Cuando una ficción logra el éxito internacional y es vista en todo el mundo, hasta llega a dudarse de cual es su origen. Predomina lo estadounidense, claro, pero Juego de Tronos es de la HBO británica, como tantas otras. Y ahora con las plataformas, las fronteras se difuminan y parece que directamente son series “internacionales”.
Pero La casa de papel, sobre todo en su Parte 4 que este viernes 3 de abril estrenó Netflix, hace un claro esfuerzo para dejar claro que es una serie española. Emmy Internacional mediante, la ficción creada por Álex Pina, guionizada por él mismo junto a Javier Gómez Santander, y dirigida por Jesús Colmenar; incluye muchos guiños a su origen. Así se resalta la “Marca España” a través de una serie... también con mucho humor:
Las paellas:
Había que empezar por este momento. Esa docena de policías cargando con paellas en perfecta formación en fila india y dirigiéndose a la puerta del Banco de España para sellar la tregua, con hasta dos agentes comentando entre ellos lo bien que huelen. Y obviamente, tenía que ser nuestro alimento más reconocible e internacional, la paella, esa que los extranjeros se piden en Madrid o en cualquier otro punto de España sin saber que seguramente para un valenciano será en realidad “arroz con cosas”. Pero cumple lo que quiere: situar al espectador en España, y promocionar nuestra gastronomía. Y además tienen buena pinta, sí.
Por supuesto, con vinito y pan (y publi):
Las paellas son las grandes protagonistas de esa “fiesta”, pero lo cierto es que no llegan solas. Se ve menos, pero se escucha a la voz en off de Tokyo dejar claro que van acompañadas de pan y vino (como Marcelino). La serie no se mete en líos porque en España tenemos demasiadas denominaciones de origen como para elegir una, pero (que nos perdone Francia) el vino patrio también es sin duda “marca España”. Y así funciona en este caso.
De la famosa cerveza que tanto acompaña a los protagonistas de la serie nosotros no hablamos, que es una bebida más internacional y no nos llegan los beneficios por product placement. Pero en esa escena haberla, hayla también; y recién llegada del mismo sitio que las meigas.
El toro (o novillo) y los Sanfermines:
En la trama es una de las escenas más importantes de la serie, esa en la que la Policía “casi logra capturar” a El profesor, como diría Jack Sparrow. Pero a nivel comedia, el encuentro con el toro al que se suma luego Marsella (con mención directa a “los encierros” para que todo el mundo recuerde los Sanfermines de Pamplona) es de los más destacados, junto a otra escena que también protagonizan ambos poco después, a puñetazos amistosos. ¿Qué hay más típico de España que los toros? Y ya no vale la flamenca encima de la tele. Pues ahí está el toro, representando a los campos españoles. Un tópico (real), y que no falla. Pero que conste que más bien es novillo, o un toro que se ha quedado canijo. Y que la carrera del encierro es cortita.
Los molinos de viento y el Quijote:
De la gastronomía y la “tradición” (si podemos denominar así a los toros), a la literatura. Y en este ámbito, no hay dudas de que El Quijote de Miguel de Cervantes es la obra más universal de España. Por eso la referencia a él es más que evidente cuando El Profesor y Marsella, como Don Quijote y Sancho Panza por los campos de El Toboso, recorren sobre sus motos los típicos molinos de viento manchegos. Los gigantes con los que combatir, eso sí, permanecen en la carpa frente al Banco de España.
'Platero y yo', recitado por Tokyo:
El Quijote es la gran obra universal en español, lo que no quiere decir que no haya otras. Un ejemplo claro es 'Platero y yo', la lírica de Juan Ramón Jiménez. En uno de los flashbacks que la Parte 4 de La casa de papel dedica a la preparación del golpe, el personaje de Tokyo sorprende a El Profesor pidiéndole llevar el mando dentro del Banco de España, e intenta convencerle demostrándole que no sólo es una mujer de acción citándole el comienzo de la obra. Aunque le sirve de poco y al final se hace con el poder como lo que es: una mujer de acción.
El Metro de Madrid:
Aunque Metros hay muchos, en muchas ciudades de España y el Mundo, el de Madrid no deja de ser muy típico sobre todo para los visitantes que llegan a la capital y buscan moverse por la ciudad. Por eso la serie, tanto en Netflix como antes en Antena 3, “sitúa” al espectador con planos de las bocas del Metro. En este caso, además, con un guiño más madrileño imposible. Porque para un madrileño la “Plaza de España” es “Plazaspaña”, y el “Banco de España” es “Banco España”. Fuera preposiciones. Y así lo refleja la serie, sin la preposición “de”.
Seat 600 vs Maserati:
Teníamos dudas en incluir esta anécdota porque es una referencia que ya queda un poco antigua, y que se dirige más al orgullo “interno” español, y no de fronteras hacia afuera. Aunque nos hemos decidido a incluirla tras ver el éxito de la frase de Denver metiendo la pata hasta el fondo al decirle a Estocolmo: “Que Tokyo sea un Maserati no quiere decir que tú seas un 600”. Y sobre todo al ver la respuesta en Twitter de Seat, poniendo en valor el modelo de coche que permitió a los españoles tener un automóvil. Por si los espectadores del resto del mundo no saben qué es eso del 600:
La música, de Las Grecas a Amaral:
La selección musical merece una noticia a parte, pero deja muy claro las mayores “influencias” de España e Italia, aunque el mítico 'Bella Ciao' que se convirtió en himno de La casa de papel no vuelva a ser cantado por los protagonistas. En la famosa escena de las paellas, se llega a escuchar en primer plano el pasodoble 'Suspiros de España' que popularizó Estrellita Castro en la película homónima, y que de hecho da título a ese capítulo 4. Se reconocen a otras más actuales como Amaral con 'Cuando suba la marea', pero la inserción musical que ha causado más impacto global es en el primer capítulo, y está protagonizada por Las Grecas y su 'Te estoy amando locamente'. Hasta le han hecho un karaoke con la imagen de la serie:
El fútbol:
Lo dejamos para el final porque muchos dirán que el fútbol es internacional, y que de hecho es el “deporte rey” en más países del mundo. Y tienen razón. Pero había que buscar alguna excusa para recordar que no todos los países y selecciones han sido campeones del Mundo y tres veces campeones de Europa (dos consecutivas), y logrado la gesta de ganar en cuatro años tres de esos títulos. Y aunque en la serie los actores no parecen tener muchas dotes futbolísticas, lo cierto es que Úrsula Corberó (española) le acaba parando el penalti definitivo a Rodrigo de la Serna (argentino). Y los ganadores van de rojo. Mínimo, victoria moral.