José Bono considera que Antonio Miguel Carmona, el socialista que a principios de octubre se convirtió en vicepresidente de Iberdrola, “es todo lo contrario de las puertas giratorias”. Precisamente de eso se le acusó al político, de renunciar a su acta de concejal en el Ayuntamiento de Madrid para, dos años después, incorporarse a la cúpula directiva del gigante de la energía coincidiendo, además, con a escalada del precio de la electricidad.
El exministro de Defensa y expresidente de Castilla-La Mancha defendió en laSexta Noche que Carmona es, ante todo su “amigo” y “una gran persona”. Y recordó que “no ha gestionado ni un céntimo de dinero público”. Por lo tanto, razonó el socialista, “decir que es el ejemplo de puertas giratorias es mentir”.
“Hay quienes dicen que cuando un político deja de ser, por ejemplo, concejal, tiene que estar un tiempo sin ir a la empresa privada. ¿Cuánto tiene que estar? ¿Un año, dos? Pongámosle diez años. Los más radicales dirán que 'toda la vida'. Vale, ¿así sabe qué ocurrirá? Tendremos la casta perfecta, esa casta denostada que se agarrará al puesto público porque no podrá ir a otro sitio. ¿Y quién hará política entonces? Los funcionarios que tienen asegurado el puesto”, continuó Bono.
El político defendió a su compañero de partido de quienes le han criticado hasta por participar en multitud de críticas: “Lo que no han dicho es que lo que ganaba en esas tertulias se lo daba al Padre Ángel. Él no lo dice, pero yo sí. La demagogia es fácil, pero la verdad se ha de imponer”, sostuvo el que también fuera presidente del Congreso de los Diputados.
Tras saberse que iba a ser el vicepresidente de Iberdrola, Carmona recibió abundantes críticas, incluso desde dentro de su partido, porque su nombre se suma al de muchísimos otros políticos que tras dejar las instituciones se incorporaron a compañías energéticas en las que, según se denuncia, pueden utilizar su influencia política en favor de la empresa.