La séptima entrega de La isla de las tentaciones 6 volvió a cruzar el límite de dos chicas que aún no lo habían hecho: Naomi y Laura. Si la primera ya se había besado en el programa anterior, en este tuvo sexo completo con Napoli.
Mientras que la gallega siguió con las dudas sobre su vida con Alejandro, transmitiéndoselas a Saúl y llegándole a dar “un piquito”, que hasta ahora no había dado.
Pero si algo fue impactante en la entrega, eso fue el encontronazo de David con su suegra, más aún, ver las imágenes de sus infidelidades continuas a Elena, junto a su madre.
Además, Lydia y Manuel se reencontraron con el espejo de por medio y, aunque ella le advirtió de que cambiara su actitud hacia Miriam o se marcharía sola, él no acabó de hacerle caso...
Naomi cae en la tentación por completo y Adrián se distancia de Keyla
La entrega anterior se acabó con el primer beso entre Naomi y Napoli y la de este lunes arrancaba con él. Ambos se quitaban las ganas, estirados en la cama balinesa, con un beso eterno: “Ha sido el beso más largo de mi vida”, confesaba ella entre risas.
Mientras en la villa de los chicos sonaba la alarma y Adrián aceptaba el castigo: “Es que la he cagado”, lamentaba. Al irse a dormir, Keyla se acercó a su habitación para saber cómo estaba: “Aunque esté arrepentido de la situación yo te quiero tener en mi vida”, le confesaba él a la tentadora.
Cada día Adrián estaba más atormentado, hasta que llegaban las noches y se le pasaba. En el “cumplepipi” de Keyla él le llevó el pastel y le aseguró que lo más importante de la villa era que ella estuviera bien. Y ella quiso hablar con él para expresarle sus sentimientos: “Quiero que estés conmigo porque te apetece no por pena ni nada”, le rogó.
La noche del cumpleaños de Naomi, ella quiso acabarla bien y le pidió a Napoli que durmiera con ella porque era el único que podía alegrarle. Y aunque le advirtió que era “solo para dormir”, los dos se pusieron muy juguetones. Al día siguiente, él hasta se arrodilló como para pedirle matrimonio y, aunque fue una broma, ya se besaron delante de todos. A la hora de la siesta, se metieron en la cama y ya se dejaron llevar por completo bajo las sábanas.
El encuentro de David con su suegra y el enfado de Barneda
Las chicas informaron a Elena de todo lo que habían visto en las imágenes de David y ella volvía a derrumbarse. “Creíamos que estaba arrepentido pero no, todo lo contrario”, le decían ellas y la joven no dejaba de llorar.
Paralelamente, David se quedaba en la hoguera a solas con Barneda. Para descubrir, con sorpresa, que por el pasillo aparecía su suegra. “¿Qué has hecho? Os tenía como la pareja perfecta, ¿a qué has venido aquí?, ¿cambias a mi Barbie por la muñeca chochona?”, preguntaba la madre de Elena y él solo atinaba a decir: “La he liado, pensaba que esto era más fácil. Estás ahí 24 horas y me he liado con otra chica”, lamentaba.
Ambos vieron juntos las imágenes de los sucedido, ante la “vergüenza” que expresaba el joven: “Si hubieras tenido vergüenza no lo hubieras hecho”, decía la suegra y al ver las escenas de cama con María él se tapaba los ojos. “Vaya, con la muñeca chochona. No sales favorecido por quien tienes al lado”. Comentario que Barneda zanjó rápidamente: “Silvia, se llama a María y es soltera y no tiene pareja”, y la señora normalizó reaccionar así por ser la madre. “Metiéndote con María no”, subrayó la presentadora.
David y la promesa de marcharse con María, frente a una Elena destrozada
Más vergüenza le entró a David al seguir viendo sus imágenes: “Pero somos jóvenes, son cosas que pasan. Hemos venido aquí a ver si podíamos confiar el uno en el otro y yo he caído. ¿Qué hago? Yo tampoco me esperaba hacer esto. He tenido momentos de arrepentimiento, pero si lo he hecho es por algo”. Y la suegra se derrumbó: “Estoy rota de dolor. Elena mataba por él, cualquiera lo sabía. Pero si él ya lo tiene claro pues ya está, agua pasado”.
La mañana siguiente, Elena explicó a Barneda que no quiso acudir a la hoguera porque no quería seguir sufriendo. Y la presentadora le advirtió que tendría consecuencias, algo que ella acató.
Lejos de que el encuentro con su suegra cortara a David la historia de amor con María, la realidad es que le tranquilizó mucho más (como si hubiera roto ya con su novia) y se dejó llevar del todo, prometiendo a la tentadora salir de la mano con ella. “La veo perfecta, y una relación con ella sería mucho más tranquila que con Elena, sin celos”, opinó.
Laura se da un “piquito” con Saúl y Alejandro no entiende nada
Laura continuó en su tónica de quejarse de la vida exterior que tenía con Alejandro: “Nunca me lleva a un restaurante, siempre en el gimnasio, el físico lo primero, todos sus amigos se van a casar, van a tener hijos pero yo no sé si es lo que quiero en mi vida, eso”, confesaba a Saúl.
Otra de las noches, jugaron a quitarse la nata de la boca, y ella le chupó casi toda la cara. “Nos hemos dado un piquito pero nos lo estamos pasando bien y así ha pasado”, concluía ella. En sus conversaciones, se confesaron querer besarse pero no poder hacerlo. “Aún no estoy preparada porque tengo a Alejandro en la cabeza y en el corazón”, reflexionó la gallega.
Mientras que Alejandro se mostraba totalmente “descuadrado” por no haber detectado que Laura estuviera viviendo una vida que no quería. También se mostraba feliz de encontrar a Irene en la villa, que le apoyaba.
Manuel y Lydia, última oportunidad frente al espejo
Manuel se mostraba arrepentido por “cruzar límites que no debería haber pasado con Miriam. No he dado su lugar a Lydia y tendría que haberla respetado más”, decía entre lágrimas. Por lo que todos señalaron a Manuel para poder reencontrarse con su novia en el espejo durante tres minutos.
Cuando Lydia se enteró de que se iba a reencontrar con Manuel no entendió la elección: “A lo mejor es que está mal y yo preocupándome por si si está enamorando”, decía descuadrada pero con ilusión.
Poco después ella se situaba a un lado del espejo: “Estoy seria porque estoy un poco cabreada, quiero que esto sea un toque de atención. Porque si no lo entiende hoy, va a ser demasiado tarde cuando lo vuelva a ver”, expresaba antes de que él corriera a su encuentro. Al llegar, él se aferró al cristal para escuchar los reproches de ella: “¿Qué has hecho?, ¿te has enamorado?, ¿me quieres a mí? Me voy a ir sola si no cambias, ¿lo ves normal? No te acuerdas de mí”.
Y él e pedía que ella pensara, que le mirara, que le amaba y que confiara en él. Ella también juntó las manos y le dijo que le amaba pero que se lo demostrara o se iba sola. Así, se marchó y él reconoció que no esperaba eso, que se había pasado en los acercamientos con Miriam pero que iba a aprovechar la oportunidad que le había dado.
Sin embargo, por la Manuel volvió a flirtear con Miriam quitándole con la boca nata de la nariz. La tentadora le señaló que si lo hacía es porque tan enamorado de Lydia no estaría. Y él le respondió que es “un angelito”.
Álex y Marina siguen sus idilios con sus respectivos tentadores
Álex ni sentía ni padecía, se encontraba “desubicado” al haber desconectado con Yaiza y no entender a Marina. Pero más aún al no saber cómo expresar su sufrimiento. Algo a lo que le animó Barneda con lágrimas en los ojos: “No sufras solo, compártelo”, le pidió.
La noche siguiente se acercó a Yaiza para hablar con ella y confesarle que echaba de menos estar como estaban antes: “Yo lo que he hecho ha sido con sentimiento, me quiero ir a Málaga contigo”, y volvieron a besarse. Él hasta explicó a cámara que se lo jugaba todo por ella y hasta haría horas extras en la panadería de su padre.
Mientras que Marina continuaba su buena relación con su tentador e incluso aseguró tener miedo por llegar a sentir más de lo que creía, en un primer momento.