Sentarte la semana pasada en el sofá sabiendo los temas que iban a sonar era como ir a cenar obligado a una casquería: por mucho que pongas de tu parte, eso no va a salir bien. Y es que la gala 2 de OT 2018 no entraba ni con ketchup. Sin embargo, parece que Gestmusic aprendió del error y la elección de las canciones de esta semana se parecía más a la carta de un restaurante decente. De poner cara de chupar un limón y salir corriendo antes de que empezase la gala 2 (ni qué decir cuando acabó), a tener ganas de disfrutar hasta del postre antes del inicio de la gala 3. Aunque haya acabado en indigestión.
La noche empieza fuerte. Suenan los primeros acordes de Viva la vida mientras todos esperan tiesos en dos niveles. Ellos cantan y ellas guardan su turno. Pero es que Sabela no puede aguantar y, lejos de seguir el ritmo, empieza a bailar como si sonase una mezcla entre Camela y bacalao. Varias vueltas a un lado y a otro después, podemos decir que acabamos de ver una de las mejores actuaciones de la gala (spoiler: no será difícil).
Después del opening, Roberto Leal nos presenta al jurado y entre ellos se cuela Don Joe Quijote, que acaba de venir de jugar al paintball. Desde aquí damos las gracias a que las chaquetas de domador hayan dado paso a algo distinto. Que ni mejor ni peor: distinto.
Y llega el momento de escuchar a los nominados. África canta God is a woman, una canción que confiesa haber escuchado solo tres veces. Está acertada, aunque pasamos miedo viendo la cara de enfado con la que canta todo el tema. La misma cara que puso cuando le nominaron la semana pasada. Si bajas el volumen te puede estar diciendo que Dios es mujer o que te tocaba bajar la basura a ti y no lo has hecho. Es imposible conectar.
Dave elige Rock and roll bumerang, un tema de Miguel Ríos que le pega entre cero y nada, pero que consigue defender con dignidad. Dave se mueve como puede, pero canta bien. No le pega, pero lo hace decentemente. Y eso que más tarde descubrimos que Victor Manuel como coach no tiene precio: “vas a destrozarle la canción a Miguel, ¿no?”. Menos mal que al acabar llega madre del concursante, aunque ella misma confiesa que no ha venido a ver a su hijo, sino a darle un beso a Roberto. Roberto es el Juan y Medio de Televisión Española. Todas las señoras le quieren. Nosotros también.
Después de un vídeo en el que las concursantes visibilizan la lucha feminista a través de la denuncia del machismo que muchas de ellas han tenido que aguantar, empieza la siguiente actuación. Marta y Alba Reche cantan Just give me a reason, de Pink, una canción de amor y desamor. ¿Podéis adivinar cuantas veces se miran a la cara? Exactamente. Cero. No es culpa de ellas, sino del equipo artístico.
Después de defender la visibilidad de las personas bisexuales la semana pasada, por algún motivo deciden que una canción de amor interpretada por dos mujeres no puede ser de eso: de amor. Así que lo mejor es que miren al infinito con el vestuario de Amar en tiempos revueltos y Cuéntame, y que se acabe cuanto antes. Más allá de esto, Alba Reche, a pesar de ser una de las mejores voces de la edición, paga el precio de bajar el tono para que su compañera no haga agudos. Marta se luce y ella se hace un poco más pequeña.
Llega el turno de María y Carlos Right. Tras un vídeo en el que ella deja claro que no aguanta la música de El Canto del Loco (Dani Martín, apaga la tele, por favor), que preferiría escuchar en bucle El pollito pío antes que Zapatillas, empieza la canción: Contigo. María y Carlos bailan como cuando el suelo de la discoteca está pegajoso a las cinco de la mañana. Cuesta esfuerzo levantar cada pie. La libertad de movimiento es mínima. Y así llegan al final del tema, con más pena que gloria.
A continuación entra un vídeo en el que Noelia confiesa que quiere más a su perro que a sus padres y dice que su padre es un funcionario vago. En prime time. Y ni con esas vuelve a ser favorita. Pero empieza su actuación con Famous. Cantan What a fool believes y queda claro que se trata del ejemplo de juntar a dos de las mejores voces de este año con un tema que no. Que mucha música negra, que muchos años setenta, pero no. La primera parte da gusto escucharla, pero a partir del estribillo… se hace duro.
Esta a punto de cantar Natalia y la pregunta de Roberto Leal va directa a Alba Reche. “Con Natalia es más fácil”. “Ooooooh”, responde el público. “¿Por qué digo eso?”, replica Alba muerta de vergüenza. Pues sí, tras Aiteda y Almaia, Albalia es real. Se nos va de las manos esto de los acrónimos.
Y le toca cantar a Natalia con Damion: Lo siento, de Beret. Un arreglo muy bajo de cuerdas completamente distinto al original. Damion no se encuentra en los ocho espejos que tiene a su alrededor y damos las gracias por que Natalia consiga multiplicarse. Es la única que consigue transmitir algo en toda la gala. La única que se emociona y que emociona, y él lo sabe: “Estoy de pareja con la que va a ganar el concurso”, afirma en uno de los vídeos. Y es bastante probable que así sea.
Es el turno de Miki y Joan, que versionan el Friday I’m in love de The Cure. Llegado este punto recuperamos la valoración que, minutos más tarde, les hará el jurado: Joan ha estado “tosco”, como una “escopeta de feria” y Miki “gesticula como un profesor de inglés”. Zasca. Pim, pam, pum. Que se ha quedado a gusto Joe. Pero es cierto, es insalvable, aunque la culpa seguramente no sea suya. Ya en el pase de micros la directora de la Academia, Noemí Galera, reprochó esta versión infantilizada de un grupo como The Cure. No ha dado tiempo a salvarlo o no han sabido.
Llega el turno de Sabela, pero antes nos ponen un vídeo para que la conozcamos más en profundidad, literalmente. Sabela tiene campanilla bífida. Desde aquí recomendamos no se os ocurra buscarlo en Google. Mamen, la profesora de técnica vocal, asiste a tan magno acontecimiento emocionadísima. Moraleja: busca a alguien que te mire como Mamen mira a la campanilla bífida de Sabela.
Ahora le toca cantar Como quieres que te quiera, con su campanilla y con Marilia. Y sorpresa. La que parecía iba a ser una de las actuaciones más llanas de la gala se convierte en una de las más decentes y mejor ejecutadas.
Y por fin la última actuación de la noche. Julia interpreta Born this way, el himno de Lady Gaga. Entre bailarines y focos, la concursante defiende otra de las mejores apuestas de la noche. Es la primera que se enfrenta al reto de cantar sola, más allá de los nominados, y está a la altura. No es nada del otro mundo, pero destaca en una gala profundamente fría.
Llega el momento de la expulsión. Y el segundo expulsado de OT 2018 es… África. Por el 80% de los votos. Ochenta por ciento de los votos. Ochenta. Qué dolor, dios mío. ¿Hay alguna necesidad de decir el porcentaje? “No puedo hablar”, contesta África a un Roberto Leal que intenta animarla. ¿Pero cómo va a hablar, alma de cántaro?
Hora de elegir un favorito o favorita. Las tres elegidas son Natalia, Alba Reche y Julia. Pero finalmente es Julia la que consigue cruzar la pasarela y salvarse directamente. Toca nominar, y hay pleno: Miki, Joan, Damion y Dave. Tres mujeres favoritas, cuatro hombres propuestos para abandonar el concurso, y por fin se hace justicia en OT 2018.
Conectamos con la Academia y Noemí verbaliza lo que todos pensamos al ver la gala: el problema de transmitir, de emocionar, es muy grave. No hay nada. “Estoy desolada”, dice la directora. Sus palabras parecen un dardo velado a la profesora de interpretación, Itziar Castro, que llegan después de algún desacuerdo más en los pases de micros. Al final los profesores salvan a Miki y los compañeros a Dave. Y así, Damion y Joan se convierten en los nuevos nominados en una gala “tosca” que ha fallado más que una “escopeta de feria”.
Después de un inicio magnífico y con el peso de la herencia recibida de OT 2017, esta edición arrastra dos galas para olvidar. No hay ninguna emoción en las canciones y ya ni siquiera una buena carta te garantiza cenar bien cuando enciendes la tele los miércoles por la noche. El verdadero reto de la próxima gala está claro: que nos quedemos viéndola como Mamen mira a la campanilla bífida de Sabela.