Mask Singer llegó a nuestras vidas para volvernos locas y locos y, de paso, cumplir las altas expectativas. Georgina Rodríguez sorprendió como primera desenmascarada en una entrega en la que conocimos a Monstruo, Catrina, Girasol, Unicornio, Pavo Real y el desvelado León. Aquella noche Twitter y los grupos de WhatsApp se inundaron de apuestas igual o más disparatadas que las de los propios Investigadores; intrigados y ávidos de adivinar a la primera quién estaba detrás de aquellos extraños trajes.
Su audiencia en Antena 3, que obtuvo un 27.4% de cuota y 3.740.000 espectadores, demostró la gran acogida del fenómeno que acababa de comenzar. En tiempos de coronavirus, hemos tenido que conformarnos con los comentarios en el móvil, pero las comidas en la oficina al día siguiente habrían recordado a los tiempos de OT 2017 y la primera edición de La isla de las tentaciones, en los que parecía que no había otra cosa de la que hablar.
Ocho semanas después, ha llegado el momento de despedir el programa, vivir su gran final y, con la vista puesta en la segunda temporada ya confirmada, analizar qué debería mejorar Antena 3 de cara a su próxima edición. Por lo pronto, está claro que el formato ha sido todo un éxito. Ha regalado momentazos como el Si por mí fuera de la citada Georgina que todavía sigue resonando en nuestras cabezas, el desenmascaramiento de Terelu o los delirantes instantes de entrega de los Javis.
El repertorio musical también ha hecho su parte. Las canciones han sido variadas, movidas, tiernas, épicas y conocidas, invitando a bailar y a emocionarse. Es cierto que Mask Singer no es un concurso de talento aspiracional con el que demostrar que eres el mejor cantante del país. La clave está en saber despistar, modificar registro y, sobre todo, pasárselo bien. Algo que todos han conseguido, con doble agradecimiento a que de paso hayan invitado a mover el cuerpo desde el sofá.
Además, como adelantábamos, su repercusión ha sido del mismo modo evidente en cuanto a audiencias. En sus siete galas emitidas hasta la fecha ha conseguido una media de 23.3% de cuota y 2.880.000 espectadores, que se han repartido de la siguiente forma:
- Gala 1: 27.4% y 3.740.000
- Gala 2: 24% y 3.721.000
- Gala 3: 23.6% y 2.836.000
- Gala 4: 21.5% y 2.561.000
- Gala 5: 22.5% y 2.342.000
- Gala 6: 21.8% y 2.737.000
- Gala 7: 22.3% y 2.587.000
Así, Mask Singer se ha acabado convirtiendo en el fenómeno que Atresmedia había prometido, erigiéndose como uno de los platos fuertes de la temporada. No obstante, y afines a la mentalidad de que siempre hay algo que mejorar, proponemos algunos aspectos que ayudarían a que la siguiente edición sea aún más redonda, viral e intrigante.
¿Qué podría mejorar 'Mask Singer' en su segunda temporada?
- Las foto-pistas:
Si ya desde la primera gala de Mask Singer las redes ardieron y se convirtieron en un arsenal de apuestas, pantallazos de Wikipedia para corroborar pistas y nombres más allá de los lanzados por los investigadores; la semifinal terminó por “arruinar” las posibles sorpresas. Después de cada actuación, se enseñó una fotografía del famoso en cuestión, junto a otra celebridad (Chiquito de la Calzada, Hillary Clinton, Orlando Bloom...) como ayuda para Malú, Mota y los Javis. Inmediatamente, Twitter y las redes se convirtieron en una carrera a contrarreloj por convertirse en el primero en encontrar la imagen original y, de paso, desvelar la identidad de las máscaras que aún generaban dudas. Tampoco ha ayudado que muchos medios hayan optado por hacerse eco de las fotografías halladas, que eliminan por completo las dudas sobre los famosos.
Como consecuencia, una buena parte de la audiencia del formato llega a la final sabiendo tres de los cuatro famosos enmascarados. Imaginamos que cadena y productora han sido conscientes de lo sucedido y que será algo que eviten en la nueva tanda, más allá de que esto es algo que ha afectado solo al público que ve el programa con el móvil en la mano y usando las redes. Los espectadores que se limitan a disfrutarlo en televisión vivirán sin atajos la velada; y con la emoción intacta más allá de sus propias sospechas basándose en la información proporcionada en las entregas.
- No trabajar con representantes que quieran ser más protagonistas que sus representados:
Antes de la llegada de las foto pistas, hubo otra figura que no entendió la dinámica del programa ni la gravedad de tomarse a la ligera evidenciar quiénes estaban detrás de las máscaras. La representante de varios concursantes no tuvo ningún tipo de reparo en compartir imágenes con ellos, empezando por Georgina, de tal forma que sus siguientes publicaciones en Instagram se convirtieron inmediatamente en sospechosas.
Es una pena que el promocionado como “el mayor secreto de la televisión” haya sido vapuleado por una profesional que formaba parte del mismo, así que en este sentido, ojo a la discreción del casting -que ha demostrado ser capaz de no meter la pata-, teniendo del mismo modo en cuenta a sus managers.
- El horario:
Las dos primeras galas de Mask Singer fueron un oasis de racionalización y conciliación de horarios. Antena 3 fue fiel a su compromiso concluyendo a las 0:10 horas de la noche. Sin embargo, con la tercera acabó sucumbiendo a la tentación de su éxito extendiéndose a las 00:43h, y alcanzando la 1 de la madrugada en siguientes ocasiones.
Con esta decisión, el concurso dejó de lado la presumida estrategia del canal (tanto por la audiencia como por la publicidad), obligando a su público a trasnochar, con todo lo que ello conlleva. Por ello, de cara a la siguiente edición, sería de agradecer que apostaran por un horario conciliador, y que lo mantuvieran hasta el final.
- Junto a las máscaras invitadas... más investigadores invitados:
Mónica Carrillo (Mariquita) y Cristina Pedroche (Robot) han sido las dos máscaras invitadas de la edición, que llegaron como soplo de aire fresco en la segunda y tercera gala. Ambas aseguraron dos revelaciones por noche e inyectar novedad a programas en los que ya habíamos visto actuar a todos los famosos. Pero no fue solo en el escenario de Mask Singer donde aparecieron caras añadidas.
La quinta gala contó en la mesa de investigadores con Vanesa Martín como sustituta de Malú, que tuvo que ausentarse por motivos de salud. La cantante ocupó su lugar aportando nuevas opciones que convencieron en redes, y permitieron al formato seguir su buena senda. Una semana después -ya con Malú de vuelta-, Eva González acudió como investigadora invitada, demostrando que incluir a una persona más en el grupo aporta dinámica y nuevos puntos de vista.
La presentadora supo ejercer muy bien su papel, interactuar con sus compañeros y entregarse a la causa como si hubiera estado desde el primer día. De ahí la opinión de que podría ser una buena opción optar no solo su presencia, sino también porque haya más de un programa en el que aparezca alguien más para aventurarse a adivinar perfiles.
- Casting aún más ambicioso:
A falta de conocer la identidad de los finalistas Cuervo, Caniche, Catrina y Camaleón; Georgina Rodríguez, Terelu Campos y Al Bano han sido las tres máscaras más potentes de un casting que, puestos a pedir, podría aspirar a más. Pepe Navarro, Norma Duval, Máximo Huerta, Fernando Tejero, Pedroche y Carrillo han demostrado que participar en el concurso reporta buena imagen -como suele ocurrir con la gran mayoría de los celebrities en Masterchef- de tal forma que seguramente Antena 3 se encuentre más puertas abiertas a las que convencer para que se unan a Mask Singer 2.
Insistimos en que más allá de lo que la cadena pueda mejorar de cara a la segunda edición, el éxito de la primera es innegable y para premio de todos los que cada semana han puesto a prueba nuestros conocimientos de “cultura famosil” con mayor o menor atino; todavía queda una última noche en la que disfrutar del juego y ver cuál de todos se convierte en el primer ganador de la versión española del formato.