El error de Bertín Osborne que cada vez se repite más en Mi casa es la tuya
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El formato de Mi casa es la tuya en Telecinco o En la tuya o en la mía de TVE se estrenó en 2015 con varios reclamos: el regreso de Bertín Osborne a televisión, entrevistas a invitados de lujo y el descubrimiento del interior de sus hogares.
Esos tres ingredientes, además de la exquisita realización, convirtieron a la apuesta en el programa revelación de entonces. Con unos datos altos que, como es habitual en la pequeña pantalla, se han ido desinflando a lo largo de estos dos años.
Pero esto no solo responde al desgaste que sufren la mayoría de espacios, también es fruto del olvido de uno de sus grandes ingredientes: visitar la casa de los entrevistados.
Y es que ya son muchas (demasiadas) las entregas en las que Bertín abre la puerta de su lar para entrevistar al invitado de turno que se sienta en el mismo sofá y come en la misma cocina que ya tenemos muy vista.
¡Macho, es que ya ni cuela el running gag de los fogones!
El interés podría haber sido mayor y la audiencia haber acompañado si Osborne hubiera entrado a casa de Aznar y pudiéramos haber husmeado en su decoración, en sus habitaciones y vivido una aparición fugaz de Ana Botella, cual Sara Carbonero. ¡Si es que en el hogar de otros siempre podemos vivir más sorpresas!
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También nos hubiera encantado descubrir el interior de la casa de Rosa López, de Paz Vega y Jesús Castro, de Chiquito de la Calzada y por supuesto, de Íker Jiménez y Carmen Porter... ¡por Dios, qué se debe sentir en esa casa!
Seguramente, la imposibilidad de entrar a estos lugares responda a motivos de producción y otras problemáticas, pero el programa no debería acomodarse en casa de Bertín, sino volver a batallar por lograr que conozcamos al invitado y a su hogar.