Fiesta, el nuevo programa de Emma García en Telecinco, se estrenó este sábado 1 de octubre con un teatrillo que sirvió para inaugurar esta nueva etapa haciendo honor al nombre del magacín que a partir de ahora ocupará las tardes de los fines de semana.
La emisión arrancó en los exteriores de Mediaset, donde los tertulianos y la presentadora del magacín, acompañados por decenas de personas, desfilaron hasta el plató al ritmo de una charanga que interpretó La vida es un carnaval.
Ya dentro del estudio, la periodista vasca quiso comenzar de una manera especial: “Quiero mandar un beso a mi madre, que es mi talismán, que siempre está muy cerca y ahora está ahí”, dijo mirando a cámara. Pero García también tenía en mente a otra madre, a una mujer que en estos momentos tiene ante sí el caos más absoluto: “Quiero mandar un beso muy fuerte y un abrazo a la madre de Íñigo Onieva porque he empatizado absolutamente con este tsunami que les ha llegado y que no saben cómo gestionar”, dijo en referencia a la madre del exnovio de Tamara Falcó, del que se ha filtrado un vídeo en el que aparece besándose con otra mujer que no era la hija de Isabel Preysler.
La presentadora se compadece de ella por la tormenta mediática en la que se ha visto envuelta. Llorando ante las cámaras acabó el viernes por la noche, incapaz de quitarse de encima a los reporteros. Por eso, Emma García, en un momento tan importante como fue el estreno de su nuevo programa, quiso acordarse de “esta pobre madre absolutamente desbordada”, dejando a un lado “quién tiene la culpa, quién sufre, lo que ha pasado, las infidelidades y todo lo que viene detrás”.
No obstante, también se puso en la piel de los periodistas que están siguiendo los pasos de la madre del empresario, “que no sabían ni qué preguntar porque se sentían a su lado también”, remató la presentadora, que zanjó su discurso inicial quitando dramatismo al estreno que hasta entonces había sido una fiesta: “Vaya chapa estoy soltando nada más empezar el programa”.
Se mantiene la esencia de 'Viva la vida'
Pasó entonces a saludar a Iván Reboso, Alexia Rivas, Antonio Rossi, Saúl Ortiz, Sergio Garrido y Marisa Martín Blázquez, los seis tertulianos que formaron parte de esta primera mesa de análisis en la que, a lo largo de cinco horas, se sometió a debate la separación de Onieva y Falcó, la detención de María León acusada de agredir a un policía, tuvo en plató a un hombre que dice ser hermano de Kiko Rivera, entrevistó después (por videoconferencia) a Isa Pantoja, localizó a Etienne –el novio de Olga Moreno–, llamó por teléfono a Rosa Benito y teorizó sobre la supuesta boda de Paloma Cuevas y Luis Miguel.
Estos fueron los temas centrales de un programa que en fondo y forma recuerda (y mucho) a Viva la vida, el magacín que ocupaba las tardes de sábados y domingos hasta que fue cancelado el pasado mes de julio. La presentadora es la misma, repiten muchos de sus tertulianos y el plató apenas ha cambiado.
Es cierto que ahora se ha eliminado la sección de sucesos, utilizada por Viva la vida para intercalar los titulares de la crónica rosa con otras cuestiones de actualidad, pero los contenidos siguen siendo muy similares y el tono es idéntico –menos frívolo que el de Ya es verano, el programa que cubrió la baja de Viva la vida–.
También ha cambiado, y esto es importante, la productora que se ha quedado con las tardes del fin de semana. Si Viva la vida estaba producido por Cuarzo, Fiesta lleva el sello de Unicorn Content, empresa participada por Mediaset y que también desarrolla formatos como El programa de AR y Ya es mediodía.