Por primera vez en la historia de Gran Hermano, septiembre ha abierto las puertas de la casa de Guadalix para dar la bienvenida a los VIP's y no a los anónimos.
También se estrena Jorge Javier Vázquez como conductor del reality con celebrities, en relevo de Jordi González.
Manuel Villanueva , director general de contenidos de Mediaset, responde y hace algunas reflexiones sobre el tema:
“Gran Hermano”, el reality estrella de Telecinco, sufrió un descalabro importante en su última edición de anónimos.
Creo que con los realities de anónimos empezaba a suceder algo, por otro lado inevitable, que contaminaba un poco el formato: y es que, después de tantas ediciones, los concursantes llegaban muy resabiados y se perdía gran parte de la naturalidad.
Esto el público lo percibía notablemente y empezó a generar fatiga en el formato. Por eso, pensamos en parar un momento, meter el formato en talleres y ver de qué manera podemos reformatear Gran Hermano.
Pero no solamente nos sucede a nosotros. Nos contaba Zeppelin (la productora) que forma parte también de sus equipos creativos internacionales, y digamos que ahora están repensándose muy bien cómo retomarlo.
¿Por qué esa “fatiga” no se siente en los realities con famosos?
Con famosos es diferente porque el público ya les tiene identificados con una forma de proceder o con una tarea, por decirlo de alguna manera. Cada uno tiene un papel y, luego, cuando llegan ahí, verdaderamente se olvidan de que hay cámaras delante y se interrelacionan de otra manera entre sí.
Tras GH Revolution, tenían pensado lanzar GH VIP 6 en enero, pero se retrasó hasta septiembre
Decidimos trabajar bien el formato. Estábamos ya con Supervivientes muy avanzado y entonces preferimos escalonarlo: vamos con Supervivientes y dejamos Gran Hermano VIP para el otoño, y así también vamos ganando tiempo con Gran Hermano y repensándolo como formato.
Creo que al final todos los realities que se han convertido en un clásico en televisión, en cuanto descansan y se recomponen, luego llegan y tienen segundas vidas y segundas primaveras. Esto ha sucedido con muchos formatos como Operación Triunfo.
¿El descanso y resurgimiento de Operación Triunfo es un modelo a seguir?
Nosotros creemos que, además de hacerlo descansar un poco, luego tienes que retocarlo un poquito. No vale solamente con rescatarlo. La gente tiene que percibir un cierto aire de novedad; percibir que le llegan cosas nuevas.
¿Cómo se podrá cambiar en un futuro el Gran Hermano de anónimos, para que el público perciba esa novedad?
No lo sé. Ojalá tuviese una varita mágica para respondértelo, pero creo que todos los formatos admiten una vuelta de tuerca. Cuando los creativos, y sobre todo la gente que tiene muy interiorizado el formato, empiezan a hacer un poco de sudoku o de cubo de Rubik, al final encajan las piezas.
¿Qué sería de Mediaset sin Gran Hermano?
Ya sobrevivimos en muchas épocas del año sin Gran Hermano. Al final, este programa dura un trimestre y tenemos otros muchos éxitos contrastados. Mediaset tiene muy claro su modelo de televisión.
¿Y qué sería de Mediaset sin sus realities?
(Risas) Creo que Mediaset y los realities sí que tienen una relación muy troncal y, además, muy particular. Creo que se reconocen muy bien. Hay, digamos, un pacto muy explícito. Sabemos hacerlos.