Hace ya seis meses desde que OT 2020 dio su pistoletazo de salida y a lo tonto aquí estamos, medio año y una pandemia mundial después, organizando la penúltima reunión socio-familiar para disfrutar de la semifinal en compañía. La noche se presenta movidita: hay cuatro finalistas potenciales jugándose dos puestos y no tenemos ni idea de lo que puede pasar. Para nosotras, la previa empieza con un descuido y una empanada quemada en el horno. Sí, es un spoiler de cómo acabamos la gala: quemadas, aunque no por el horno.
La 12ª cita con Operación Triunfo arranca con una grupal, Lay All Your Love On Me de Abba, algo descafeinada para ser la penúltima canción conjunta de esta generación. Y es que después del momentazo de la semana pasada, esta versión nos deja un poco frías. Quizás para ayudarnos a entrar en calor, el programa ha montado una especie de playa en su plató que más bien luce como Benidorm un 15 de agosto con tanta sombrilla. Si querían dejarnos con ganas de mar, servidora se queda muy tranquilita este verano con su ventilador sin meterse entre ese gentío.
Aún descolocadas por el aspecto del foso, que a diferencia de hace siete días pega muy poco con el programa, la gala y la vida, los concursantes nos sorprenden con un gesto que les honra y que agradecemos ver en el prime time de TVE: su apoyo al movimiento #BlackLivesMatter arrodillándose como muestra de solidaridad por la muerte de George Floyd.
Los triunfitos cruzan la pasarela y Roberto Leal, tan majo como siempre, empieza a presentar el menú de la noche. Uno de los platos fuertes es la actuación de Natalia Joménez, que confiesa estar más nerviosa que nunca pese a que estamos convencidas de que ninguna de las sombrillas va a discutir su actuación. “Me hago caquita”, confiesa. Genial, siguiente pregunta.
La encargada de romper el hielo con las actuaciones es Samantha, a la que vemos también más nerviosa de lo habitual en la entrevista previa. Sobre el escenario la valenciana siempre se crece y firma con Something's Got A Hold On Me un número digno de pase a la final, con columpio dorado y plataforma incluidos. Como momento random, de pronto aparece Flavio, que se ha pegado un sprint, para ayudarla a bajar del andamio sin matarse en el intento. Muy gentil.
Cruza la pasarela de vuelta y toma la palabra Nina, que tiene más cuerda que Miriam en la final de OT 2017 y jo, la tía no calla. Sus elogios seguro que calan hondo en Sam, pero a los espectadores nos hace desconectar un poquito. Que oye, tampoco está tan mal tener un respiro en una gala de tres horas con cero anuncios.
Turno de Anaju, que ha elegido una canción de su artista favorita para recuperar el espíritu de la gala 0 y dejarnos maravillados con su voz. La de Teruel borda Nana del mediterráneo con Manu Guix al piano y Javier Llano pide turno para ponerla a la altura de Mozart. El discurso del juez, muy venido arriba por momentos y con partes de mucha razón, parecía una última loa antes de decirle eso de “te llevas el juego del programa y el aplauso del público”, pero resultó ser un spoiler de lo que algunos no vimos venir.
El siguiente es Flavio, que le suelta a Roberto que le ponen nervioso las entrevistas previas y él es más de ir al grano. En el escenario le acompañan, además del piano, todos sus compañeros y bailarines rodeándole en una puesta en escena realmente bonita e intimista. Él se viene arriba y, aunque Vi de Pablo López le queda enorme vocalmente, firma su mejor pase de toda la semana en el momento justo.
La última aspirante a finalista en actuar es Maialen, que dedica su versión de Si te vas a su amiga Irati después de dejar claro que fue sin querer, pero que querer la quiere mucho. Al otro lado de la pasarela le esperan Bruno, Manu Guix y una banda que reivindica con su gran actuación que la música en directo, siempre mejor. Disfrutamos mucho con la Chica Sobresalto y con el último expulsado dándolo todo a la batería. Nos pedimos ser testigos en su boda. “Eres tabasco y almíbar” le dice Portu, elogiando lo mucho que ha crecido en el programa. Nosotras tenemos ganas de gritarle a la tele por no pasarla como finalista directa hace siete días.
El jurado se va a deliberar y cruzamos los dedos para que arreglen un poco el lío. Mientras, Gèrard aprovecha para volver al plató para presentar su single Fugaces. Por allí también se pasa Natalia Jiménez, con la que nos reconciliamos un poquito tras escucharla cantar, y Rozalén, que se ha ganado entrar en el Club Platino de OT 2020. ¿Cuántas veces ha ido al programa esta mujer?
El jurado ya está de vuelta con la decisión tomada: Anaju es su finalista y nos pilla más en fuera de juego que cuando escuchamos el nombre de Eva el otro día. Y ojo, no porque no se merezca estar en la final, sino porque nos cuesta imaginarnos la última gala sin dos de los tres que se quedan pendientes de los votos de la audiencia.
La heredera de Sabela celebra su pase con el momento petardo que no puede faltar en toda semi de OT: el trío de rigor. Anaju, Nia y Samantha se marcan un R.I.P más que digno, aunque nosotras no podemos dejar de mirar los modelitos fosforitos que se han dejado poner. Tienen sentido, ¿qué es una playa sin Calippos?
Tras ellas van todos los dúos del tirón. El de Hugo con Miki, el ganador real de OT 2018, nos regala un momento tan surrealista como divertido cuando cruzan la pasarela para cantar y bailar entre el jurado y Roberto, que disfruta como un enano.
El de Blas Cantó y Nia nos confirma que la canaria debe ganar con la gorra esta edición y el de Eva y Guille Milkyway, con cascos y gafas incluidos, nos da dos grandes momentos: el de la actuación, con un temazo como El momento, y el de las redes, que se acuerdan del No puedo vivir sin ti y “Te cuero más” de Cepeda y Aitana por el marco de luz de la escenografía. Esta vez no hay rastro de Vicente en las gradas.
Después de las risas llega el otro momento decisivo de la noche y seguimos nerviosas. Los porcentajes están más ajustados que nunca y, pase lo que pase, habrá lío. Roberto dice que la tercera menos votada por el público es Samantha y nuestra cara de incredulidad se parece bastante a la suya. El público virtual saca los pañuelos y llora a moco tendido en las pantallas mientras la valenciana dice adiós a Flavio. No sabemos cómo fue la despedida de Jennifer Aniston y Brad Pitt en su último encuentro, pero la de Flamantha está bien cargada de drama.
El presentador saca el otro sobre y se viene: la audiencia decide que el murciano complete el quinteto finalista, dejando a la Chica Sobresalto fuera de la gran noche. Nosotras no sacamos los pañuelos, pero nos falta poco. OT 2020 celebrará su final sin Samantha y Maialen, dos imprescindibles de esta edición cuya trayectoria debía ser premiada. Roberto se queda sin su gran apoyo en plató y el público se pierde la final que merecía. Pues sí, un poquito quemadas sí que estamos.