Coches, comuniones y hasta un cerdo: los regalos más locos del 'Jefe Infiltrado'
Cinco años de emisión y casi medio centenar de entregas emitidas dan para mucho en El jefe infiltrado. No solo para momentos entre el bochorno y la risa por las meteduras de patas del directivo de turno, o por los instantes de tensión entre patrón y empleado, sino también por la interminable lista de obsequios que los primeros entregan a los segundos cuando se desvela la sorpresa.
Cuando llega el momento de las revelaciones, algunas de las resoluciones son más o menos comunes: ascensos y mejoras de las condiciones contractuales, bonificaciones económicas para cubrir gastos familiares, vacaciones pagadas y cursos formativos para mejorar las habilidades laborales. Pero en ocasiones, estos regalos van a más.
En la segunda entrega de la quinta temporada, dedicada a recorrer desde dentro todo lo que se cuece en la empresa de comida saludable Juicy Avenue, Sandra López de Erentxun, directora de la empresa, hacía entrega a María, la jefa de repartidores de un coche eléctrico. Este automóvil de última generación serviría para sustituir al de la empleada, demasiado deteriorado ya, y se añadiría a otras gratificaciones como una semana de vacaciones junto a su esposa.
Este ejemplo solo es uno más de los presentes más llamativos que los jefes infiltrados entregan a su plantilla desde que el exitoso formato internacional se ofrece en laSexta, con producción de Boxfish TV. Procedemos a hacer el inventario de los más estrafalarios.
1. Costear la maqueta y el concierto de un grupo de música
Archena, uno de los balnearios más importantes de España, fue la sede elegida para la undécima entrega de la cuarta temporada. Allí, pudimos conocer a Brígido, un quiromasajista con una doble vida profesional paralela: la musical.
Pese a haber cometido algún error grave durante su estancia en las termas del spa (el trabajador indicaba que antes de entrar en contacto con los lodos, se habían de desinfectar solo manos y pies, cuando debiera procederse a limpiar cualquier parte del cuerpo que entre en contacto con el material), Pablo Pérez del Río, futuro director general, quiso corresponder a Brígido por sus esfuerzos. Se comprometió, en primer lugar, a costear la organización de un concierto en Murcia de la formación de hip hop de la que formaba parte el empleado, Makuba N-301. No solo eso: para asegurarse de que dispusieran de repertorio suficiente, Archena acordó pagarle la producción de un disco.
2. Perdonar la vida a un cerdo
La quinta entrega de la tercera temporada, dedicada a Copese, dio lugar a uno de los momentos más tiernos del docurreality, y no precisamente porque se ambientara dentro del sector cárnico. Álvaro, uno de los sobrinos del director general infiltrados en la empresa de alimentación, entró en contacto con Mario, un entrañable porquero de una de las granjas. Enamorado de los animales, estaba especialmente encariñado con una marrana, Chundulu, a la que trataba como una mascota doméstica. Por ello, el momento en que fue incluida en el grupo de cerdos destinados al matadero, el trabajador se quebró de pena.
Por ello, el infiltrado decidió perdonar la vida del animal y llevarlo de vuelta a la granja, con la promesa de que no sería sacrificado. Este hecho emocionó sobremanera a Mario, casi tanto como la inesperada visita de sus dos hijos.
3. Motos y bicicletas
Del mismo modo que María recibiera un coche nuevo en esta quinta temporada, también hemos podido presenciar la entrega de regalos de dos ruedas, a motor o sin él.
Entre los afortunados, se encuentra Javi, un repartidor de Padthaiwok, la cadena de restaurantes de comida tailandesa. Pese a los errores que cometió y que hicieron a la empresa perder dos clientes, el director de estrategia y expansión Juan José Rubiano quiso premiar su entrega con 3.000 euros con los que poder comprarse la moto de campo que ansiaba.
No fue el único que recibió algo similar: Rafa, encargado de almacén en Injusa. Después de 18 años en la empresa, esta le regaló la motocicleta con la que soñaba... Aunque para poder sentarse a sus mandos primero debería aprender a montar en ella: el obsequio se completaba con un compromiso para pagarle los gastos de la autoescuela.
Como no hay dos sin tres, el segundo episodio de la cuarta temporada nos permitió adentrarnos en Calzados Porronet y conocer a Ramón, un montador de madera que luchaba por mantener a flote la economía familiar y que tenía como pasión el deporte. Además de hacerle entrega de 4.000 euros para solventar las dificultades económicas de su hijos, le concedieron un capricho adicional: una bicicleta con la que prepararse para competir en el Iron Man.
4. Visitas a Legoland en Dinamarca
Legoland, el parque temático de Lego ubicado en Alemania, es uno de los destinos más reclamados por los más pequeños pero también por los que son algo más grandes, y por ello también ha salido en más de una ocasión entre las recompensas que los sucesivos Jefes infiltrados entregan a su plantilla.
Alicia Vañó, dueña y cofundadora de Taste of America, una de las empresas referentes en la importación y venta de productos gastronómicos americanos, regaló a Cristina, apasionada de estos bloques de construcción. Un regalo de lo más apropiado, puesto que la empleada utilizaba sus propias figuras de juguete para decorar el establecimiento y atraer la atención del público infantil.
También Nati, una de las trabajadoras de Quesos El Pastor recibiría este mismo presente, para que pudiera disfrutar junto a su hijo. Cabe decir que la efusividad de Marcos Rodríguez, dueño de la compañía, con su subordinaba no fue tan alegre como en casos anteriores.
5. Tutorías y encuentros con famosos
A falta de ver la entrega de la quinta temporada en la que será una figura popular la que se enmascarará dentro de su propia empresa, lo cierto es que El jefe infiltrado ha contado con la asistencia de famosos de toda condición para sorprender a los trabajadores retratados.
En la décima entrega de la cuarta temporada, centrada en el funcionamiento de la empresa Wolder, la que fuera una de las grandes marcas de móviles y tabletas de España, que participara en el programa antes de verse inmersa en una profunda crisis. Miguel Lanzuela, director general corporativo, se las tuvo que ver con Daniel, un comercial con mucha entrega pero demasiado margen para la improvisación. Sin embargo, el potencial que vio en el trabajador hizo que le concertara un curso personalizado de coaching con Josef Ajram. Casualidades de la vida, este mismo broker catalán acabó cerrando el pasado abril uno de sus proyectos.
Aunque el gurú empresarial no aparecería de cuerpo presente en el capítulo, otros sí lo han hecho, o bien en persona o a través de mensajes dedicados a los trabajadores evaluados. Por ejemplo, el bailarín Sergio Alcover sorprendería a las animadoras del Gipuzkoa Basket Club al ofrecerse a darles unas clases y a componer con ellas una coreografía exclusiva que presentar en los partidos en casa del equipo de baloncesto.
También el cocinero gallego Pepe Solla se comprometió a realizar unas tutorías para Borja, uno de los cocineros más jóvenes de Bendita cocina, el negocio dedicado a ofrecer chefs a domicilio. El muchacho había tenido problemas graves durante la estancia de su jefe en una de que tenía cenas asignadas.
Y, con un componente un poco más pintoresco, merece la pena destacar a Lindsey Dicken, una de las estilistas caninas más reconocidas a nivel mundial del sector. Esta invitó a un curso de un fin de semana de duración en Orlando a Oriol, uno de los miembros de la veterana empresa de peluquería canina Artero.
6. Bodas y comuniones
Entre los jefes más generosos con sus empleados hasta la fecha en laSexta hay que incluir a José Antonio Mangas, Director general de Palibex, red de transporte urgente de mercancía de palés.
Tras entrar de incógnito en su propia compañía, conoció a Israel, uno de los comerciales de la empresa. Pese a los inevitables peros, el mandamás fue de lo más desprendido al recompensar al trabajador. Primero, le propuso un contrato indefinido con el que acabar con su sensación de temporalidad; y a continuación, sorprendió al entregarle un cheque por valor de 10.000 euros para que pudiera organizar su boda. Nada más salir de la reunión, el joven propuso matrimonio a su pareja.
Volviendo a Injusa, lo que nos encontramos no es una proposición de matrimonio, sino la posibilidad de organizar una comunión por todo lo alto para la hija de Bernabé, el carretillero con el que la responsable de México, Cristina González, colaboró en una de sus jornadas. Previamente, este empleado había recibido otro importante plus: la empresa costearía también los gastos de logopeda de su otro hijo.
7. Pagar un tratamiento de fertilidad
Al bajar a los almacenes de sus empresas, los jefes suelen encontrarse historias dramáticas. Algunas como las de Siscu, contratado por Dormity, cadena del sector del descanso. David Sánchez, fundador y director general, conoció de primera mano el problema de este hombre no solo con el desorden de las instalaciones, sino en su casa.
Luego de asegurarle unas mejores condiciones de trabajo y de entregarle los billetes de un viaje para dos personas a Nueva York (otro de los destinos más recurrentes en el show), el directivo soltó la bomba: un talón por valor de 8.000 euros con el que se contribuye el tratamiento de fertilidad que querían hacer.