Fue Friedrich Nietzsche quien popularizó el concepto del “eterno retorno” para defender que la Historia, lejos de ser lineal, es cíclica. Que el Universo no avanza hacia adelante sino en círculos, reviviendo en el presente los mismos hechos que presenció en el pasado.
Uno de los antecesores del alemán en el conocimiento filosófico, René Descartes, pondría en duda tal razonamiento, pero la verdad es que, al menos en España, el “eterno retorno” es una realidad incontestable.
Y es que cada año acabado en 0, los ciudadanos y ciudadanas de nuestro país tienden a emitir un mismo grito pegado a la más rabiosa actualidad. Ya sea en casa, en la calle o en el trabajo, la gente repite la misma cantinela sin un final en el horizonte. La pesadilla comenzó en el 2000, cuando los 'Pedros' de toda España (incluido el que escribe estas líneas) 'maldijeron' a Penélope Cruz tras anunciar que “¡Pedroooo!” Almodóvar había ganado el Oscar a la mejor película de habla no inglesa por Todo sobre mi madre.
No porque no se alegraran (alegráramos) del triunfo del manchego, sino porque llamar '¡Pedroooo!' a cualquier tocayo suyo se convirtió en una (cansina) costumbre que hoy, con la de Alcobendas confirmada para anunciar el Oscar a la mejor película internacional, promete volver a la palestra si Almodóvar saborea de nuevo la gloria con, valga la redundancia, Dolor y Gloria.
El monopolio de aquel “¡Pedrooo!” como grito nacional duró apenas un mes. lo que tardó Jorge Berrocal en preguntarse que quién le estaba poniendo la pierna encima para que no levantara cabeza en la casa de Gran Hermano 1. “¡Quién!”, añadió el concursante para completar una frase que, dada su genialidad, no necesitaba justificación alguna para ser vociferada por la gente.
10 años después de aquel momento, y con la expulsión de María José Galera ya superada, las siguientes grandes 'víctimas' del griterío nacional fueron José Antonio Camacho y Andrés Iniesta, cuyos nombres quedaron ligados para siempre el 11 de julio del 2010, cuando Camacho exclamó su célebre “¡Iniesta de mi vida!” en la final del Mundial.
Aquella eufórica reacción tuvo tal impacto que el exseleccionador nacional pasó a ser más conocido por su espontáneo grito que por su dilatada trayectoria en el mundo del futbol. De paso, sus cuatro palabras tornaron en coletilla recurrente cada vez que Iniesta protagonizaba una acción de mérito sobre el césped, ya fuese con el Barcelona o con la selección. Una 'penitencia' que el resto de 'Iniestas', como los 'Pedros' en la década anterior, sufrieron con suma intensidad en los meses siguientes. Suponemos que entre ellos el otro gran Iniesta de España: Robe, el líder de Extremoduro.
“¡Estefanía!”, un grito que reivindica la TV en abierto
Ahora, en el tercer año acabado en 0 del presente siglo, otro grito retumba nuestros oídos hasta la saciedad. Hablamos, claro está, del “¡Estefaníaaa!” que pronunció Christofer en La isla de las tentaciones. Una llamada de amor desesperada que ha acabado por convertirse, ahora con su emisión en Telecinco, en el nuevo grito preferido de la gente, que lo ha hecho viral en un abrir y cerrar de ojos.
Con su constante repetición, los espectadores del programa han hecho que llamarse Estefanía no sea nada fácil en estos momentos. Y menos aún cuando el susodicho grito ha traspasado las fronteras de Mediaset para dejarse oír en emisiones televisivas de lo más variopintas.
El sábado, por ejemplo, se escuchó en uno de los momentos álgidos de la gala de los Goya: justo antes de anunciarse el premio a Mejor actriz.
El domingo, en otra gala de TVE como fue la de OT 2020, alguno de los presentes en plató emuló a Christofer para apuro de Roberto Leal y desconcierto de Nia, que no entendió el alboroto que se formó entre el público.
Para redondear este fenómeno televisivo, la moda de decir “¡Estefaníaaa!” ha llegado a El Hormiguero, a conferencias políticas -así lo ha asegurado Benjamín Prado en la Ser- y hasta a contextos tan poco propicios como las riadas de Málaga, donde ha habido gente que, siguiendo aquello de que “al mal tiempo, buena cara”, ha hecho la gracia mientras quitaba barro de su propiedad ante las cámaras de televisión.
En concreto, las de laSexta Noticias, última 'víctima' de un grito que demuestra que en España, cuando nos da por algo, nos da muy fuerte. Y también que, por mucho que quieran enterrarla, la televisión en abierto sigue viva, sigue siendo influyente y sigue teniendo mucho que decir. Aunque sea “¡Estefaníaaa!” una y otra vez.