El 25 de febrero de 2021, José Manuel Pérez Tornero fue nombrado en el Congreso de los Diputados nuevo presidente de RTVE. Lo hizo con titulares triunfalistas por haber sido un candidato de consenso, e incluso entre los trabajadores de la corporación a los que consultó verTele se le veía como una esperanza por su “perfil transversal y moderado” en un contexto que ya se percibía muy diferente.
Porque la realidad es que los partidos políticos hicieron fracasar el concurso público, y el nombramiento de Tornero se incluyó en un acuerdo político entre PSOE, PP, Unidas Podemos y PNV para designar a los diez nuevos consejeros de RTVE. El “engaño” a los trabajadores de la corporación hizo que ya entonces (y no solo ahora, pese a las críticas que está recibiendo el Consejo de Informativos) sus profesionales denunciasen el reparto político y manifestasen su decepción.
Pese a todo, y tras una etapa de Rosa María Mateo como administradora única “provisional” que iba a durar tres meses y se alargó casi tres años -y que más tarde fue declarada inconstitucional-, se suponía que Pérez Tornero iniciaba una nueva era de estabilidad, con un mandato de 6 años que por lo tanto iría más allá de los ciclos electorales de 4 años. De nuevo la realidad ha sido muy diferente: este lunes 26 de septiembre, tras apenas 1 año, 7 meses, y 1 día, Tornero anunciaba su dimisión tras una cadena de polémicas que ya hemos analizado y no volveremos a repetir.
Con Elena Sánchez Caballero ya nombrada como presidenta interina en su sustitución, y mientras las repercusiones sobre la dimisión de Tornero se centran sólo en lo político, desde verTele queremos realizar un análisis más televisivo, en base a su gestión y pensando en su importancia para el futuro de RTVE si realmente se quiere tener una radiotelevisión pública consistente y útil.
Como realizar análisis a posteriori puede resultar muy sencillo y ventajista, en su lugar seguiremos los mismos seis retos sobre su mandato que ya escribimos antes siquiera de que el Senado refrendase su aprobación un mes después que el Congreso, concretamente el 24 de marzo de 2021. Partiendo de esas perspectivas de futuro que establecimos entonces, puede repasarse cómo ha gestionado Tornero su presidencia de RTVE, por supuesto sin olvidar que no ha tenido todo el tiempo del que en un principio iba a disponer.
1) Revertir la imagen de falta de independencia
Resulta incluso doloroso analizar si RTVE ha logrado ser vista por los espectadores como más independiente, porque la situación parece haber ido a peor. En su carta de despedida, Tornero señaló directamente como único motivo de su adiós a la división en el Consejo de Administración, precisamente el órgano del que mana el “reparto político” de los partidos. Fuentes consultadas por verTele ya explicaron que Tornero había pasado del consenso a aproximarse a las propuestas de los consejeros del PP, pasando a una gestión más autoritaria y despótica que finalmente le hizo perder la confianza del Consejo y precipitó su dimisión. Un juego a dos bandas que se aleja de esa “tabla de salvación” a la que se agarraban en un principio los profesionales de RTVE al pensar en su labor en medio de un Consejo tan politizado.
2) Mediar y acordar en su politizado Consejo
Al mismo hilo, esa esperanza que los trabajadores de la corporación tenían en su perfil para el Consejo fue solventada por Tornero en su carta de despedida: “He constatado que, dentro del máximo órgano de administración de RTVE -y pese a los esfuerzos ímprobos realizados por algunos de sus componentes- ya no se dan las condiciones mínimas para el consenso transversal, ni para la conformación de una mayoría plural, estable y coherente; y, en muchas ocasiones, ni tan solo el clima propicio al diálogo que necesitamos para culminar el proyecto”. En un principio logró consensuar sus decisiones, pero su cambio de rumbo en la gestión pronto le hizo tomar parte por uno de los dos bloques en los que desde el principio se dividía el Consejo como consecuencia del acuerdo político.
3) Su proyecto de gestión: dudas y apoyo político
En este reto hablábamos en marzo de 2021 sobre que su labor estaría “supeditada al apoyo político que reciba y a su consiguiente financiación”. El apoyo político ya hemos visto cómo ha acabado, y respecto a la financiación y situación económica basta decir que la deuda de la corporación alcanza ya los 588 millones de euros, y que el Gobierno recortó un 6% el presupuesto para RTVE en este año (desde 473 a 445 millones de euros). Pese a ello, en su carta de adiós Tornero parece achacar esa situación financiera solo al legado que recibió, ya que presume de que “hemos mejorado nuestra salud financiera y productiva; avanzado en el saneamiento económico (con casi treinta millones de euros de beneficios en 2022 y la perspectiva de equilibrio en 2023)”.
Televisivamente, el aspecto más importante es en qué ha invertido la financiación. Y lo cierto es que la gestión de Tornero deja hipotecado el futuro de RTVE en manos del fútbol. En verTele ya hemos analizado cómo la cadena pública lo ha fiado todo a los grandes eventos, especialmente futbolísticos. Aunque la cadena de momento se niega a desvelar cuánto ha pagado, cuando desvelamos que se había hecho con el Mundial de Qatar 2022 ya situamos su puja en torno a los 35 millones de euros (pese a que solo emitirá 19 ó 20 de los 64 partidos de la competición), y después llegó la final de la Champions League, o los derechos de la selección española, la Eurocopa 2024, la Eurocopa femenina 2025, las dos Eurocopas masculinas Sub-21 de 2023 y 2025, o las dos finales de la UEFA Nations League, entre otros contenidos; que en total alcanzarían los 200 millones de euros en derechos deportivos.
Esos eventos dan un innegable impulso a las audiencias, pero de forma puntual, y además no pueden ser rentabilizados por una cadena que no emite publicidad. Mientras tanto, la parrilla diaria de La 1 para la temporada actual ni siquiera se había presentado al Consejo de Administración, la Dirección de Antena y Programación seguía vacante (como explicó El Mundo), un clásico como Cuéntame ha llegado a su fin de mala manera (sin saber aún cómo se despedirá), se ha cancelado Maestros de la costura, ninguna de las novedades han funcionado en audiencias, y la única gran apuesta a la que se destinan 9 millones de euros, Dúos increíbles, no ha tenido un arranque en el que se pueda confiar. Todo para eventos, olvidándose del día a día de la cadena, que sigue provocando que La 1 transite su peor crisis histórica de audiencias, promediando de momento el que es el año más bajo de toda su historia.
4) Avanzar en modernización, digitalización... y transversalidad
En su primer cara a cara con periodistas, en junio de 2021, Pérez Tornero situó a RTVE Play como eje central de su nuevo proyecto. Más tarde, apenas se promocionó la plataforma y se redujo su personal y su financiación, incluso con el Comité de Auditoría de RTVE abriendo un procedimiento por el presunto desvío de una campaña hacia La Gran Consulta, lo que generó la salida de un histórico como Fran Llorente. Mientras las plataformas han adquirido más y más poder en el sector audiovisual, RTVE ha arrinconado a la suya en vez de convertirla en la punta de lanza de su futuro. Tras su dimisión, incluso miembros del equipo de Playz han lamentado el “ahogo” y el “acoso” a su labor durante la presidencia de Tornero.
Al mismo tiempo, La Gran Consulta, apuesta personal de Tornero junto a su Directora de Comunicación y Participación, María Eizaguirre; se ha saldado con 133.000 respuestas (en su carta de despedida el ya expresidente celebra que “cientos de miles de ciudadanos participen”) tras dedicarle un presupuesto de 1.046.670 euros, más otra licitación de algo más de 100.000 euros para alargarla, y recorrer 30 ciudades en 10 meses, entre el 30 de agosto de 2021 y el 7 de julio de 2022. Por el momento, no hay ningún informe oficial sobre los resultados de La Gran Consulta, ni se ha elaborado el Libro Blanco.
5) Plantilla, interinos y externalizaciones
La presidencia de Tornero se ha caracterizado por enfrentarse frontalmente y varias veces al Consejo de Informativos, órgano oficial regulado por la ley que representa a los periodistas de RTVE. Pero también con periodistas históricas de la corporación como Anna Bosch (a la que llamó a su despacho para amedrentarla, y de la que más tarde aseguró que había “manipulado los hechos” y negó las “injurias, falsedades y bulos” de la periodista y el CdI). Tras su dimisión, los Consejos de Informativos se han manifestado en distintos comunicados que realizan valoraciones negativas de la gestión de Tornero, no cayendo en los análisis políticos que se están realizando. Así lo han hecho desde TVE, desde RTVE.es, y también desde RNE. Con sus especificaciones por cada medio, todos coinciden en la dureza para hablar de la labor de Tornero, y en la necesidad de despolitizar RTVE.
Durante su mandato tampoco se ha llegado a cerrar las esperadas oposiciones de RTVE reclamadas por trabajadores y sindicatos, y aunque en su carta de despedida Tornero celebraba que “hemos estabilizado la plantilla con el próximo lanzamiento de una oferta pública de empleo de casi 2.000 puestos”, lo cierto es que durante toda su etapa no ha habido más concreción al respecto ni se ha puesto fecha al proceso. Lo mismo ha ocurrido con los interinos, que tras la dimisión ya han tenido que volver a alzar la voz para que su situación no vuelva a caer en el olvido.
Mención aparte merece su cambio de rumbo con lo que en marzo de 2021 definíamos como “la cuestionable estrategia de externalizar parcialmente programas calificándolos como infoentretenimiento”. Tornero utilizó esa polémica para acercarse a los periodistas de RTVE prometiendo que acabaría con el llamado “info-entretenimiento”, algo por lo que fue felicitado en el Congreso por el PP al confirmar que supondría el fin de Las cosas claras con Jesús Cintora. Pero el sindicato CCOO acaba de denunciar que su nuevo programa matinal Hablando claro peca precisamente de recuperarlo. Igualmente, los nuevos programas de la cadena siguen siendo producidos, total o parcialmente, por productoras externas.
6) Pacificar con los divididos sindicatos
Ya cuando escribimos los retos de Tornero dejábamos claro que “no es labor del presidente, ni del nuevo Consejo, lograr la unión sindical”. El enfrentamiento sindical ha seguido, pero como en el Consejo de Administración, también ha habido juego. El ya expresidente ha recibido el apoyo sin fisuras de UGT, como demostró el sindicato en su carta de despedida, mientras que otros como CCOO han ido señalando los fallos en su gestión, también por su despedida. La división sindical, que los sindicatos no vayan de la mano por el bien de la corporación pública, no es culpa ni falta del presidente. Pero sí es cierto que ha apoyado su gestión en uno de los grupos sindicales, que siempre ha respaldado todas sus decisiones sin cuestionarlas y valorándolas como positivas para RTVE.
También podemos echar la vista atrás, de nuevo para intentar no ser ventajistas a posteriori, y repasar este artículo de octubre de 2021 en el que analizábamos “los cuatro 'fuegos' internos de RTVE bajo la calma política con la Corporación”. Para entonces ya habían pasado ocho meses de la presidencia de Tornero, e igualmente los avances que se han producido en esa “actualización” han sido pocos. Repetimos el mismo esquema:
1) Denuncias de injerencias políticas
La dimisión de los responsables de Internacional por el veto de la dirección al viaje al Sáhara Occidental situaba en ese momento en un punto álgido el conflicto con el Consejo de Informativos y los periodistas de RTVE, demostrando su unión agrupados bajo el hashtag #NoInjerenciasRTVE. Desde entonces, un área clave para cualquier cadena pública como es la de informativos ha seguido teniendo cambios (a la marcha atrás con Mamen del Cerro se le sumó luego la dimisión de Esteve Crespo, y en su vuelta Pep Vilar había tenido encontronazos con Tornero y su gabinete), y los comunicados de los Consejos de Informativos dicen claramente que se han seguido sufriendo injerencias.
2) Nuevos nombramientos en el área de informativos
El Consejo de Informativos denunció el “engordamiento de la estructura directiva” de los informativos, al crearse nuevas subdirecciones que para el órgano de representación tenían y tienen “una difícil justificación funcional”. Ascensos que además no fueron comunicados previamente al CdI, como obligan los estatutos de RTVE. Dos de ellos fueron los de Pepa Sastre, editora del Telediario 1 en la época que acabó provocando los 'Viernes negros' y hermana de la consejera Carmen Sastre, como jefa de Planificación y Contenidos de los Servicios Informativos de TVE, la “segunda” de Esteve Crespo; y Luis Javier Alcalá, quien fuera jefe de Nacional con Gundín en esa misma época, que asumió una labor similar en el Canal 24H. En su anterior etapa, ambos recibieron informes desfavorables del Consejo de Informativos por manipulación. Días antes de su dimisión, un informe de El Mundo detalló que Tornero contaba con el mayor número de puestos directivos de la historia de TVE, con 196 cargos. Lo que indica que, lejos de frenar o reducir esa práctica, la había ampliado en otros departamentos y ámbitos.
3) La lucha de los interinos
El conflicto que recibió al comienzo de su presidencia en marzo aún seguía sin avances en octubre. Y como ya hemos dicho, su dimisión llega sin más noticias, por lo que los interinos han tenido que volver a pedir que se regularice su situación.
4) Fichajes externos y externalizaciones
Si al inicio de su mandato ya se le pidió que no cayese en externalizaciones ni en fichajes de fuera de RTVE, ocho meses después la lucha de los trabajadores y sindicatos seguía siendo la misma. Pero como hemos explicado, los nuevos programas de la cadena pública siguen están producidos parcial o totalmente por empresas externas, y TVE ha seguido fichando de fuera defendiendo su derecho y necesidad de atraer talento.
La esperanza e ilusión que supuso en marzo de 2021 el nombramiento de José Manuel Pérez Tornero como nuevo presidente de RTVE se fue tornando en desconfianza y más tarde en enfado por su gestión. Y en ello nos referimos a la gestión empresarial y televisiva, que es la más necesaria para la corporación pública, como hemos analizado en este artículo, poniendo para ello las mismas varas de medir que pusimos entonces, y cuando llevaba ocho meses de mandato.
Este análisis pretende, por tanto, ofrecer una visión más amplia despojada del análisis político que marcó su llegada a RTVE, y que por supuesto también ha marcado su dimisión. Una vinculación con la política que lleva a sus profesionales a denunciar las injerencias y que les impulsa, una vez más, a pedir una RTVE libre, despolitizada y que se rija solo por criterios periodísticos.