Hay series cuyo impacto resulta sobredimensionado, que enganchan por sus tramas pero que luego no mantienen un nivel acorde a las expectativas. Pero 'Juego de Tronos' se empeña en ser diferente, en superar esas expectativas bien sea por cumplirlas o por destrozarlas.
En esta octava y última temporada, que cierra definitivamente la madrugada (española) del domingo 19 al lunes 20 de mayo, la serie de HBO ha sabido jugar con las ilusiones, ideas y expectativas de sus fans. Ha sido una montaña rusa que ha logrado descolocar a sus seguidores antes del desenlace.
Hagamos el ejercicio de volver atrás, de pensar qué se esperaba de esta tanda de capítulos definitiva, y de analizar cómo Juego de Tronos lo ha sabido y ha jugado a sorprender, cumpliendo a medias o directamente haciendo explotar cualquier idea preconcebida (AVISO: SPOILERS).
· Tras año y medio, dos entregas más “de espera”
Juego de Tronos volvió el 14 de abril tras 1 año, 7 meses, y 16 días. Sus fans esperaron por lo tanto 595 días entre el final de su séptima temporada y el inicio de la octava. Aunque para muchos, el verdadero regreso se produjo con el 8x03.
HBO había usado el secretismo absoluto para inflar las ganas del regreso, y una vez volvió, en lugar de acción y desenfreno, dio a los fans calma y reflexión. Cuando todos queríamos sangre y guerra, la serie ofreció reencuentros y planes. Jugó con la (im)paciencia del público, pero salió victoriosa. Al menos en su primer capítulo.
Los fans comprendieron que era necesario una entrega de “presentación”, de recuerdo y de reencuentro. Y, por qué no decirlo, a la serie le vino bien para guardar presupuesto. Lo que no cayó tan bien es que el segundo episodio también careciese de acción, por más brillantes que fueran los diálogos y por más que se adivinasen los verdaderos “juegos por el trono”. La serie no estaba más que subiéndonos a lo más alto de su montaña rusa.
· La “Gran guerra”... de un capítulo
El primer tramo de caída de esa montaña rusa fue abrupto, como si el tren hubiese descarrillado. El 8x03 pasará (si no lo ha hecho ya) a la historia de la ficción. No sólo de Juego de Tronos. La Gran Guerra con la que llevábamos años soñando al final había llegado, y estaba colmando todas las expectativas.
Muertos, muertes, lucha de dragones, el Rey de la Noche contra Daenerys y Jon, Bran frente a su destino... El capítulo lo tenía todo. Pero como esta última temporada de la serie, a la que esperamos casi dos años para despedirla en seis semanas, la Gran Guerra fue tan grande como breve.
Desde el principio creímos que la batalla contra los muertos iba a ser el gran punto final de Juego de Tronos. La serie contribuyó a ello, llevándonos hasta el punto más bajo de esa caída, ya a máxima velocidad, al mostrar cómo todo estaba perdido, cómo los muertos eran invencibles. Realmente parecía el final, representado en Bran, y que los pocos supervivientes tendrían que unirse a Cersei, o acabar con ella antes de que todos muriesen. Pero entonces apareció Arya, y con ella desapareció la expectativa. Adiós muertos. Tras tantas temporadas, un sólo capítulo. (Pero qué capítulo).
· Muertes señaladas, sean heroicas o cobardes
Estos años, cuando alguien empezaba a ver Juego de Tronos, uno de los comentarios/consejos más habituales era el de “no te encariñes de ningún personaje”. Y si algo no se le puede negar a la serie, es que esas expectativas sí las ha cumplido con creces. Tanto, que del primer al último capítulo de esta octava temporada el cásting se ha reducido notablemente.
Ben, Lyanna Mormont, Beric, Theon Greyjoy, Jorah Mormont y la Sacerdotisa Roja en la matanza contra los muertos del 8x03. Un dragón y Missandei en la calma antes de la batalla del 8x04. Y la explosión definitiva del 8x05, con hasta siete despedidas: Varys, Euron Greyjoy, Qyburn, El Perro, La Montaña, y en teoría también Jaime y Cersei Lannister.
Algunas de ellas se insertan sin más en la trama (como Ben y Euron, en batalla), otras son heroicas (Lyanna contra el gigante), otras amorosas (Beric por defender a Arya, Theon por defender a Bran, Jorah por defender a Daenerys, Jaime y Cersei tras reencontrarse), otras castigan la trayectoria cuando no tocaría (Varys) y otras son hasta cómicas (como Qyburn por tocar la moral a La Montaña, o El Perro tras pedirle a su hermano que se muera de una vez). Pero aquí no hay dudas: ¿Esperábamos muertes? Hay muertes. Expectativas cumplidas.
· Los dragones, de vulnerables a ser el apocalipsis
Hemos visto crecer a los dragones de Daenerys. Desde que se posaron en sus hombros al salir del fuego, hasta convertirse en colosos que aterrorizan a todos, incluso a los que supuestamente están de su lado. Cierto que perdió uno al final de la anterior temporada, pero podíamos creer que contra los muertos había poco que hacer, que esa era la diferencia.
Por eso cuando tras la Gran guerra sobreviven los dos dragones restantes, y el del Rey de la noche desaparece, la serie nos hace creer que serán prácticamente indestructibles, el factor que decante la balanza contra Cersei. En el 8x04, Daenerys vuela feliz sobre su dragón para dirigirse a Desembarco del Rey mientras observa al otro dar vueltas y hacer cabriolas, como en una estampa feliz más propia de una película de Disney.
Y entonces, Juego de Tronos vuelve a girar el timón. La serie se recrea en mostrar cómo con una “simple” ballesta (muy grande, sí, pero una ballesta), el dragón cae. Le atraviesan una, dos, y hasta tres enormes flechas, la última de ellas en el cuello para dejar claro que cae al agua destrozado. Resulta que los dragones mueren, como el resto. Y que Cersei tiene decenas de ballestas para cargarse al último de ellos. Las fuerzas parecen igualarse antes de la batalla por Desembarco del Rey.
Pero no. Otro giro de timón, y Juego de Tronos vuelve atrás en el 8x05 para recordarnos que en la serie mandan los dragones. Que de nada valen decenas de barcos, anchas murallas con grandes ballestas, y miles de soldados, mercenarios o no. Y a lomos de su último dragón, a Daenerys le sobra para demostrar que puede conquistar la ciudad, todo Poniente, y lo que se le ponga por delante. Los dragones vuelven a ser casi invulnerables, más temidos incluso que los muertos.
· La clemencia de Daenerys, hija del “Rey loco”
“Daenerys Targaryen de la Tormenta, la que no arde, rompedora de cadenas, madre de dragones, Khaleesi de los Dothraki, Reina de los Ándalos y los Rhoynar y los Primeros Hombres, Señora de los Siete Reinos y Protectora del Reino”. Para poner en una tarjeta queda largo, pero podemos destacar la parte de “rompedora de cadenas”.
En su viaje hasta Los 7 Reinos que culmina en Desembarco del Rey, Daenerys conquista las distintas ciudades de Essos gracias a los dokrathis y a liberar a los esclavos. Antes de cruzar el mar para llegar a Poniente, se erige como una Reina justa y clemente. Hasta que ve la Fortaleza Roja en la que está Cersei. La espera para que suenen las campanas le permite tener tiempo para replantearse su vida, y decide que se acabó la clemencia. Que es el momento de la venganza.
· El cambio de imagen las dos Reinas de Poniente
Ese momento en el que Daenerys se vuelve “loca” no sólo está siendo lo más criticado de esta temporada, culminando una polémica vertiente que incluso apunta al machismo y al heteropatriarcado de la ficción, sino que también juega con la percepción de sus fans. Una vez más.
Daenerys llegó a esta octava temporada como la única esperanza de los humanos. Y con la idea firme de convertirse en una Reina justa, antiesclavista y clemente. Era la gran heroína de la serie (con permiso de Arya). Y aunque ya había dejado retazos de su verdadero carácter, para muchos jamás podría haberse pensado que iba a convertirse en una malvada villana capaz de reducir a cenizas una ciudad entera y carbonizar a miles de civiles inocentes y de soldados que ya se habían rendido. Pero su el círculo de su personaje se cerró. La propia actriz, Emilia Clarke, reconoce a Vanity Fair que no le gustó: “Eso me jodió. Saber que va a quedar ese sabor de boca sobre lo que Daenerys es...”.
A la vez, Juego de Tronos no sólo ha hecho que sus fans se replanteen cómo ven a Daenerys, sino también a Cersei. Hasta el 8x04 dejó claro que es mala, que no le importa su pueblo y que no tiene piedad, al decapitar a Missandei para rechazar la rendición. Pero su muerte no es la de una villana, sino la de una pobre mujer que se encuentra sola y que, tras reencontrarse con su heroico amado que vuelve para salvarla pese a estar medio muerto con dos navajazos, llora e implora que quiere vivir para ver crecer a su hijo. El destino, eso sí, parece que es el que se mereció durante toda la serie, al en teoría morir sepultada y sin honores (si no hay otro giro de timón de la trama).
· El presunto traidor que traiciona y es traicionado
Tyrion cree en su Reina, en Daenerys. Cree incluso cuando Varys le hace dudar, incluso cuando la propia Targaryen le amenaza y él la justifica diciéndole a Sansa que “todo Rey debe infundir cierto temor”. Daenerys primero le acusa de traicionarla por su hermana, y luego por su hermano. Pero él sigue siendo fiel, tanto que llega a delatar a Varys y a provocar su ejecución. Tyrion demuestra que no es un traidor, llegando a traicionar a su amigo Varys para no traicionar a Daenerys.
En el capítulo 8x05, que sin duda marca un antes y un después para muchos personajes de Juego de Tronos (porque mueren o porque cambian a los ojos del público), la mirada de Tyrion representa a muchos fans. Ese rostro de incomprensión por lo que hace la Madre de dragones, que luego se convierte en pena, en tristeza y acaba siendo de odio y sed de venganza. Él sí ha sido traicionado, porque las campañas sonaron pero Daenerys hizo oídos sordos. Aunque su imagen no varía: apostó por evitar la masacre, y siente odio contra la que la ha provocado.
· Arya no siempre aparece... aunque ya veremos
El final del 8x03, cuando Arya salta desde la nada para apuñalar al Rey de la Noche y acabar con el ejército de muertos, resultó sorprendente pero tenía una trabajada historia detrás que venía de muchas temporadas antes. “Cuadraba”, por tanto, en la trama que ella fuese la elegida. Como también cuadraba que ella acabase con Cersei en el 8x05.
En ese episodio, tras despedirse de El Perro porque éste la avisa de que si no morirá, hay un momento en el que cabe pensar que Arya va a hacer otra aparición estelar para acabar con la reina Lannister. Es cuando ésta se queda sola e intenta salir de su castillo dejando pelearse a los dos hermanos Clegane. Pero Juego de Tronos, esta vez sí, cumple su palabra: Arya hace lo que dice y se va del castillo, siendo Jaime el que encuentra a la desamparada Cersei.
Sin embargo, y tanto por el final de ese capítulo como por echar un vistazo al avance del sexto y definitivo, parece que la “lista negra” de Arya se ha borrado y reescrito con un sólo nombre: el de Daenerys. La serie ha vuelto a lograr crear una expectativa para su episodio final, incluyendo también a Tyrion, que habrá que ver si acaba cumpliendo o destrozando, como tantas otras esta temporada.
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· El 8x06 llega entre la confusión, pero con expectativas
Las ansias de venganza de Arya y Tyrion parecen ser el gran punto de partida del capítulo final. Así lo ha potenciado y promocionado Juego de Tronos. Y teniendo en cuenta los giros de timón que ha pegado toda esta tanda de capítulos, podría pensarse que luego va a ser lo que menos relevancia tenga. O no.
Lo que es un hecho es que, además de esa expectativa, queda pendiente saber si los mensajes de Varys diciendo que Jon es el heredero legítimo del Trono de Hierro llegaron a sus destinatarios. Igual que saber dónde están Jon y Davos al frente del ejército norteño, tras ordenar su repliegue fuera de la ciudad y ni aparecer en el breve tráiler del 8x06.
¿Habrá una última batalla, esta vez entre Daenerys y Jon? ¿Arya o Tyrion intentarán matar a la nueva Reina? ¿Reaparecerán personajes que ya se habían despedido, como Bronn para que Tyrion salde su deuda? Muchos posibles giros y suposiciones, pero lo cierto es que para saber cuál será el final de Juego de Tronos habrá que esperar a su último capítulo. Sólo entonces cumplirá o destrozará las expectativas de sus fans.