Lauren Cohan deja su zona de confort entre los zombis: ¿cómo les fue a otros actores y actrices en su situación?
Gracias a su éxito en todo el mundo, The Walking Dead ha catapultado a la fama a la práctica totalidad de sus protagonistas. Un grupo de caras inicialmente desconocidas que encontró en la serie de AMC su ascenso a la primera línea televisiva. Y con el paso de los años, también su propia zona de confort.
Una situación estable y privilegiada, en definitiva, con la que sueña todo actor en algún momento de su carrera. Sin embargo, hay quienes han decidido renunciar a ella voluntariamente. Ya sea por no acomodarse en un mismo papel, por sacar partido a la popularidad obtenida o por el declive que la serie lleva sufriendo desde hace tiempo, varias de sus caras han decidido abandonar el barco antes de tiempo.
Andrew Lincoln lo ha hecho a medias, pues seguirá interpretando a Rick en una trilogía de películas, pero Danai Gurira (Michonne) y Lauren Cohan (Maggie) han sido más rupturistas y han decidido alejarse de los muertos vivientes hasta nuevo aviso. En el caso de Cohan, para probar suerte en otra ficción televisiva como Whisket Cavalier, la elegida para demostrar -y demostrarse- que hay vida más allá de The Walking Dead
Con motivo de su estreno hoy en ABC-este jueves llegará a Movistar- repasamos cómo le fue a otros actores y actrices que, al igual que ella, dejaron de interpretar -forzados o no- el papel que los lanzó al estrellato.
Los que volvieron a triunfar de forma inmediata
Los que volvieron a triunfar de forma inmediata
Si Whiskey Cavalier acaba triunfando entre el público, Lauren Cohan habrá protagonizado dos series de éxito en un espacio muy corto de tiempo. Una difícil hazaña que, sin embargo, ya lograron otros intérpretes anteriormente. Por ejemplo Elizabeth Moss, que ha demostrado tener un gran ojo para elegir sus papeles en la pequeña pantalla. Y es que después de interpretar a la hija de Martin Sheen en El ala oeste de la Casa Blanca (1999-2006), compatibilizó su papel de Peggy Olsen en Mad Men (2007-2015) con el de la detective Robin Griffin en Top of the lake (2013), por el que ganó el primero de sus dos Globos de Oro. El segundo, claro está, lo recibió por El cuento de la criada (2017-?), la serie que la ha lanzado definitivamente al estrellato.
Su caso, aun siendo atípico, tiene su equivalente nacional. Nos referimos al de Alba Flores, que se dio a conocer como actriz con El tiempo entre costuras (2013), una de las series más vistas de la década, para después ponerse el mono amarillo de Vis a vis (2015-2019) y el rojo de La casa de papel (2017-?), dos de las ficciones españolas más aclamadas de los últimos años.
Para buena racha también la de Jane Krakowski, que de Ally McBeal (1997-2002), pasó a 30 Rock (2006-2013) y de ahí a Unbreakable Kimmy Schmidt (2015-2019).
Fuera de estos casos resulta más normal -dentro de la anormalidad que suponer triunfar varias veces en poco tiempo- saborear, como mucho, un par de éxitos en un mismo lustro. Bien lo sabe Matthew Fox, que esperó 4 años desde el final de Cinco en familia (2000) hasta acabar con sus huesos en la isla de Perdidos (2004-2010), de la que aún intenta salir a ojos del gran público. El que sí lo ha logrado es Daniel Dae Kim, aunque a cambio de caer en otra isla, la de Hawai 5.0 (2010-2017), que abandonó por voluntad propia tras una estancia de 7 temporadas. Desde entonces compagina sus labores como actor con las de productor de The Good Doctor (2017-?)
Otro que sabe lo que es producir es Michael C. Hall, que lo hizo en la mayoría de capítulos de Dexter (2006-2013), serie a la que debe gran parte de su fama. No toda, pues antes de interpretar a este psicópata forense dio vida a David en la aclamada A dos metros bajo tierra (2001-2005). Aunque para aclamado el Walter White de Bryan Cranston en Breaking Bad (2008-2013), a la que llegó tras ponerse en la piel de un personaje completamente diferente, el entrañable Hal de Malcolm in the middle (2000-2006).
De vuelta a las actrices, otro ejemplo es el de Jennifer Morrison, que dejó de ser Cameron en House (2004-2010) para liderar Érase una vez (2011-2017) como Emma Swan. O el de Sandra Oh, a la que le ha salido bien la jugada de dejar Anatomía de Grey tras 9 años (2005-2014) para participar en una serie como Killing Eve (2018-?), por la que ganó en enero el Globo de Oro.
Los que esperaron varios años para reencontrarse con el éxito
Puede ocurrir que Whiskey Cavalier no funcione en audiencias y Lauren Cohan tenga que tirar de paciencia hasta volver a triunfar en televisión. Así lo hizo Ed O'Neill, que entre Matrimonio con hijos (1986-1997) y Modern Family (2009-2020) tuvo que vagar 12 años por producciones menores. Por su parte, Julianna Margulies pasó casi 10 desde que colgó la bata de Urgencias (1994-2000) hasta que se puso por primera vez el traje de Alicia Florrick en The Good Wife (2009-2016).
Y hablando de alguien que sabe de trajes, Neil Patrick Harris es conocido por muchos por ser Barney Stinson en Cómo conocí a vuestra madre (2005-2014), pero entre 1989 y 1993 fue el doctor Doogie Howser en Un médico precoz. Y Keri Russell acabó el siglo XX siendo Felicity (1998-2002) para, 11 años más tarde, convertirse en una espía en The Americans (2013-2018).
Julia Louis-Dreyfus (8 años desde Seinfeld a La vida de Christine y 10 desde la primera hasta Veep) es otro ejemplo de paciencia con final feliz. También David Duchovny, que después de su primera etapa como el agente Mulder en Expediente X (1993-2002) mutó, con 5 años de diferencia, en el Hank Moody de Californication (2007-2014). El mismo tiempo pasó para Joshua Jackson desde el final de Dawson crece (1998-2003) hasta la llegada de Fringe (2008-2013), a la que después seguiría The Affair (2014-?).
Toda una estrella como Idris Elba tuvo que conformarse con papeles secundarios y participaciones en películas menores desde que interpretó por última vez a 'Stringer' Bell en The Wire (2002-2004) y hasta el estreno de Luther (2010-?), la serie que le abrió definitivamente las puertas de Hollywood.
Otra serie ya mencionada, El ala oeste de la Casa Blanca, puso en el mapa a Allison Janney gracias a su trabajo como C.J. Cregg. Un papel con el que empezó su idilio con los Emmy -ha sido nominada 14 veces en los últimos 18 años- pero que tardó tiempo en sacar partido con otros proyectos. No fue hasta Criadas y señoras (2011) y, sobre todo, la comedia televisiva Mom (2013-?), cuando su carrera dio un paso adelante hacia el Oscar a mejor actriz de reparto que acabó alzando en 2017 por Yo, Tonya.
Los que hicieron carrera en el cine después de triunfar en TV
Entre temporada y temporada de The Walking Dead, Lauren Cohan ha probado suerte alguna vez en el cine, pero en películas de escasa relevancia. Por tanto, su caso no es comparable al de Jennifer Aniston, que aunque siempre será la Rachel Green de Friends, también se ha ganado a pulso ser considerada la reina de la comedia romántica norteamericana.
Menos tiempo que ella, pero también instalado en Hollywood desde hace años lleva Chris Pratt. Sobre todo desde que se convirtió en el líder de los Guardianes de la Galaxia (2014), papel que consiguió tras someterse a intensas sesiones de gimnasio y haber participado previamente en series de televisión como Everwood (2002-2006) y Parks & Recreation (2009-2015). También en el Universo Cinematográfico Marvel encontramos a Evangeline Lilly, actual Avispa de Ant-Man y anteriormente conocida por ser Kate en Perdidos (2004-2010).
Y siguiendo en el mundo superheroico, Michelle Williams se dejó ver recientemente en Venom (2018), aunque en su filmografía brillan más títulos como Brokeback Mountain (2005) y Manchester frente al mar (2016). En cualquier caso, todas ellas se estrenaron después de Dawson crece (1998-2003), donde Williams empezó a demostrar como Jen sus dotes interpretativas.
Por otro lado, Woody Harrelson cogió carrerilla en la gran pantalla tras cerrar el bar de Cheers (1985-1993), siendo desde hace tiempo uno de los actores más prolíficos de la industria americana. Y el mismísimo Clint Eastwood se hizo famoso por la serie Rawhide antes de ponerse a las órdenes de Sergio Leone en Por un puñado de dólares (1964).
Los que nunca consiguieron desligarse de su papel principal
Los que nunca consiguieron desligarse de su papel principal
Con Whiskey Cavalier, Lauren Cohan pretende demostrar que no es actriz de un único personaje. Algo que también buscaron en su día multitud de intérpretes. Muchos de ellos sin el resultado esperado. Por ejemplo Jaleel White, que 21 años después sigue siendo recordado por interpretar a Steve Urkel en Cosas de casa (1989-1998). Situación parecida a la de Tom Welling, el Clark Kent de Smallville (2001-2011) o a la de Wentworth Miller y Dominic Purcell, que pese a su paso conjunto por el Arrowverso de The CW, no han podido desligarse de Michael Scofield y Lincoln Burrows, los personajes que interpretaron en Prison Break (2005-2009 y 2017). Tampoco Zach Braff y su eterno J.D. en Scrubs (2001-2010).
Sarah Jessica Parker lo sigue intentando, y de hecho la hemos visto recientemente en Divorce (HBO, 2016-2019), aunque el enorme éxito de Sexo en Nueva York (1998-2004), unido a las dos películas que hizo en forma de continuación (2008 y 2010), hacen pensar que, de cara al espectador, siempre será Carrie Bradshaw.
Pero como decimos, al menos ella sigue buscando otro papel de relevancia. No como William Petersen, que después de interpretar ininterrumpidamente a Gil Grissom durante 9 años en CSI Las Vegas se limitó a ser productor de la serie hasta su final y participar en un par de ficciones menores.
Puede que el tiempo le de una segunda oportunidad de ser Grissom, al igual que ABC se la dio a Roseanne Barr para volver a interpretar, dos décadas después, a la protagonista de la sitcom que la convirtió en una estrella entre los 80 y los 90. Un revival que el público recibió con entusiasmo, aunque la propia actriz se encargó de echarlo todo por tierra con un polémico tuit. Y es que Roseanne, para bien y para mal, siempre será Roseanne.
Los que triunfaron antes de abandonar su primera gran serie
Los que triunfaron antes de abandonar su primera gran serie
Si atendemos a las diferentes declaraciones hechas por Angela Kang, showrunner de The Walking Dead, todo apunta a que Lauren Cohan no ha dicho aún su última palabra en la serie zombi. De ser así, la actriz solo estaría ampliando su curriculum antes de despedirse definitivamente de los muertos vivientes. O lo que es lo mismo, preparando el terreno antes de dejar el papel que le dio la fama.
Una inteligente estrategia que otros interpretes ya han testado con acierto. Por ejemplo Rami Malek, que si bien participó en The Pacific (2010), su nombre empezó a sonar con fuerza a partir de Mr. Robot (2015-?). Aunque nada comparable con el tanto que se ha anotado con Bohemian Rhapsody (2018), biopic de Queen que le he convertido en el actor de moda en Hollywood -Oscar incluido- sin haber interpretado aún a Elliot por última vez.
Sophie Turner, por su parte, todavía tiene pendiente el desenlace de Juego de Tronos (2011-2019), pero desde 2016 es la joven Jean Grey en la saga X-Men, cuya próxima entrega, Fénix Oscura (2019), estará centrada en su personaje. Y siguiendo con el cine de superhéroes, Cobie Smulders se convirtió en María Hill, la mano derecha de Nick Furia en Los Vengadores (2012), mientras le quedaban por delante un par de años en Cómo conocí a vuestra madre (2005-2014).
Pero esos ejemplos son menores si los comparamos con los de otras grandes estrellas de Hollywood. Antes de concluir El Príncipe de Bel-Air en 1996, Will Smith ya había protagonizado su primer taquillazo, Dos policías rebeldes (1995). Hasta que redujo su participación en Urgencias, George Clooney tuvo tiempo de compatibilizar su protagonismo en la serie con el de películas como Abierto hasta el amanecer (1996) y Batman & Robin (1997). Y Bruce Willis finalizó Luz de luna (1985-1989) habiendo interpretado ya a John McClane en la primera parte de La jungla de cristal (1988).
Benedict Cumberbatch saltó a la fama con Sherlock (2010-?) y desde entonces ha intercalado otros trabajos en televisión con superproducciones de Hollywood, entre ellas varias de Marvel interpretando al Doctor Extraño. Johnny Depp empezó a ganarse el público con 21 Jump Street (1987-1990) y terminó de conseguirlo cuando, el mismo año que acabó esta serie, encarnó a Eduardo Manostijeras. Y Helen Hunt llegó a ser una de las actrices mejor pagadas de la televisión durante la última temporada de Loco por ti (1992-1999), aunque para entonces ya había ganado un Oscar por Mejor... imposible (!997).
Otros casos
Aparte de las ya mencionadas, cabe destacar otras situaciones singulares dentro del mundo de la interpretación. Una de ellas es la de Ian Ziering, que se pasó los 90 interpretando a Steve en Sensación de vivir (!990-2000) para, en la presente década, encontrar en un producto de serie B como Sharknado (2013-2018) su tabla de salvación tras años en el ostracismo.
Después de ser el “medio” de Dos hombres y medio (2003-2015), Angus T. Jones lleva tiempo retirado de la actuación. Igual que Taylor Momsen (Gossip Girl), que ha preferido centrar sus esfuerzos en su carrera como cantante de The Pretty Recklers.
Puede ocurrir también que, gracias al éxito de una serie, alguno de los personajes principales tenga su propio spin-off, lo que permite al actor o actriz de turno acabar un proyecto y empezar otro sin cambiar de papel. Una estrategia que le reportó grandes éxitos a Carmen Machi (7 vidas-Aída), Kelsey Grammer (Cheers-Frasier) y David Boreanaz (Buffy-Angel), este último ganando tiempo, además, hasta recibir la oportunidad de ser el agente Booth en Bones (2005-2017).
Quien tuvo su propio spin-off y no lo rentabilizó fue Matt LeBlanc, que no aprovechó con Joey (2004-2006) el fenómeno mundial que fue Friends (1994-2004). El que sí tiene un máster en rentabilidad es Jerry Seinfeld, que tras ficcionar su vida en Seinfeld (1989-1998) se ha dedicado el resto de su carrera a hacer de sí mismo en multitud de producciones.
Por otro lado, también hay que tener en cuenta a aquellos actores que, sin alcanzar la repercusión de su primer gran personaje, se han mantenido en la pequeña pantalla con producciones de peso. Gillian Anderson, por ejemplo, ha participado en ficciones como American Gods, Hannibal y Sex Education, y lo hará en la cuarta temporada de The Crown tras ser la agente Scully en Expediente X (1993-2018). Y Hugh Laurie siempre será para muchos el doctor House, pero eso no le ha impedido pasar por Veep, coprotagonizar El Infiltrado y unir fuerzas con George Clooney en la esperada Catch-22 de Hulu.