'La Valla', la ficción que (por desgracia) parece seguir la realidad con el coronavirus
Hay muchos ejemplos, medio en broma medio en serio, de las dotes proféticas de Los Simpson. Cantidad de noticias sobre cómo predijeron que Trump sería presidente, la trama de corrupción de la Fifa, y hasta el virus del ébola, algo que parece más conectado con la actualidad.
Pero ahora mismo se emite una serie española como La Valla que parece querer ir más allá, y ha “profetizado” no sólo la crisis medioambiental, sino también una pandemia vírica y las medidas gubernamentales extremas. Todo esto, por supuesto, recordando que hablamos de una ficción.
La serie de Atresmedia creada por Daniel Écija arrancó el pasado 19 de enero y lanza un episodio cada domingo en Atresplayer Premium antes de su estreno en Antena 3. Este domingo 15 de marzo es el turno de su novena entrega, que llega en pleno confinamiento por el coronavirus y en la que sus espectadores podrán encontrar semejanzas a la situación real en la actualidad.
'La Valla', cuando la realidad se acerca a la ficción
Sin querer hacer spoilers a los que prefieran esperar a verla en abierto cuando llegue a Antena 3, cualquier espectador que se siente estos días a ver La Valla se dará cuenta de que su trama parecía estar pensada para acercarse a la realidad actual. Y que sus protagonistas (Olivia Molina y Unax Ugalde) viven una situación mucho más exagerada que lo que a todos nos toca estos días, pero que igualmente tiene puntos en común sobre todo por el origen y las causas que la producen.
La Valla se ambienta en el año 2045, en el que España ha cambiado mucho. Todo el mundo se transformó después de un extraño virus que se produjo en el 2020 (sí, en nuestro año real) y que desencadenó una crisis climática (también nos suena) y hasta una III Guerra Mundial (por suerte, eso no nos suena). Para controlarlo, los Gobiernos asumieron mucho más poder y tomaron medidas como las que aquí resumimos:
- Test por el virus: la serie muestra muchas veces cómo se establecen controles rigurosos para hacer tests a los habitantes y comprobar si tienen el virus. Si el test es positivo, el infectado y sus familiares más cercanos son confinados.
- Policía reforzada para controlar: en el universo ficticio de La Valla el poder policial se acrecienta, y el Gobierno la otorga más poder para que vele por que se cumplan las prohibiciones. Pueden verse imágenes similares a este vídeo actual en Italia, con la policía avisando mediante megáfonos de que deben permanecer en sus casas, incluso en Madrid.
- Sanidad, lo más importante: como demuestra la cobertura mediática de estos días, en la serie también puede verse cómo todo lo relativo a las emergencias y la sanidad, empezando por su Ministerio, se convierte en lo más importante de la política y la sociedad.
- Medidas de precaución extremas: en La Valla todos los sanitarios aparecen continuamente con protección especial y trajes preparados para no infectarse, y pueden verse continuas escenas de desinfección. En la serie, hasta los policías aparecen muchas veces con estas mismas medidas.
- Drones con altavoces: este mismo sábado, la agencia Efe destacó que en Madrid estaban sobrevolando drones equipados con altavoces para pedir a la gente que no salga de casa. Algo, efectivamente, que también pasa en La Valla.
España, la real, la de ahora, ha declarado el estado de alarma. Se hacen controles de temperatura, tests para saber si se padece el coronavirus Covid-19, comunidades como Madrid destinan a la Policía a controlar supermercados y dota a sus agentes de la capacidad de disolver reuniones, hay cada día varias comparecencias de Pedro Sánchez, Salvador Illa y Fernando Simón; y Catalunya ha decretado el confinamiento. Es un ejemplo de cuando la realidad (por desgracia) parece seguir los pasos de la ficción.
Por suerte es ficción, y esperemos no seguir su camino
La Valla se planteó hace mucho tiempo, se escribió hace tiempo, se grabó hace más de un año, fue presentada a principios de diciembre de 2019, y como hemos dicho empezó a ofrecerse el 19 de enero de este 2020. Es decir, cualquier parecido con la realidad es casualidad. Sólo es una ficción.
Pero en cualquier caso, ya que su creador Daniel Écija ha tenido tanto acierto a la hora de imaginar cómo sería un mundo asolado por un misterioso virus, esperemos que el productor no acierte al reflejar la caída de las democracias y la imposición de regímenes autoritarios. Ni tampoco la militarización de la vida diaria y el absoluto control de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, que hace que algunos de los confinados tras dar positivo “desaparezcan” sin más.
Desde su inicio y su propio nombre la serie ya contaba con un elemento principal como es la valla, que puede recordar al Muro de Berlín, pero también al que construye Trump. Un elemento drástico de control y separación que ahonda en las desigualdades de clase. También se refleja el retroceso de la tecnología, que produce que esa España ficticia viva como hacía un siglo. Sin embargo, al mismo tiempo hay experimentos secretos para encontrar una cura, que no tienen ningún tipo de cortapisa moral y en los que se hace lo que sea necesario, y a quien sea necesario. Esperemos que en todos esos elementos, la realidad no siga el mismo camino.
“Ya no sé si decir que es del género distópico”
Obviamente, hay que intentar que la distopía no se convierta en realidad. Así nos lo dijeron sus protagonistas, Olivia Molina y Unax Ugalde, al razonar que La Valla “es un espejo en el futuro al que esperamos no llegar”. Fue en la presentación de la serie, en la que también pudimos hablar con su creador Daniel Écija y con la recientemente nombrada directora editorial de Atresmedia Studios, y hasta hace poco directora de ficción de Atresmedia TV, Sonia Martínez.
Al plantearles que dos de los elementos principales de la serie, la crisis climática y el auge de los partidos de extrema derecha, se habían desarrollado paralelamente a la producción de la ficción durante los últimos dos años, Sonia Martínez reconoce: “Nos parecía que todo formaba parte del género distópico, y no. Realmente ya no sé si decir que es del género distópico”, algo en lo que también encaja la actual situación por el coronavirus. “Hemos creado un universo que cuando lo hacíamos nos parecía más distópico, y ahora ya no”, resume.
Daniel Écija se fija también en cómo la serie ha sabido “predecir” las intenciones de algunos mandamases de todo el mundo: “El discurso de algunos líderes mundiales es realmente un tráiler de esta serie”, cuenta, a la vez que pone en valor su mensaje: “No hay que confundir política con las humanidades. Tratar de no renunciar a la libertad no es política. Estamos clamando por no perder el principio de la convivencia”.
“Esta serie cala por muchas cosas, pero sobre todo por la empatía que genera el ver las cosas que hace dos años eran una distopía para nosotros, y ahora son una realidad”, resume Sonia Martínez de una forma que sirve para hilar la extraordinaria casualidad que La Valla refleja ahora por el coronavirus.