A lo largo de sus cuatro temporadas en Cuatro y durante sus ya casi 1.000 entregas en el access de la cadena, First Dates ha sabido usar su formato de entretenimiento para normalizar y visibilizar la realidad LGTBI, y ha mostrado reacciones de sus comensales contra el machismo o el acoso por el peso.
Pero igual que algunos participantes dan ejemplos positivos, otros los dan negativos. Y, en esta ocasión, el programa no hizo nada por criticar unas palabras racistas o rectificar como sí hizo con una soltera.
Miguel empezó su participación en el programa definiéndose ante Lidia Torrent como una persona “mística” y explicándole que había alcanzado un estado de “paz interior” gracias a las muchas experiencias que había vivido.
Ante las cámaras del programa, añadió: “Creo en una fuerza cósmica, y creo que cuando nos vamos de este mundo vamos a otro lado”. Y aunque el comentario más bien teológico le había quedado bien, decidió seguir: “Incluso hay gente que los castigan volviendo a él, y a lo mejor pueden aparecer como de color, o como chinos, o en un país miserable, y todo lo que hayan hecho malo lo tienen que pagar”.
No hubo ningún tipo de corrección o crítica por parte del equipo, y a continuación el programa simplemente siguió mostrando cómo le explicaba una de sus experiencias paranormales a la camarera, para acabar asegurando que se considera “medio vidente” porque “me lo he demostrado a mí mismo”. En su web, Cuatro sí recoge el vídeo como “el comentario racista de Miguel”.
Quizás al ser tan místico Miguel crea en el karma, que en su caso se personificó en María José, su cita. Aunque ambos creían en el más allá y hablaron sobre sus experiencias paranormales, ésta acabó dándole calabazas porque él no paraba de hablar, diciéndole que era “un taladro” y asegurando que en cuanto saliese iba a tomarse “un Gelocatil”.
Las palabras racistas de Miguel, en este caso no contestadas ni censuradas, pueden recordar a un famoso episodio de la televisión española, el de Aída Nizar diciéndole a un hombre en silla de ruedas que no quiso saludarla “Dios da a cada uno lo que se merece”. Fue en Crónicas Marcianas, aunque en esa ocasión Xavier Sardá reaccionó de inmediato diciendo a su colaboradora “eres una hija de la gran puta” y expulsándola del plató, al que no volvió nunca más.