“Toxicidad fuera, mala vibra fuera. Me llamas gordo y te doy la mano”. Inmersos en la era de las redes sociales y la obsesión por los likes, que han convertido a estas aplicaciones en capaces de sacar lo peor de cada uno, Ibai Llanos, una de las personas más influyentes actualmente en España, consiguió viralizar estas dos frases. Con ellas, el conocido streamer lanzó un mensaje en contra de la polarización y crispación que existe en Internet en un propósito de generar concordia y, sobre todo, de convivir con este desagradable contexto dándole importancia a lo que realmente la tiene. Y de paso, animando a alejarse de esas actitudes “tóxicas” que no reportan nada positivo ni a quien las da, ni mucho menos a quien las recibe.
Recopilando sus citas, el youtuber Lucas Requena hizo una mezcla que, en seguida, se ganó el beneplácito de sus más de 3 millones de seguidores en Twitter, más de 5 en su canal de YouTube y cerca de otros 5 en Twitch. El pasado lunes, el artífice del tema, el propio Ibai y ortoPilot lanzaron una nueva versión de la canción rebautizada como El cuarteto de Ibai que ya acumula casi tres millones de reproducciones en YouTube. “A mí el tema de las estadísticas, ya me está generando toxicidad, la gente ya empieza a compararte, quién es el 1, quién es el 2, quién es el 3, me la suda”, afirma en una de sus estrofas, dejando clara su postura.
Y lo dice alguien que, esta misma semana, se va a convertir en narrador oficial de LaLiga de fútbol, tras el primer acuerdo para “castear” la competición, más allá de narrarla y comentarla. A partir de este domingo, cuando debutará con el partido entre el Atlético de Madrid y el Valencia, será una de las voces disponibles para ver los encuentros en Movistar+, Gol, el canal de Twitch de LaLiga y el suyo propio. De su mano, la competición deportiva más importante del país ha abierto sus puertas a youtubers, influencers y streamers, mostrando su adaptación a los nuevos tiempos en los que estas ventanas ganan cada día mayor repercusión.
“Aunque te lo tomes con humor, hay comentarios que duelen”
Más allá de su buen rollo -aunque podría ahorrarse algún taco- y su disparada trayectoria profesional, el streamer, convertido además -y sin querer- en referente para muchos jóvenes, comparte su opinión con naturalidad y sinceridad, aprovechando para transmitir valores positivos. Circunstancia que se torna en especialmente relevante teniendo en cuenta su ingente influencia y enorme talento para comunicar. Uno de los últimos ejemplos ha ocurrido este mismo viernes, gracias a su alegato contra la gordofobia, en el que no ha dudado en mostrarse él mismo como vulnerable y diana de este tipo de discriminación. “Es un tema muy serio”, ha advertido, “y me da mucha pena porque estoy seguro de que me ve mucha gente con sobrepeso”. Ibai ha condenado que “sinceramente, me toca los cojones, porque tú te lo puedes tomar con humor, pero hay un momento en el que hay comentarios que duelen. Sobre todo cuando son hirientes y van a hacer daño”.
Estas declaraciones plantean además otra cuestión importante, el concebir como responsabilidad el cómo cada uno se tome los comentarios que se hacen hacia él. Es decir, entender que si una persona sufre por un insulto, depende de él aceptarlo y gestionarlo emocionalmente de tal forma que tenga que darle igual. Y no, el conflicto nace de la persona que se permite inferir el desprecio, y solamente recae en él la responsabilidad de no herir a los demás.
Llanos ha hablado siendo consciente de su situación de 'privilegio' en cuanto a que “me llama todo el mundo gordo, me lo tomo con humor y la vida me va increíble. Ahora es como que me da igual”. Sin embargo, en seguida ha reconocido que “esto me pilla con dieciocho años... bueno es que incluso ahora voy al jacuzzi con Reven y me da un poco de vergüenza quitarme la camiseta”. El narrador ha revelado sus emociones sabiendo que precisamente su amigo es alguien con quien tiene especial confianza. “No sé si os pasa a los que tenéis sobrepeso, que hasta incluso con las personas más cercanas no te sientes cómodo con tu cuerpo”, ha planteado.
Con sus palabras ha abarcado otros trastornos de la conducta alimentaria que funcionan de forma opuesta, por inanición o purga, explicando que “luego está el lado contrario, gente que está muy delgada. Lo típico de viene tu abuela y te dice 'por favor, come más' y resulta que no es por comer más, sino que estás mal”. En su crítica ha hecho alusión también a los que, apodados por él como “gilipollas absolutos oficiales”, promulgan que “si estás gordo es porque comes mucho”. “A ver”, ha señalado, “si adelgazar fuese tan fácil no habría ningún gordo en el mundo”. “El tema es que hay gente con sobrepeso que para ellos es muy difícil adelgazar”, ha compartido, “porque no tienen una rutina de alimentación buena, les da vergüenza ir al gimnasio, etc.”.
¿De verdad es un problema estar gordo?
La importancia de este mensaje contra la gordofobia es aún más relevante si tenemos en cuenta que, por un lado, es muestra de cómo socialmente la gordura es concebida como algo malo. Como apuntaba la periodista Irantzu Varela en Vice a propósito del temor generalizado a ganar peso durante el confinamiento, pensamos que “estar gorda es de vagas, de personas que no se cuidan, que no se preocupan por su salud, incapaces de controlarse, que no tienen voluntad ni criterio”. Es más, hasta se “da por hecho que nadie te desea”. En su texto se refería principalmente a las mujeres, que son quienes más reciben este tipo de rechazo, pero la problemática se extiende a los hombres, víctimas igualmente de las exigencias del patriarcado, y que ejemplifica a la perfección el caso de Ibai.
No es más sano estar delgado que estar gordo o, al menos, no tiene por qué. Esto es algo con lo que hemos crecido y nos hemos creído. De ahí a que sea tan positivo que una persona con la repercusión del joven bilbaíno alce su voz evidenciando las consecuencias negativas de los insultos que reciben habitualmente aquellos que no encajan en los cánones de belleza estipulados. Un grupo al que realmente, pertenecemos la amplísima mayoría.
Las declaraciones de Ibai benefician mucho más que, por ejemplo, aplaudir cómo Adele ha perdido 19 kilos en seis meses, como si no hubiera demostrado antes su talentazo, belleza y poderío; y esta fuera la gran hazaña de su vida. En este sentido, Llanos se ha ganado nuestra mano -también con sus defensa de quedarse en España a pagar impuestos y no comulgar con el éxodo de youtubers a Andorra-, como personaje público que no se está limitando a encajar en la norma. Incluida la física. Lejos de promulgar aquí una apología de los hábitos poco saludables, que haya mayor diversidad de cuerpos en las pantallas y, con ello, que cada vez se vayan pareciendo más a lo que nos encontramos en las calles, las piscinas y en los vestuarios de los gimnasios, es una buenísima -y atípica- noticia. En definitiva, respetar al otro debería ser siempre la primera opción. Como enuncia El cuarteto de Ibai, “déjame tranquilo”.