Redacción

Aviso, spoilers: esta noticia desvela lo ocurrido en el capítulo 4x03 de 'El Ministerio del Tiempo'

No forma parte de la patrulla ni aparece en el día a día de la serie, pero Federico García Lorca es, sin duda alguna, uno de los personajes históricos predilectos de El Ministerio del Tiempo. La ficción de TVE rindió en su capítulo 4x03 un nuevo tributo al poeta -interpretado en la serie por Ángel Ruiz- con una de las escenas más emotivas y con más significado de estas cuatro temporadas.

Pero hasta llegar a ella, Lorca primero hace acto de presencia para reencontrarse con Julián. Al final del primer episodio de esta cuarta temporada, el personaje de Rodolfo Sancho cree ser Eulogio Romero, un soldado de la división azul convertido en galán del cine franquista. Sin embargo, durante una ensoñación en Rusia, Julián ve al poeta, con el que tiene una conexión especial desde que ambos se conocieran en La leyenda del tiempo, el episodio final de la primera temporada.

Este es el inicio de un camino en el que empezará a dudar de lo que es realidad de lo que es ficción. O lo que es lo mismo, si es Julián o realmente es Eulogio. Con diversas apariciones, Lorca intenta sacarle de dudas, pero como él mismo reconoce, eso solo lo puede hacer alguien de carne y hueso. De ahí que inste a Julián a pedir la ayuda de Amelia.

Julián se levanta gritando el nombre de su querida excompañera, que regresa por un día a El Ministerio para socorrerle. Para ello, el personaje interpretado por Aura Garrido le hace ver que Eulogio Romero es otra persona y que él es Julián Martínez, un agente de El Ministerio del Tiempo que se ha dedicado a viajar por el pasado para mantener intacta la historia de España. Aunque incrédulo al principio, los recuerdos empiezan a brotar por la mente de Julián cuando empieza a ver fotos de algunos de los personajes históricos con los que se ha encontrado en sus misiones. Entre ellos, con el propio Lorca, del que dice no saber quién es pese a verlo en sueños.

Sin embargo, es la foto de Maite, su esposa fallecida, la que marca un punto de inflexión en la cabeza de Julián, quien llora su pérdida como señal de que empieza a recordar definitivamente quién es. También cuán importante fue Amelia para ella, a la que acompaña hasta la puerta que la devolverá a su época entre besos que ambos querrían darse y, sin embargo, quedaron para su propia imaginación.

“Entonces he ganado yo, ellos no”

Finalmente, y jugando con la idea de que todo es realidad y, sin embargo, es un sueño, Julián muestra a Lorca las puertas de El Ministerio antes de pedirle que no vuelva a Granada, pues allí será asesinado el 18 de agosto de 1936, en los primeros compases de la Guerra Civil. “¿Pero cómo puedes saber eso?”, se pregunta contrariado el poeta.

Para demostrárselo, Julián lleva a Lorca hasta otra Granada, la de 1979. Ese año, Camarón lanzó su revolucionario La leyenda del tiempo, disco que incluía varias versiones del poeta. Entre ellas, una del poema Flotando en el viento, que Julián y su buen amigo escuchan cantar al propio Camarón en directo.

“Ese es mi poema”, dice asombrado Lorca. “Tanto tiempo después, España se acuerda de mí. Entonces he ganado yo, no ellos”, añade. “Eso es, Federico, eso es”, apunta Julián. “Dejemos las cosas como están”, pide por último Federico García Lorca, prefiriendo que la historia no cambie aunque suponga su muerte asesinado, y reinterpretando por sí mismo la historia de los vencedores y los vencidos.