Masterchef 8 arranca esta noche con varias entregas aún por grabar. Entre ellas la gran final, que se celebrará una vez acabe el confinamiento y todo vuelva a la normalidad.
Aún así el talent culinario llega como un soplo de aire fresco a la parrilla de la pequeña pantalla plagada por las consecuencias del coronavirus.
Y una vez más, el formato de adultos encabezado por Pepe Rodríguez, Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nágera, pretende sorprender a la audiencia tras 7 ediciones anteriores.
A continuación te contamos cómo está siendo el estreno de la nueva edición:
Un casting que cocina ilusiones... para 50 participantes
Otro año más, el casting del programa ha batido récords con casi 30.000 personas que han participado en él. Y de los que tenían que escoger a los 50 mejores.
Esas cinco decenas llegaban a las cocinas para cocinar un plato libre con la ayuda de Marta Verona, Jorge Brazález y Carlos Maldonado, ganadores anteriores, y terminarlo delante de los jueces.
Ya frente a Pepe, Jordi y Samantha los diez que les convencieron fueron:
Luna, una canaria pizpireta maestra de yoga.
Mónica, limpiadora y camarera de 48 años.
Saray, educadora social de Córdoba que habló de sus dificultades por ser gitana transexual.
Iván, entrenador personal gallego que conquistó a los jueces con un arroz.
Teresa, economista de 56 años que sorprendió con un columpio sexual junto a Pepe Rodríguez y con una crema catalana.
También conocida en redes como “la Paquita Salas” de Masterchef:
Adrienne, belga de 34 años, directora de marketing.
Sonsoles, farmacéutica de 43 años de Burgos, sufrió un accidente de coche y se quedó en silla de ruedas, “no quiero que nada más me paralice en la vida” entró diciendo. Y así fue, ni los jueces la pararon: “Para mí es un sí”, dijeron los tres.
Rosa, comandante del ejército del aire, de 49 años que encandiló a Jordi por su actitud.
Fidel, músico de 36 años de Barcelona, aunque hizo dudar mucho a los jueces, les convenció porque les gustan “los retos difíciles”.
José Mari, empresario y músico de 46 años, llega desde Mallorca para luchar por ganar la octava edición.
Prueba por equipos para aspirantes y candidatos
Una vez escogidos los diez concursantes definitivos tuvieron que enfrentarse a una prueba de exteriores junto a los otros diez delantales negros que luchaban por su última oportunidad.
Los jueces fueron los encargados de hacer los cuatro equipos, de los que los candidatos se dividieron en dos bandos: Juana, Ricardo, Ana Iglesias, Sara Lúa y Sito por un lado y Andy, Mónica Bardem, Alberto, Manel y Michael, en otro.
El menú consistía en bacalao, sopa de cebolla, cabrito en adobo y flores extremeñas de postre. Todos con productos típicos de Extremadura, para 160 peregrinos devotos de la virgen de Guadalupe.
La falta de experiencia de todos ellos hizo que los jueces les echaran grandes broncas por su ritmo lento, el mal cálculo de las cantidades, mal entendimiento entre los equipos, la forma de servir... sobre todo Saray a la que Jordi le llamó la atención en varias ocasiones por “estar en la parra”.
Otro del os grandes fallos fue el cocinar con un mosquito en la elaboración: “Esto es una cerdada”, le decía Jordi a Mónica que había sido la responsable.
Aún así, los jueces acabaron felicitando a los cuatro equipos por no haber cancelado ningún plato y sacar todos ellos. Iván fue uno de los aspirantes más destacados por su liderazgo, así como Sonsoles que hizo una prueba “de aplauso”. Ambos del equipo azul, que fue el salvado de la entrega.
Por su parte, los delantales negros conocieron el veredicto definitivo: Andy, Michael y Juani, fueron los únicos convertidos en aspirantes. Así como Sara Lúa, Ana, Alberto y Sito fueron a la prueba de eliminación.
Juani, de 74 años, conserje de comunidad de vecinos. Andy, definido por él mismo como la Tamara Falcó de la edición. Michael, estadounidense enamorado de la cocina española.
Prueba de eliminación
Alberto, Saray, Mónica, Fidel, Adrienne, Rosa, Sara Lúa, Sito y Ana se enfrentaron a la primera prueba de eliminación.
Pero Iván, que había sido el mejor de la prueba anterior, pudo salvar a dos de sus compañeros: Sara Lúa y Fidel, por afinidad.
Por lo que el resto tuvo que cocinar en 10 minutos una mayonesa, a mano, con huevos de codorniz. Adrienne fue la primera en acabarla, por lo que se aseguró una semana más.
La segunda prueba consistió en cortar los ingredientes para hacer una Juliana en otros 10 minutos. Aunque Saray había acabado la primera, los jueces no lo aprobaron. En cambio, Rosa y Ana fueron las que lo hicieron casi perfecto. Así que siguieron otra semana.
La tercera y última prueba se trató de preparar una tortilla francesa con huevo de avestruz, acompañada de mayonesa y verduras, en 20 minutos. Fue el cocinado con más tensión, porque era la última oportunidad que tenían y solo logró hacerse con ella Alberto, Saray y Mónica.
Alberto, entrenador de fútbol sala que, desde el casting, parece que siente un feeling especial por Luna (y viceversa).
Mientras que, el primer expulsado de la edición fue Sito.