Análisis / Opinión

El gran problema de 'Insiders', un reality que queda deslucido por el “modelo Netflix”

Laura Pérez

25 de octubre de 2021 20:45 h

El pasado jueves 21 de octubre, Netflix estrenó Insiders, su primer y novedoso reality español. El lanzamiento llegó en el día clásico del género en la televisión patria y de manera tan habitual para la plataforma como inusual para la telerrealidad: con la publicación de sus siete entregas de golpe, incluida la gran final.

Con Najwa Nimri al frente y un plantel de 13 concursantes desconocidos, la producción de iZen se presentaba como una vuelta a los orígenes de los realities. Y no tardó en conquistar a la crítica especializada, que la consideró una apuesta hipnótica que recupera la esencia del género y que exprime, tantos años después del estreno de Gran Hermano, el factor de experimento sociológico.

Pero este juego con constantes cambios de código capaz de desconcertar por igual a concursantes y espectadores presenta un gran problema que no tiene que ver con el formato, sino con la estrategia de emisión. Tras meses de elucubraciones, teorías y expectación alrededor de Insiders, Netflix decidió poner a disposición de sus suscriptores todo el programa al completo, al igual que hace con sus estrenos de ficción. Un plan que funciona para las series, de las que puede presumir de convertir en fenómeno en apenas unos días, pero que desluce un reality como el que aquí nos atañe.

Como se ha podido comprobar en estos primeros cinco días desde su debut, lanzar de golpe una apuesta de entretenimiento como esta disipa todo el impacto que, por dinámica y condiciones, podía generar. El formato, aunque presenta debilidades, tiene ingredientes para ser un éxito, pero pierde efecto al no apostar por un lanzamiento semanal o seriado que pueda generar evento.

Desde la irrupción de las plataformas en España, se ha debatido mucho sobre el impacto de las series según su periodicidad, ya que Netflix y HBO se han hecho fuertes con dos modelos opuestos. Sin embargo, a la hora de hablar de programas, y de su consumo, “el modelo Netflix” no juega a su favor.

Si hay un ingrediente clave en el éxito de cualquier reality es la conversación social que la convivencia y los giros del formato generan. Un eco que ya no está tan pegado a “la vida en directo” como antaño, pero que indudablemente gira alrededor del evento que se crea con la emisión en directo o en su defecto, con el estreno de una entrega. Al lanzarlas todas de golpe se renuncia a que el espectador participe de esa conversación, bien sea por miedo a los spoilers sobre la final o porque va a un ritmo de visionado diferente al de todos los de su alrededor.

¿Puede Insiders llegar a ser un fenómeno y sus concursantes, estrellas en las redes sociales? Por supuesto. Es una afirmación tan cierta como que la plataforma tenía todos los ingredientes para convertir esta apuesta en un 'pelotazo' semanal en España, donde la audiencia de realities demanda desde hace años la vuelta a los orígenes con concursantes anónimos y nuevas dinámicas como las de la producción de iZen.

El modelo a seguir está en el mismo Netflix

Nunca conoceremos cómo ha funcionado este primer reality de Netflix salvo que la propia compañía quiera comunicarlo, y volvamos a hacer un ejercicio de fe. Pero sí sabemos que existen otras estrategias de lanzamiento que parecen más acordes al género y a las costumbres del público español, y que la propia plataforma ha puesto en práctica con otros formatos.

The Circle fue uno de los primeros éxitos de Netflix en el campo de la telerrealidad y parte de su impacto se debió a su modelo de emisión: no se lanzó de golpe, sino en lotes de varios episodios por semana. Para la tercera edición, de hecho, la compañía reforzó su apuesta y acabó estrenando una entrega semanal, multiplicando la conversación social y disparando el hype [altas expectativas] por el programa.

Existe, por tanto, ese precedente en la propia plataforma y también en España, donde el primer reality de nuestra TV producido para el streaming -El Puente, de Zeppelin TV- siguió esa estrategia de estreno semanal en Movistar+. Y en la misma línea, un ejemplo reciente como Drag Race España, que consiguió convertirse en evento al estrenar sus capítulos en Atresplayer Premium los domingos a las 20h.

Otra alternativa la encontramos también en la misma empresa dirigida por Ted Sarandos, y con otro formato que ha tenido eco aquí: Jugando con fuego. La segunda edición, estrenada este año, se emitió en dos lotes de entregas, permitiendo que sus fans pudieran seguir el reality a buen ritmo y dosificando los spoilers para que, en mayor o menor medida, todos llegaran al final prácticamente a la vez.

Existe una tercera vía que no se ha puesto en práctica aquí, pero que tampoco desentonaría con un formato cerrado como Insiders que corona a su ganador o ganadora en el último episodio. Esa consistiría en lanzar las entregas de golpe y reservarse la final para una fecha, y una hora, que se convierta en un evento y que permita a los espectadores disfrutar de la experiencia sin descubrir antes de tiempo la identidad del vencedor.

Esta misma estrategia habría sido pertinente, más sabiendo que plataforma ha puesto día a los medios de comunicación para que puedan publicar abiertamente quién ha ganado el primer reality español de Netflix. A partir del 29 de octubre, ocho días después del estreno, se podrán publicar entrevistas con los finalistas y ganador o ganadora de Insiders. Para los que lo vieron el primer día del tirón ya se habrá perdido el efecto, mientras que para los que vayan a su ritmo estas publicaciones serán un spoiler de los grandes que arruinará su experiencia.

Si han acertado o no con este modelo, será algo que tendrán que valorar los propios directivos de la compañía. Y sea como fuere, podrán enmendarlo en las siguientes ediciones que ya están grabadas, y que se irán sacando del cajón antes o después.