcionó bastante bien en TVE.
Funcionó porque Monteperdido es una muy buena serie. Su gran éxito, como ocurre con El nudo, es que tiene una pretensión comercial en un momento en el que todo el mundo quiere hacer productos de plataforma. Y han dado en el clavo. La gracia de Monteperdido es que han sido muy trabajosos en cuanto al argumento, pero muy humildes en cuanto al formato. No han querido hacer fuegos artificiales, y eso ha dado como resultado una serie que entiendes y te engancha ambientada en un paisaje maravilloso. Eso también la ha pasado a Hierro, que es una serie que tampoco pretende cambiar el mundo pero que te presenta a una juez distinta, interpretada además por Candela Peña. Y al final esto es así de simple o así de complicado.
A mí me hizo gracia leer que Monteperdido era una serie fácil. Pero de fácil no tenía nada. Es muy complicado conseguir que la gente se enganche con un thriller. El thriller es un género muy puto porque enseguida caes en la lentitud. Te pones estupendo a base de luces oscuras, lentitud, miradas y tensión. Y esto hace que la gente acabe pidiendo que los personajes sean un poco más normales, no tan outsiders.
¿Podría ser una solución para las series en abierto hacer capítulos autoconclusivos?
Esto se habla mucho con las cadenas cuando presentas un proyecto. Yo creo en las series autoconclusivas. Nosotros presentamos un proyecto policíaco al estilo Harry El Sucio en el que cada capítulo era un caso diferente. Pero enseguida nos pidieron que hubiera una trama transversal, un enganche. Y yo lo entiendo, pero si te pierdes un capítulo qué haces. ¿Por qué existe un fenómeno como La que se avecina? Porque el argumento da un poco igual. Tú la pillas empezada y te echas unas risas. Si te has perdido un capítulo, el siguiente lo entiendes perfectamente porque la serie funciona como una sitcom de mayor duración. Por eso puedes verla siempre que quieras.
Es cierto que no genera un enganche argumental, pero si consigues generar un enganche de personajes también mola. Porque al final lo que engancha son los personajes, las tramas están todas hechas. Para mí lo más brillante de Paquita Salas es ese grupo de gente que ha creado, con la que te encantaría irte a tomar algo y conocerla mejor. Eso es muy bueno más allá del argumento. Los argumentos de Paquita Salas son maravillosos pero a veces irrelevantes, lo poderoso es el personaje y sus situaciones.
Y Paquita Salas tiene esto de que, siendo la gran serie transgresora de plataforma, te ves un capítulo, se te caen unas lagrimitas y te preguntas cómo puede ser que yo esté viendo a este chico disfrazado haciendo este personaje tan extremo y me toquen en el corazón de verdad. Me parece de una sabiduría brutal.
Has comentado en alguna ocasión que te gustaría hacer un 'Love Actually' en serie, pero que nadie te compra el proyecto.
Nadie lo compra porque es muy difícil hacerlo. Yo tengo una comedia romántica en la cabeza y la he intentado llevar a cabo varias veces, pero reconozco que ya cuesta desde el propio guion. Cuesta porque tienes que encontrar a alguien a quien le encante la comedia romántica. Y como es una cosa cursi... A mí es un género que me encanta. Cada Navidad veo Love Actually (Richard Curtis, 2003) y acabo llorando, así que encantaría encontrar un proyecto que tuviera esa esencia. Eso es lo que me ha gustado, por ejemplo, de Pequeñas coincidencias, que tiene un punto de comedia romántica.
En este país, por desgracia, lo comercial siempre ha estado marcado salvo los grandes eventos comerciales que tienen una pátina autoral, como puede ser Amenábar y Bayona, que están en otra liga. Pero en esta época de plataformas parece que todos tenemos que hacer series de drogas y oscuras. A mí esto me apetece, pero también me gustan las series comerciales.
¿Cambió mucho vuestro trabajo cuando Atresmedia decidió que la serie se emitiría en ATRESplayer Premium?
No, porque ya estaba hecha. No cambió nada. Mis disputas con Nuria [Bueno, guionista de El nudo] eran más sobre el tono de la serie. Al principio yo quería hacer algo al estilo Big Little Lies, pero luego nos alejamos de eso. Aunque quedaron cosas como los testimoniales, que estaban en Big Little Lies y en Maridos y mujeres (Woody Allen, 1992). Somos espectadores de televisión, y como tales, nos quedamos con cosas que nos gustan.
'The affair' también parece un referente para hacer 'El nudo'.
Sí, pero yo no fui consciente de eso porque yo The affair no la había visto. Cuando me la mencionaron me puse la serie y pensé que tenían cosas en común, pero no fue algo deliberado. Estéticamente me guié más por Big Little Lies. Con sus diferencias, porque las ideas vienen de lugares absurdos. Los colores fucsias de El nudo se deben a que vi el póster de Bohemian Rhapsody (Bryan Singer, Dexter Fletcher; 2018), me encantó y dije que yo quería hacer la serie con esos colores.
'El nudo' es tu proyecto más inminente ¿pero qué otros tienes en marcha?
Tenemos varios proyectos, aunque vendidos creo que ninguno. Tenemos un melodrama y la comedia romántica, que sigue siendo el escollo que a mí me gustaría hacer. Y en caso de hacer algo algo de terror me decanto más por hacer una película como si fuese para Netflix. Es muy cutre, pero me gustaría hacer un remake de El ataque de los muertos sin ojos (Amando de Ossorio, 1973), que es una obra maestra. Me encantaría hacerlo.
Las película originales de Netflix a veces se prestan a propuestas de este estilo.
Netflix tiene de todo, así que me gustaría hacer esta gamberradita y ambientarla en los 70 con un tono de terror pero que te ríes, que es la percepción que tienes ahora cuando ves estas películas. En algunos casos han envejecido muy mal, pero otras como Pánico en el Transiberiano (Eugenio Martín, 1972) siguen siendo igual de terroríficas a día de hoy.
También he pensado en cosas más oscuras, pero son muy difíciles de vender porque son polémicas. He pensado en hacer un Chernobyl, pero cuando lo he comentado en algún sitio me han dicho: “Buf, meterte en ese lío...”
¿Un 'Chernobyl' sobre otro hecho en concreto?
Sí, pero no lo voy a contar. Pero esto nos pasó con Jesús Gil. Nosotros presentamos un proyecto para hacer una serie sobre Jesús Gil hace un año y medio o dos, y de repente ves El Pionero.
'El Pionero' empezó a gestarse hace justo dos años.
Sí, debimos empezar a la par. Y es curioso, porque nosotros no presentamos el proyecto a HBO porque pensamos que no les encajaría. Nunca sabes. Ahora hay muchas ventanas y mucha gente presentando proyectos. Y colocar un proyecto... puff. No sabes qué quieren. Te reúnes y te dicen que quieren una comedia juvenil. Te encierras a trabajar pero, claro, no lo puedes tener listo al día siguiente porque tienes que encontrar la idea y el guionista que te la desarrolle. Entonces, cuando vas a presentarlo te dicen que ya tienen muchas comedias juveniles y que les interesa otra cosa.
Y a la vez que os piden una serie a vosotros se la están pidiendo a otras productoras.
Efectivamente. Al final lo mejor es hacer lo que te apetezca hacer pasando de lo que ellos puedan tener en la cabeza. Si les llevas algo que les gusta, aunque tengan veinte proyectos parecidos, te lo compran.