Y llegó el momento: La Voz se ha estrenado en Antena 3. Después del “bombazo” que fue el anuncio de su cambio de cadena y la intensa promoción que han hecho, el formato de Boomerang ha regresado a nuestra televisión.
Lo ha hecho con Paulina Rubio, Luis Fonsi, Antonio Orozco y Pablo López, un cuarteto de coaches que quizá son los que mejor sintonía han tenido nunca y un casting de artistas que sigue demostrando que por muchos concursos musicales que existan, aún habrá más talento en la calle esperando a ser descubierto.
Y, sobre todo, llegaron los cambios que sí han estado a la altura del “mayor espectáculo de la televisión”, pero no acaban de garantizar suplir el desgaste de nueve ediciones anteriores.
Lo mejor del estreno: escenario de impacto, bloqueo y coaches
La Voz en Antena 3 demostró que no depende de la cadena el ser “el mayor espectáculo de la televisión”, sino de su propia esencia. Y esta nueva oportunidad la han aprovechado: apostando por un imponente escenario (el mayor del formato en Europa) que desde la actuación de los coaches en el arranque ya daba un golpe en la mesa.
La realización, la iluminación, el sonido... en definitiva, toda la presentación fue una declaración de intenciones: si esto no enamora, no será porque no hemos puesto toda la carne en el asador.
Y como guinda: la elección de cuatro coaches que parecen tener la mejor química de todas las ediciones. Con papeles bien perfilados como el de Paulina siendo la mujer empoderada (a la que aludía para convencer a las artistas), Luis Fonsi encarnó al dulce galán latino, Pablo López fue la inteligencia serena y Antonio Orozco nos obsequió con su toque de humor.
Desde luego, con ellos y el espectacular envoltorio, el show estaba servido.
Lo peor: concursantes poco identificables (y adictivos)
Y aunque el ritmo de la entrega ha sido bueno, escogiendo con atino el orden de actuaciones que iba sorprendiendo con bloqueos, batallas por los artistas, telones, plenos, etc. El protagonismo exagerado de los coaches frenaba la presentación de concursantes y la identificación con ellos.
Si ahora hemos aprendido que la magia de los talents reside en descubrir a sus joyas desconocidas, en seguirlos las 24 horas (en un canal de Youtube y no de Atresplayer), que nos acompañen durante el día, para empatizar con ellos y hacernos adictos a nuestros favoritos, eso se hace imposible en La Voz. Porque, la presentación de cada uno es insuficiente y queda oculta bajo el foco constante de sus “mentores”.
El formato sigue pareciendo una promoción de los famosos más que una oportunidad para los nuevos talentos, de los que nos olvidamos en cuanto hacen su elección.
Por lo que, si no eres fan de Paulina, Orozco, Fonsi o Pablo, quizá el botón del bloqueo no sea suficiente para quedarte a ver algo que ya se fue desgastando en sus nueve ediciones anteriores.
Lo neutro: Eva González
Eva González era el primer rostro que mostraba el estreno, acompañada por un monólogo en el que expresaba lo que significaba para ella esta oportunidad: “Ilusión, vértigo, adrenalina... un salto al vacío”.
Aunque, al menos en la fase de las audiciones, su papel ha sido muy discreto. Quizá demasiado. Limitándose a acompañar a los artistas en su historia y a su familia mientras ellos actuaban.
Sí que dejó ver la cercanía con todos ellos, la emoción que no podía contener y transmitía su pasión por la música. Pero aún es pronto para opinar sobre si es realmente un “salto al vacío” o se queda en un sencillo cambio de programa.
Un arranque triunfal con primer “vozarrón” y bloqueo a Paulina
La entrega arrancaba con una primera actuación que hacía un all in: primera actuación, primer pleno y primer bloqueo.
La malagueña Linda sorprendía a los coaches con su particular versión de Issues, cual “clase de voz”, según Fonsi.
Menos Paulina Rubio que había quedado bloqueada por sus compañeros para no poder escogerla, el resto desplegaba sus encantos para convencerla.
Pero era Fonsi - ya se sabe cuál es la suerte del principiante- el que se arrodillaba en el suelo y se la llevaba.
Flechazo entre coach y artista
El sentimiento de Palomy de Ciudad Real cautivó de inmediato a los tres hombres, dejando a Paulina como la única que no giró la silla.
La artista se emocionaba, tras haber intentado llegar a las audiciones otros años y ahora ver a tres coaches interesados en ella. Había confesado desde el principio que su debilidad era Pablo López, autor de la canción que escogió para la audición.
El propio coach le pidió que cantara al piano y junto a él su Ángel caído. Tras emocionar al público, los dos se abrazaron y ella anunció lo esperado: “Me voy contigo al fin del mundo y hasta me caso”.
Arriba el telón y confusión de voces
Sonaba el City of Stars en una voz muy especial que hizo girar a todos los coaches excepto a Pablo López. Creían que eran “muchísimas voces en una” y sobre todo femeninas, hasta que bajó el telón y descubrieron que solo se trataba de un artista y masculino.
Era Juanfran de Jaén que saltaba de alegría al ver que había logrado convencer a tres. La personalidad de su voz la asimilaron a un musical de Broadway. Y acabó yéndose con Orozco.
Primera cantante con chelo en la historia del programa
Keila lograba un nuevo pleno gracias a su voz “de seda” - como definió Fonsi- y a ser la primera en cantar y tocar el chelo en unas audiciones.
La tarraconense logró que se giraran los cuatro coaches que lucharon sin piedad por ella. Hasta que esta se decidió por Pablo López que, con solo la frase: “Tengo un mal día y me lo acabas de arreglar. Si tú también lo tienes, yo también te lo arreglaré”, la convenció.
Domingo y Roy alegran a Fonsi
Paulina y Fonsi alucinaron con los particulares Domingo y Roy que interpretaron el Summertime.
Un venezolano y otro madrileño que crearon un ambiente especial en plató durante su actuación, por la que obtuvieron hasta las disculpas de los otros coaches por no girarse.
Finalmente se decantaron por Fonsi.
Los no elegidos
El formato demostró que por ser profesional no se tienen más posibilidades: así lo vimos con Andrea, una peruana que trabajaba en musicales como Fama, El Guardaespaldas y West Side Story y aún así no logró que ninguno se girara.
Tampoco convenció la Rocío de Aranjuez, o como ella misma se presentó: “La primera cantaora de flamenco y copla transexual”. Aunque interpretó un sorprendente Hoy quiero confesar, los coaches le explicaron que ese género no les convencía.