AVISO: SPOILERS

'Juego de Tronos' 8x05: El odio es el fuego que alimenta al miedo

Juego de Tronos 8x05: Tyrion Lannister

Marcos Méndez

La octava temporada de Juego de Tronos es como una montaña rusa. Y tocaba bajar. Tras la tormenta de su tercer capítulo y la calma del cuarto, en el penúltimo episodio de la serie de HBO ha vuelto a desatarse la acción. Y, más que nunca, el caos.

(Aviso: Spoilers) Cartas y traiciones arriba

Tras cerrar el anterior capítulo con la dramática pérdida de otro de sus dragones y la decapitación de Missandei, que pareció sumir a Daenerys en el más profundo odio, la acción arranca de nuevo con Varys escribiendo mensajes en los que desvela quién es el verdadero heredero del Trono de Hierro. Precisamente con Jon Nieve, que llega al fin con las tropas norteñas, se reúne en la misma playa. Y le informa de que la Reina de dragones está recluída, que no recibe a nadie y ni tan siquiera come. Pese al miedo de Varys a que arrase Desembarco del Rey, Jon mantiene su apoyo.

Pero Varys se decanta definitivamente: “Los hombres deciden dónde reside el poder. Y creen que reside en vos”. Jon no reacciona bien, y tras un instante de silencio, repite que no quiere el Trono de Hierro y desafiante, se lo deja claro al consejero: “Ella es mi reina”. Desde lo alto del acantilado, Tyrion observa el encuentro entre ambos.

El Lannister intenta luego hablar con Daenerys, pero ella sigue en silencio y ni se muestra sorprendida cuando Tyrion le dice que Varys le ha traicionado. Aunque sí llama la atención que ella piense que el que la ha traicionado es Jon Nieve. Pese a todo, Daenerys le explica que Varys sabe quién es en realidad Jon Nieve porque se lo había dicho Tyrion, y éste a su vez lo sabía por Sansa, a la que se lo había dicho Jon: “Como he dicho, me ha traicionado”.

Daenerys se da cuenta de que todo su entorno la ha traicionado, y apunta también a cómo Sansa lo ha logrado al desvelar quién es su “hermano” Jon Nieve. Tras escuchar cómo Tyrion la pide perdón por habérselo contado a Varys, la Madre de Dragones parece decidir retrasar su decisión hasta después del ataque.

“Muy bien. Miedo entonces”

Lo cierto es que Daenerys no está dispuesta a perdonar. Gusano Gris aparece en los aposentos de Varys y se lo lleva detenido. La Targaryen, junto a Jon Nieve y a Tyrion, que le confiesa que él ha sido el que ha desvelado su traición, presiden el acto de su ejecución. A grito de “Dracarys”, el dragón calcina a Varys, mientras que Tyrion le mira apesadumbrado y Jon observa con desconfianza a Daenerys.

Jon y Daenerys se reúnen a continuación, después de mostrarse cómo la muerte de Missandei parece haber unido más que nunca a la Reina y a Gusano Gris. Ella le recuerda que le advirtió de qué pasaría si revelaba quién era en realidad, y tras mantener su postura amenazante al decir que ahora ya sabe qué pasa a los que saben quién es en verdad Jon Nieve, le reconoce: “Mucha gente de Poniente te amará a ti. Más que a mí. Yo no tengo amor aquí, sólo tengo miedo”. Jon Nieve responde inmediatamente: “Te quiero. Y siempre serás mi Reina”. “¿Es cuanto soy para ti, tu Reina?”, responde ella antes de besar a Jon, que vuelve a quedarse parado. Daenerys, muy enfadada, se separa de Jon y le avisa: “Muy bien. Miedo entonces”.

Los Lannister, última esperanza de la paz

Pese a los intentos de Tyrion de convencerla para que no arrase Desembarco del Rey, Daenerys asegura que no permitirá que Cersei se aproveche de su clemencia, y ordena a Gusano Gris que los Inmaculados partan hacia la ciudad para sumarse al resto de tropas norteñas. Al menos, el Lannister consigue la promesa de la Reina Targaryen de que, si escuchan tañir las campanas, detengan el ataque para salvar a la gente inocente. Aunque Gusano Gris no parece muy dispuesto a cumplir esa orden.

Antes de que Tyrion abandone la estancia, Daenerys le asesta otra puñalada: “Vuestro hermano fue detenido cruzando nuestras líneas. Parece que no ha abandonado a vuestra hermana al final”. Jaime está, por tanto, preso de Daenerys tras intentar volver a Desembarco del Rey para evitar la masacre en la ciudad, tras despedirse de Brienne en Invernalia. Daenerys da un ultimátum a Tyrion: “Falladme una vez más, y será la última vez que me falléis”.

Tyrion parte hacia Desembarco del Rey junto a Jon, ambos en silencio y pensativos por la deriva de Daenerys. Mientras la ciudad se prepara recibiendo entre sus muros a todos los vasallos inocentes, en el campamento atacante Tyrion le pide un misterioso favor a Davos, y aparecen el Perro y Arya con una misión muy clara que ella misma desvela a un soldado que les da el alto: “Soy Arya Stark. Vengo a matar a la Reina Cersei”.

Por un lado Arya, y por otro Tyrion, que tras ordenar a los Inmaculados que custodian a Jaime que abandonen su guardia, libera a su hermano para intentar que éste convezca a Cersei y evitar la masacre, ofreciéndole un plan de escape para los dos. Con muchas dudas, y tras creer en la victoria de Cersei, Jaime da su palabra a su hermano, y Tyrion le pide que si logran escapar, mande tañer las campanas de la ciudad para que el ataque se detenga. Antes de despedirse, Tyrion le explica a Jaime que quizás Daenerys muestre clemencia hacia él si logra sentarse en el Trono de Hierro sin necesidad de un baño de sangre. El adiós es emotivo: “De no ser por ti, no habría sobrevivido a la infancia. Tú eras el único que no me trataba como a un monstruo”, le dice Tyrion a su hermano antes de fundirse en un abrazo mientras llora.

Imaginemos qué habría sido con tres dragones...

Acabada la noche, y esta vez a la luz del día, Desembarco del Rey se prepara. Todos sus habitantes se ponen a resguardo, y las tropas y barcos se despliegan. Arya y El Perro logran su cometido y entran a la ciudad, al igual que Jaime. Los tres están en Desembarco del Rey con sus propios planes para evitar la masacre, pero mientras los dos primeros logran superar las puertas y quedarse lo más cerca posible de la fortaleza de Cersei, a Jaime le toca dar un rodeo y buscarse otra forma de llegar a ella.

En el exterior, la Compañía Dorada cubre la muralla para Cersei, y pocos metros más adelante, el ejército de Daenerys comandado por Davos, Jon y Tyrion espera la llegada de la Madre de dragones para comenzar el ataque. Tyrion repite la clave de las campanas, aunque Jon ni siquiera le responde. tras un breve instante de calma, el dragón de Daenerys aparece en el cielo y los barcos de Euron Greyjoy comienzan a disparar para intentar derribarlo.

Las ballestas esta vez no sirven y el dragón logra destrozar la flota del Hierro, incluyendo el barco de Euron, que se salva saltando in extremis al mar. Lo mismo hace con las grandes ballestas de las murallas, dejando vía libre hacia Desembarco del Rey por el lado del mar. Así es como sorprende a la Compañía Dorada, que espera el ataque frontal de las tropas, pero se encuentra con la muralla explotando tras ellos, y el fuego de dragón abrasándoles.

Sin defensas, el asalto a Desembarco del Rey se convierte en una estampida de los dokrathis, seguidos por los Inmaculados y los norteños. Desde la Fortaleza Roja, Cersei presencia cómo Daenerys a lomos de su dragón arrasa todas las defensas de su muralla, y pese a que su consejero Qyburn la advierte de que todas sus ballestas y su flota han caído, ella ordena seguir peleando, confiando en que sus propios soldados combatan mejor que los mercenarios.

El “miedo” era en realidad el plan de Daenerys

La entrada de Davos, Gusano Gris y Jon es triunfal, sin enemigos hasta un punto en el que sus tropas permanecen detenidas. Se ponen al frente, y ven que lo que tienen delante es el ejército de Cersei. Es entonces cuando triunfa el plan de Daenerys. “Miedo entonces”, le dijo la Reina de dragones a Jon. Y cuando aparece sobre la ciudad surcando el cielo mientras la población huye despavorida, se posa sobre un edificio y hace que el dragón grite, todo se comprende: los soldados tiran sus espadas y se rinden. Jon les mira reconfortado, al ver cómo se evitará la masacre.

Los gritos de “tañed las campanas” inundan desembarco del Rey. La ciudad clama por su rendición. Pero las campanas no suenan. Cersei permanece impasible observando la ciudad desde la Fortaleza Roja, y Daenerys hace lo mismo encaramada a su dragón. Cuando la Reina de dragones parece que va a perder la paciencia y retomar el ataque, la población hace sonar las campanas. Jon respira aliviado, Cersei cierra los ojos lamentando la poca oposición, y Daenerys mantiene el odio en su mirada. Tanto, que no puede contenerse.

La hija del “Rey loco” reclama su trono... igual

A lomos del dragón se lanza hacia la Fortaleza Roja. Soldados y civiles corren horrorizados, pero todos mueren abrasados al paso de Daenerys. Pese a la rendición, arrasa la ciudad mientras Tyrion lo presencia boquiabierto desde las puertas. Jon mira con incomprensión lo que está haciendo, pero a su lado Gusano Gris muestra la misma sed de venganza y reinicia el ataque matando al soldado que primero se había rendido. Siguiéndole, el ejército de Daenerys se lanza a exterminar al de Cersei.

Jon se queda paralizado e intenta detener el avance, pero se ve obligado a defenderse y todos acaban peleando. Los soldados matan mientras Daenerys sigue arrasando toda la ciudad. Sólo Davos, que intenta ayudar a los inocentes a salvarse, y Jon, que llega a matar a uno de sus soldados cuanto intenta violar a una mujer, intentan pararlo. Todos los demás deciden descargar su odio a golpe de espada y sangre.

Todo es fuego, de dragón y también valyrio

Mientras el dragón de Daenerys llega a la Fortaleza Roja y empieza a derruirla, Jaime alcanza tras salir de la ciudad el pasadizo que le reveló Tyrion para llegar hasta Cersei, pero su camino se ve detenido por la aparición del náufrago Euron con el que empieza a combatir. La cruda batalla termina cuando Euron logra apuñalar en un costado a Jaime. Pese a todo se rehace, y cuando va a alcanzar su espada recibe otra puñalada. Y con todo, Jaime se repone y atraviesa con su espada a Euron, dejándole morir mientras él muy malherido va a buscar a Cersei.

Qyburn intenta convencer a Cersei de que abandone el lugar, pero ella sigue ensimismada: “La Fortaleza Roja es el lugar más seguro de la ciudad”. Sin embargo, por primera vez se quiebra. Una lágrima recorre su mejilla, y empieza a llorar al comprender su derrota. Abandona su torreón, y entonces se ofrece un plano sospechoso: ¿Fuego Valyrio? ¿Por el ataque de Daenerys, o porque Cersei había planificado “quemar” su propia ciudad?

Al interior de la Fortaleza llegan Arya y el Perro. Pero éste obliga a la pequeña de los Stark a ver que si se queda ahí, acabará muriendo. Arya parece comprenderlo y se despide de él: “Sandor, gracias”, mientras el Perro también se dirige a por Cersei, y ella parece tomar el camino contrario.

Cuando Cersei desciende los escalones de la Fortaleza Roja, el techo cae sobre ella, Qyburn, la Montaña y los últimos tres guardias que la custodian. Se salvan, y aparece el Perro, que mata sin despeinarse a los tres guardias y reta a su hermano mayor, la Montaña. Cersei le ordena que siga protegiéndola, igual que Qyburn... pero el consejero acaba ahogado por la Montaña, que lo lanza luego contra una roca reventándole el cráneo. Cersei comprende que es momento de callarse. Se marcha pasando al lado del Perro, dejando a los dos hermanos que se peleen.

El último reencuentro Lannister

Completamente sola, Cersei intenta salir de la Fortaleza Roja. Y sobre el mapa de Poniente se reencuentra con Jaime. Entre lágrimas por la situación y por ver cómo sangra, ambos se marchan. Mientras, el Perro se da cuenta de que su hermano es prácticamente indestructible cuando le atraviesa con su espada y aún así este sigue yendo a por él. Y en la ciudad, Arya presencia el horror desatado por Daenerys a la vez que trata de huir, por primera vez atenazada por el miedo mientras corre.

Parece el fin de la peculiar pareja. Mientras el Perro sucumbe sin oposición a la paliza y los golpes de su hermano La Montaña, Arya se cae y es engullida y pisoteada por la marabunta de ciudadanos que intentan salvarse. Pero su suerte acaba siendo diferente. El Perro muere tras apuñalar a su hermano en un ojo y luego lanzarse al vacío con él, mientras Arya logra levantarse y seguir corriendo para salvar su vida.

Jon y Davos ordenan a sus tropas que se replieguen tras los muros de la ciudad, conscientes de la espiral de locura en la que se ha sumido Daenerys, que sigue arrasando desde el aire incluso cerca de sus propias tropas. El verde del fuego valyrio sigue apareciendo en algunos momentos, dejando la duda de si es cosa de Cersei.

Arya reaparece malherida, y desmayada entre escombros. Mientras anima a madres con sus hijos a seguir intentando salvarse, ve cómo los dokrathis siguen matando inocentes desde sus caballos. Y cómo Daenerys calcina a la madre y a la hija que la habían salvado a ella al levantarla en plena estampida.

Mientras, Jaime y Cersei alcanzan su vía de salida desde las catacumbas. Pero el camino está bloqueado por los escombros que ha provocado el dragón de Daenerys. “Quiero que nuestro hijo viva”, repite hasta dos veces Cersei cuando comprende que está en una tumba. “No me dejes morir Jaime, por favor no me dejes morir. No quiero morir”. “Nada más importa. Sólo tú y yo”, responde su hermano mientras el techo se derrumba definitivamente sobre ellos.

La última jinete del Apocalipsis

La calma vuelve a escena cuando Arya reaparece, cubierta de escombros y hollín, y comienza a llorar al ver los cadáveres carbonizados de esa madre y esa hija que la habían salvado en medio de una ciudad completamente arrasada por el dragón de Daenerys. Un caballo blanco aparece de la nada, y sobre él abandona la ciudad, quizás tras haber borrado toda su lista para poner el único nombre de Daenerys en ella. También queda abierta la duda de su Varys logró mandar algunos de esos mensajes a través de sus cuervos...

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