Opinión

7 motivos para quemarte con 'Jugando con fuego', las 'tentaciones' definitivas de Netflix

En las últimas dos semanas, un intruso descamisado se ha colado en el top 10 de contenidos más populares de Netflix en España. En la portada se ve mucho músculo y poca ropa, un reclamo muy potente sobre todo para los que pasan este confinamiento en soledad. Y no, no es Toy Boy. Hablamos de Jugando con fuego (Too Hot To Handle), las 'tentaciones' definitivas.

No es habitual ver un reality de la plataforma desbancando a las series de su trono dorado, pero en esta ocasión no había que estar muy lúcido para aventurar que el formato podía causar sensación. Por el momento -unos suscriptores necesitados de novedades en pleno encierro-, por los antecedentes -el bombazo de La isla de las tentaciones hace apenas unos meses-, y, claro está, por su carta de presentación –un dating en el que el sexo se castiga y el celibato tiene premio-.

En Jugando con fuego, cinco chicos y cinco chicas entran a una casa paradisíaca dispuestos a vivir la aventura sexual de sus vidas. Sin embargo, sus esperanzas empiezan a desvanecerse cuando su 'Súper' les comunica que para ganar el premio que hay en juego (100.000 dólares) solo tienen que hacer una cosa: no tener relaciones sexuales.

Pasada la quincena desde su estreno mundial, y tras el lanzamiento de series y películas con cartel, este reality podría considerarse todo un superviviente en los rankings de Netflix. ¿Qué fiabilidad tienen estas listas?, se preguntarán muchos. Probablemente poca, pero ver el nombre de algunos de los participantes entre los Trending Topic de España en el día de su debut es al menos una prueba de que algo de conversación social ha generado.

Si todavía no te has decidido a verlo, este puente puede ser tu momento. Quizás la descripción te genere dudas o te haga preguntarte si esto es demasiado petardo para ti, y probablemente lo sea, pero ese es precisamente su encanto. Este formato tiene lo mejor de los Shore –perfiles muy poderosos- y de La isla de las tentaciones –la tentación (valga la redundancia) y los celos-. Todo, metido en una coctelera con unos cuantos giros que aportan ese toque novedoso y adictivo que provoca que, una vez empiezas no puedes parar.

  • Una presentadora sin rostro que no pierde ojo

En los realities de este tipo suele haber dos ramas: los que tienen presentador/a (bienvenida, Sandra Barneda) y los que no. Jugando con fuego es de los que sí, pero no como todos esperan. Su conductora es Lana, un asistente virtual tipo Siri o Alexa que no tiene rostro, pero que tampoco pierde ojo de todo lo que acontece en la villa en la que conviven los solteros y solteras.

Ni el espectador ni los concursantes llegan a verla nunca, pero eso no les impide adorarla (en el caso de los primeros) u odiarla (en el de los segundos). Es, sin duda, la peor de sus pesadillas.

  • 'Hogueras' sin imágenes, pero con grandes revelaciones

Ella es la encargada de comunicarse con los participantes en todo momento, tanto para darles anuncios importantes al estilo 'Súper' de Gran Hermano como para reunirse con ellos en el momento cumbre de cada entrega. Sí, aquí también hay 'hogueras', aunque el fuego lo traen de casa.

A diferencia de Mónica Naranjo, Lana no tiene (más) imágenes para destapar a los infieles (en este caso, desleales con los demás) ante sus compañeros, pero sí se encarga de destapar cada trampa generando auténticas tormentas.

  • Giros inesperados en cada capítulo

Es en las 'hogueras' donde se producen la mayor parte de los giros en la trama, pues el programa tiene reservados varios bombazos para descolocar a público y participantes durante toda la temporada. No conviene apuntar nada más por no restar impacto posterior, pero en este caso Lana es más dura de lo que sería la propia audiencia.

  • Un casting de perfiles potentes

No miento si digo que la primera reacción al ver por primera vez a los concursantes es buscar el mando a distancia para quitar el programa. No por los vídeos de presentación, sino por una primera toma de contacto entre ellos en la que todos parecen famélicos pisando por primera vez un buffet libre. Ciertos comentarios y actitudes no generan precisamente simpatía, pero empiezan a engancharte a unas tramas que tardan apenas minutos en arrancar.

Entre los diez concursantes iniciales podemos encontrar todo tipo de perfiles: desde los más explosivos hasta los secundarios que se dejan llevar, e incluso un Christofer con acento british.

  • Algún mueble más robusto que Darek en sus mejores tiempos

Más allá de los mencionados secundarios, también hay algún error de casting que, no obstante, no desluce demasiado al grupo. Pero, ¿qué es un reality sin los clásicos muebles? En Jugando con fuego hay un par que harían la competencia al mismísimo Darek en sus mejores tiempos.

  • Indeseables que prometen quitarle el 'trono' a Gonzalo

Tampoco es concebible un formato de este tipo sin ese concursante que cada vez que habla sube el pan y que, desde luego, está más mono con el piquito cerrado. Aquí, cómo no, hay alguno que te hace resoplar y encenderte cuando saca a pasear toda su retórica. Un Gonzalo de la vida, vaya.

  • Francesca, la reina de las divas

Y por último, y más importante, Jugando con fuego tiene esa diva que destaca sobre todos los demás y reparte el juego cómo y cuándo quiere. Desde los primeros minutos, Francesca se posiciona como la protagonista absoluta de la casa generando amor/odio entre sus compañeros y pasión en el espectador. Si la audiencia repartiese aquí un maletín, sería suyo.