Los tópicos abundan en cualquier rincón de nuestro imaginario colectivo, aunque a veces recurramos a ellos sin tan siquiera darnos cuenta. Por ejemplo, si tenemos que pensar en la sociedad y en deportistas, seguramente uno de las primeras cosas que se vendrá a nuestra cabeza es el “cómo son los futbolistas”. Pero futbolistas hay muchos, y generalizar hace que se oculten casos excepcionales.
Amazon Prime Video ha estrenado este viernes 5 de junio Futbolistas por el mundo, una nueva serie documental producida por Atresmedia Studios que se desplaza a Japón, Alemania, Reino Unido y Catar para ver cómo viven en la actualidad David Villa, Javi Martínez, Juan Mata y Xavi Hernández, con el telón de fondo del décimo aniversario de su Campeonato del Mundo en Sudáfrica 2010.
Una nueva oferta que demuestra que el deporte se ha convertido en una mina televisiva más allá de las retransmisiones, como ya analizamos tras el éxito de The Last Dance, y que se suma a una tendencia que las plataformas están sabiendo explotar, convirtiendo el éxito de las vidas privadas de los famosos de cualquier ámbito (más que demostrado en las redes sociales) en obras audiovisuales que cada vez suman más adeptos.
Futbolistas por el mundo encaja a la perfección en esta vía, que en España ya habían explorado entre otros Informe Robinson en distintas entregas, Quique Peinado en sus Leyendas para DMax, Six Dreams en la misma Amazon Prime Video, y próximamente hará la misma plataforma en su serie documental sobre Carolina Marín también junto a Atresmedia Studios. Una vía que busca responder a una pregunta típica que puede derribar tópicos: ¿Cómo son los deportistas fuera de los focos?
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Afortunados para todo, salvo para expresarse
Aunque el punto de partida es habitual, desplazar a un equipo televisivo para “vivir” unos días (unas horas, incluso) junto a los famosos, todos estos documentales que se acercan al formato reality permiten realmente conocer un poco mejor a sus protagonistas, y también darse cuenta de cómo su forma de ver la vida influye luego no sólo en su imagen pública, sino en este caso hasta en su forma de jugar al fútbol.
Permite establecer semejanzas como la importancia que para todos ellos tiene su círculo familiar (especialmente en los casos de Xavi y Villa, en los que se pone de manifiesto el fortísimo vínculo que demuestran con sus mujeres, intercambiando halagos y mostrándose como un equipo para tomar decisiones) y también los círculos de amistades (los de toda la vida para Mata, y los que ha forjado ahora para Javi Martínez).
Y también reflejan cómo todos ellos reconocen ser afortunados por poder contar con esos círculos pese a vivir lejos, y especialmente por la posibilidad que tienen de vivir experiencias, conocer culturas e integrarse en sociedades diferentes gracias al fútbol. Lo que no quita para que los cuatro dejen claro que echan de menos su hogar, e incluso busquen semejanzas como las montañas de Kobe respecto a las de Asturias en el caso de Villa, o el frío de Múnich respecto a Navarra en el caso de Javi Martínez.
La presencia de los padres y madres, que hablan a cámara respetando el clásico estilo documental, sirve para conocer la única etapa más oculta de los cuatro campeones del mundo, su niñez y adolescencia, antes de convertirse en jóvenes estrellas de apenas 20 años a las que se ha seguido al milímetro desde entonces. La familia numerosa y lo buen estudiante que era Xavi, las tardes de Javi Martínez en la carnicería de su madre, el miedo del padre de Villa porque su hijo “no quería estudiar. Le decía: tú vas a tener que ser minerito como tu padre. No te va a quedar otra”.
Pero la experiencia de los progenitores también sirve para aportar una frescura y momentos en los que realmente parece que no hay cámaras. En una reciente entrevista con Vertele para hablar sobre su documental de Joaquín Sabina, Iñaki López nos decía que “lamentablemente los artistas y la gente de la cultura tiene miedo a expresarse y prefiere una equidistancia impostada”. Los futbolistas también saben que tienen todos los focos apuntándoles, y por eso se muestran en todo momento políticamente correctos. Pero sus familias no están habituadas a ese nivel de presión, y por eso el padre de Villa se expresa con tanta naturalidad que su hijo tiene que decirle: “No seas tan sincero hostias, mecachis en la mar”.
Las cámaras, siempre presentes
Los futbolistas, sin embargo, se ciñen más al guión. Todos dejan claro lo bien que les han acogido en sus respectivos equipos y ciudades, lo mucho que valoran a sus clubes (pasados y presentes) y cuánto quieren a sus aficionados, aunque por ejemplo Villa reconoce que en Japón vive mejor porque no le “persiguen” por la calle. La sensación es que en general no se olvidan de las cámaras, y resulta especialmente llamativo en el caso de Xavi Hernández (que ha sido nombrado embajador del Mundial de Catar 2022) ya que tanto él como su mujer insisten varias veces en su capítulo en las bondades de Doha y Catar, calificándolo como “un país súper tranquilo”, y recalcando lo bonita que está la ciudad y cómo se ha desarrollado el país. Un país al que Xavi ya ha elogiado muchas veces anteriormente, a pesar de que sus condiciones políticas y sociales violan los Derechos Humanos.
Sí que se expresan con sinceridad y verdadero amor al hablar de sus familias, al intentar explicar cómo les afectan las lesiones, y hasta se les escapa alguna confesión sin importancia sobre sus preferencias futbolísticas cuando eran niños. Aunque es una producción no sólo enfocada a los más futboleros, lo cierto es que éstos también pueden revivir y volver a emocionarse con el Mundial 2010, puesto que es el telón de fondo que hila todas las historias, y se recuerda con todos los protagonistas en diferentes momentos.
También resulta llamativo ver cómo las mujeres de Xavi y Villa coinciden en que ellas son de alguna forma “el poli malo” con sus hijos porque ellos les dan mayores libertades. Y percatarse de las esperanzas de ellos dos en que sus hijos sean futbolistas. El primero, al afirmar que su pequeño ya se fija en los balones y los coches, y que a él le gustaría que se dedicase al fútbol. El segundo, mientras ve entrenar a su hijo junto a su padre. También tienen hijas, a las que demuestran el mismo amor, aunque sin poner en ellas sus esperanzas de que sean posibles estrellas del fútbol femenino.
Juan Mata, un capítulo a parte
Aunque sólo puede afirmarse de forma totalmente subjetiva, la entrega más llamativa y atrayente de Futbolistas por el mundo es en la que el fútbol tiene menos protagonismo. Recurriendo al tópico con el que iniciábamos esta reseña, Juan Mata tiene fama de ser un futbolista “diferente”. Pero es que realmente lo es, o al menos lo parece.
La serie documental acierta al seguir a futbolistas en distintos momentos de su carrera. Javi Martínez (31 años) aún se ve en el césped y de hecho afirma que no sabe qué hará en el futuro porque ni lo ha pensado. A David Villa (38 años) le “pillan” acabando de anunciar su retirada, en los que fueron sus últimos días como futbolista. A Xavi Hernández (40 años) tras colgar las botas y coger la pizarra como entrenador, nueva etapa sobre la que incluso habla de lo difícil que fue decirle “no” al Barcelona. Y luego está Juan Mata, que a sus 32 años mira al pasado con agradecimiento, disfruta el presente con intensidad, y estructura su futuro pensando que “ser futbolista” es sólo una parte de su vida.
La entrega dedicada al jugador del Manchester United arranca con una conversación que él tiene con su amigo y exfutbolista Eduardo Rifaterra, en la que deja claro lo importante que es planificar un “plan B” para cuando llegue la retirada. Es el que más natural se muestra ante las cámaras mientras le explica a su amigo la historia de la ciudad de Mánchester en la que vive en un piso céntrico, así como para contarle los barrios, cafés y restaurantes más de moda en la ciudad. Todo ello antes de llevarle a su tienda de música favorita, en la que saluda al vendedor con cercanía tras un tiempo sin verle, para mostrar sus inquietudes: “La música es vida. Es importante en mi vida”. El breve tour acaba en una enorme tienda de camisetas históricas de fútbol, en la que también demuestra conocer la historia pasada de su actual club, y de la selección española.
A nivel más personal se muestra cómo esa cercanía parece haberla heredado de su padre, que fue futbolista y ahora es su agente. Regenta un restaurante español en la ciudad, en el que queda para cenar y bromear con David De Gea (broma incluida sobre Edurne), y al que entra saludando personalmente a todos los empleados.
Aunque es cierto que el documental obvia su salida del Chelsea para ir al Manchester, no se echa de menos porque sirve para hacer hueco a mostrar cómo colabora con la Fundación Manchester United en beneficio de los niños con menos posibilidades, y sobre todo a que hable de su iniciativa solidaria Common Goal, mientras se entrevista con la futbolista, madre y miembro de esa organización Siobhan Chamberlain. Con ella habla de su intención de ayudar al fútbol femenino para que siga desarrollándose como hasta ahora.
El capítulo dedicado a Juan Mata concluye con él paseando por las calles de Mánchester junto a su padre, y lanzándole una pregunta: “¿Qué otros momentos, gracias al fútbol, también te acuerdas de ellos o son especiales?”. Lo que da pie a que ambos comenten con orgullo cuando le concedieron el Príncipe de Asturias de los Deportes y cuando le invitaron al foro económico mundial en Davos, en el que habló con Bill Gates sobre Common Goal. Porque hay futbolistas diferentes, sin que quiera decir que todos son iguales.