El cronómetro ha comenzado a correr para El gran premio de la cocina. El promocionado como primer talent show de cocina en tiempo real hizo su debut como telonero del Telediario 1 en TVE, con Paula Vázquez como presentadora y transmitiendo una cierta sensación de estrés al público, por la manera en que se desarrolla su mecánica. “El reloj no espera por nadie”, adelantaban nada más empezar.
No en vano, los nervios están a flor de piel desde el primer momento por aprovechar cada segundo de la emisión, y por tanto de la emisión. Esto es algo a lo que podemos estar acostumbrado viendo una prueba de MasterChef, en prime time, pero no tanto a mediodía, donde la audiencia se había acostumbrado a ritmos más relajados.
Ocupando el hueco de Ahora o nunca, que aunque fue cancelado y concluyó sus emisiones programadas a finales de junio, siguió manteniéndose con remontajes durante julio y agosto, El gran premio de la cocina ha permitido ver a la pareja formada por Lydia Bosch y Germán González como presentadores.
Una mecánica muy compleja
Estos dos sirven como maestros de ceremonias de un producto con 16 participantes, ocho por equipo, en una competición que se alargará durante once semanas, con un premio final de 50.000 euros para uno de ellos. Para empezar, hay una primera fase por equipos, con los concursantes divididos en dos bandos, con una eliminación al final de la semana. Así, la entrega de este lunes 16 ha servido para adentrarse en esa liguilla, en la que el programa ha contado como madrina con Paula Vázquez, que se ha sentado para ejercer de jueza invitada junto a los dos fijos: la MasterChef Marta Verona y a Javi Estévez, de Top Chef. “Hoy vamos a ser buenos con vosotros”, decían, “por ser el primer día”.
Una prueba de liderazgo de la que saldrá el capitán de cada equipo. Además, el concursante que atesore más capitanías a lo largo de cada semana se librará de la expulsión del viernes. Mucho en juego desde el primer momento y mucha tensión para superar la primera prueba, y eso que, para aligerar en esta emisión, esa elección de capitanes se hizo por puro azar, cuando los 16 participantes tuvieron que repartirse las espátulas, teniendo dos de ellas con sendas citas del color de equipo, rojo y verde.
Cada día, cada equipo recibirá una puntuación por parte de los jueces, así como de la invitada (cuyo resultado solo se conocerá el viernes). Cada viernes, el equipo perdedor recibirá como castigo la expulsión de uno de sus componentes.
Con una mecánica tan compleja como la que se plantea, cada minuto era importante: transcurridos los primeros 11 solo para contextualizar y explicar el procedimiento, quedaban apenas 35 minutos para que se dedicaran a cocinar. Por orden de los jueces, cada equipo tenía que presentar dos platos: de primero, unos chipirones en su tinta, arroz con azafrán y pan frito, que tendrían que estar listos en 20 minutos; de segundo, una merluza en salsa verde con guarnición de patata que habrían de dejar lista y presentada unos minutos minutos después.
“Nos va a dar un poquito a la patata”
Cabe decir que solo cuatro concursantes pueden cocinar a la vez, siendo elegidos por el capitán, quedando los demás a la espera según orden del capitán. Más normas y condiciones para un programa que subía la intensidad y los decibelios por momentos. De nuevo, no se trata de nada extraño para quien consuma talent shows de cocina, pero quizás sí para estos horarios.
“Aquí hay un poco de revolución”, comentó Vázquez durante el proceso. La dificultad del programa era elevada porque no solo había que coordinarse entre los concursantes, sino que el programa también debía coordinar los comentarios de presentadores e invitada con las valoraciones del jurado según salían los platos y con las conversaciones y discusiones de los propios cocinillas. Todo ello, con subrayados en la banda sonora para remarcar la tensión.
“Habéis hecho deporte: cocinar y correr”, bromeaba Bosch cuando llegaban el momento de presentar los segundos ante el jurado, que también se veía agobiado. “No llegamos. Esto es taquicárdico. Nos va a dar un poquito a la patata”, comentaba Estévez.
Para alimentar la intriga en este primer programa de El gran premio de la cocina, los dos equipos acabaron empatados tras recibir 13 puntos de los dos jueces. Los votos de Paula Vázquez, como indicábamos, se revelarán el viernes. “Se ha pasado volando, ¿no os falta como el postre?”, decía la presentadora de Bake Off España, que corría a colocarse con la pareja de conductores con el tiempo justo para dar paso al Telediario. “Nos encantará verles mañana”.