El pasado 15 de septiembre HBO estrenó Supermax, una serie coproducida por Mediaset España, la compañía brasileña Globo, TV Azteca (México) y TVP (Argentina) y dirigida por Daniel Burman ('El abrazo partido').
Tras un acuerdo pionero, la compañía de Paolo Vasile permitió que fuera la plataforma de streaming la que lanzara en primicia su ficción. Quizá por su falta de seguridad en ella, quiso testar antes la reacción del público latino. Es extraño porque no es una mala serie: tiene sus puntos débiles, fortalezas y... similitudes con Gran Hermano.
Supermax está protagonizada por Santiago Segura, que da vida a Orlando Saslake, un presentador de TV caído en desgracia que vuelve a la pequeña pantalla para conducir un innovador reality carcelario.
Este personaje podría estar perfectamente inspirado en Mercedes Milá que, aunque fue ella la que decidió apartarse del formato de masas, su regreso despertaría el interés de gran parte del público.
El tal Orlando hasta sería un buen alter ego de Jorge Javier Vázquez en unos años. Este último siempre habla de que llegará el día en que la TV se olvide de él y entonces alguien podría ficharle para que viajara, junto con los concursantes, a una prisión de máxima seguridad abandonada...
Al otro lado de las cámaras están Cecilia Roth (Pamela), Rubén Cortada (Mercurio), Antonio Birabent (Sandro), Alexa Moyano (Anette), Laura Novoa (Lorna), Guillermo Pfening (Rex), Juan Pablo Geretto (Muriel), Laura Neiva (Sunny) y Nicolás Goldschmidt (Augusto), los concursantes del reality que deberán sobrevivir en una cárcel en la que murieron decenas de presos hace años.
Una propuesta interesante y rompedora que seguro que llamará la atención de los espectadores de Mediaset en un primer momento.
Y es que la idea es buena para hacerla realidad: con una Milá observando a 9 concursantes, de todas las nacionalidades, desde las cámaras de seguridad de Alcatraz. Ella volvería a tener el experimento sociológico que tantas veces repetía y el público lograría la real vuelta a los orígenes que achaca a la edición actual.
Pero al ser una ficción, los siguientes capítulos van desencantando. Porque se convierte en una serie más sobre las historias de unos personajes atrapados físicamente y psicológicamente. Y ya hay millones de esas producciones que nos lo explican mejor.
Supermax no se da cuenta que su ingrediente clave, su protagonista más atractivo es el reality en sí mismo. Por ello, debería mostrarnos absolutamente TODO, desde sus cimientos, hasta las entrañas inconfensables de un formato de estas características sin quedarse en la superfície. Los entresijos, los hilos que se mueven, los intereses televisivos y las decisiones que se toman según la respuesta de la audiencia.
¿Y quién mejor que Mediaset para hacer algo así? Con un poco más de valentía podía haber sido su gran serie. Esta vez no ha podido ser. Esperemos que no se les ocurra a otros destapar la Caja de Pandora.
A continuación el trailer de Supermax: