“Tenemos a gente que ha diseñado la boda de Felipe y Letizia”, avanzó Manel Fuentes sobre el equipo de Masters de la Reforma, el nuevo talent de Antena 3 en el que diez parejas de concursantes lucharán por convertirse en los mejores interioristas amateur de España. Y no se equivocaba el presentador, Tomás Alía, uno de los tres expertos que forman parte del jurado, fue el arquitecto e interiorista encargado de la cita real.
El decorador Pepe Leal y la jefa de obra Carolina Castedo le acompañan en la labor de valoración de los trabajos realizados por los “peones”, como llaman a los aspirantes del formato. Los tres coinciden y celebran la función didáctica del concurso. “Estamos aquí para enseñar”, reconoce el primero. Algo que, para la madrileña del grupo, hará que muchos espectadores “se animen” a lanzarse a llevar a cabo “pequeñas reformas en casa” ya que, como defiende, “no hace falta ser una eminencia para hacerlo”.
Los concursantes: no profesionales y con más conocimiento en construcción o en decoración
“Muchas veces es difícil hacer un veredicto justo”, reconoce Leal, ya que considera que son “muy exigentes porque nos dedicamos a esto”. Aun así, incide en que han sido “condescendientes porque tienen muy poco tiempo”. En su lugar pide que “escuchen, aprovechen la formación y que se superen”.
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Las diez parejas que participan en Masters de la Reforma no son profesionales. “Algunos manejan más la construcción y otros la decoración, pero no se da que una misma persona aglutine ambos mundos”, lo que hará que seguir su evolución sea uno de los principales atractivos para el público, en opinión del jurado.
“Democratizando la importancia del diseño”
Acostumbrados a ver concursos con aspirantes a ser principalmente cantantes o bailarines, que son los que principalmente completan el abanico de talents como Operación Triunfo, La Voz, Got Talent, Prodigios, Fama a bailar o Factor X, aquí los protagonistas son el diseño, el interiorismo, la obra y la decoración. “Queremos democratizar el diseño”, declara Alía, “que la gente tenga conciencia de que es nuestra segunda piel”. Y también de la profesión en sí. “Igual que acudimos a un abogado cuando nos ponen una multa de tráfico”, explica Leal, “cuando no se sabe manejar el espacio de una casa, estamos nosotros”.
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El decorador invita a perder el miedo a pedir ayuda en este sentido. “No pasa nada por admitir que no tenemos gusto, que no se nos da bien resolver el espacio, elegir un mueble, o que no tenemos ni idea de combinar colores”, comenta, “yo no sé de economía y por eso llamo a un asesor fiscal”. “Igual que existen esas profesiones, está la de decorador”, concluye.
Alía lamenta que en España “no hay conciencia porque no hay cultura de interiorismo. Siempre digo que hemos pasado de la mesa camilla al fenómeno Ikea, por lo que no hay trayectoria”. De ahí a que describa como necesario “mentalizar” a la población de que cuidar el hábitat en el que vivimos es una “necesidad primaria, nada de lujo, es vital”. El arquitecto interiorista sostiene que “para que seamos felices es fundamental rodearnos de un entorno agradable, que no elitista, pero sí cómodo, democrático y bello”.
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La supervisión de las obras
A diferencia de sus compañeros, Castedo es jefa de obra, lo que hará que su labor en el programa coincida con “dirigir, controlar y supervisar lo que están haciendo los equipos tanto en la parte exterior del inmueble como en la interior”. Del mismo modo, les “asesora”, pero lo principal es “controlar la ejecución y la técnica en los trabajos”.
Para la técnica, uno de los puntos fuertes del formato es que “se va a ver la reforma desde el inicio al final. Con todas sus tripas, los nervios, los plazos y los presupuestos”. Como ocurre en la vida real, “hay un proyecto que es lo que el cliente quiere se haga en su casa que los concursantes tienen que replicar de la forma más adecuada”. Aunque no todo se reduce a la imitación, añade que “también se les da la opción de reinterpretarlo a su manera, pero siempre bajo las condiciones impuestas”.