“Posiblemente en estos momentos muchos estén poniendo cara y cuerpo a una voz que llevan oyendo 33 años”. Así comenzó Paloma del Río su discurso tras recibir el Premio Ondas 2019 a la Mejor Presentadora (ex aequo con Alejandra Andrade). Y probablemente no se equivocaba. Desde que en 1986 entrara en RTVE como becaria, lleva más de tres décadas en la casa donde se ha convertido en “la voz” de deportes minoritarios como el patinaje, la gimnasia rítmica, artística e hípica, y sobre todo el femenino.
Recibió la noticia del galardón viajando en coche, y le alegró porque, como explica a Vertele, valoró que “reconocieran a alguien que ha estado en televisión tanto tiempo, pero no ha salido tantas veces en imagen”. La decisión del jurado fue unánime, decidiendo reconocer la trayectoria de la periodista que ha ocupado cargos como la Dirección de de Deportes de TVE, de Programas Deportivos y que actualmente coordina Patrocinios y Federaciones. Ha cubierto catorce Juegos Olímpicos, ha ganado la Medalla de Plata y la de Oro del Real Orden del Mérito Deportivo.
Del Río es una de las mujeres pioneras del periodismo deportivo en España, aunque revela que cuando comenzó no tuvo “conciencia de lo que estaba ocurriendo”. Esa apuesta por dedicarse a lo que siempre había querido supuso su entrada en un mundo, como ella misma define, “cerrado, claustrofóbico, tan de hombres, tan para hombres y con un lenguaje andrógino”. Y en el que tantas puertas ha abierto tras ella.
Pionera del periodismo deportivo en España, ¿cómo recuerda sus inicios?
Llegué a TVE, la única televisión que había, como becaria en el 86. Allí me uní a un grupo de mujeres que eran pioneras, pero en ese momento no tenía conciencia de lo que estaba pasando. Nos estábamos metiendo en el periodismo deportivo, un mundo tan cerrado, tan claustrofóbico, tan de hombres, tan para hombres y con un lenguaje tan andrógino. Con el paso del tiempo te das cuenta de que en ese momento tuvimos valentía, empezando por Mari Carmen Izquierdo, que ha fallecido este año. Tenía claro que me gustaban el periodismo y el deporte, ¿por qué no iba a poder dedicarme a ello si lo hacían los hombres?
¿Cuándo decidió centrarse en deportes con menor visibilidad?
Poco a poco me di cuenta de que me gustaban los deportes minoritarios, el femenino. Sentí la llamada de que debía defender el deporte femenino como mujer, porque el trato que se le estaba dando era especialmente injusto. Afortunadamente llegaron los Juegos Olímpicos de Barcelona, que trató de igualarlo bastante con el masculino, pero fue un poco flor de un día.
Es verdad que no hemos empeorado. Las deportistas han ido consiguiendo más derechos, más igualdad, mejor reconocimiento, más espacio en los medios, pero no es suficiente. Hay una diferencia y una desigualdad brutal, también en la gestión. Ha habido que tomar medias políticas para forzar que haya mujeres dentro de las juntas directivas de las federaciones. No me podía quedar al margen de todo esto. Aquí intentamos que el deporte femenino, por lo menos, aparezca en Teledeporte, un canal que emite 24 horas al día y que ha ayudado mucho a darle visibilidad.
Este fin de semana publicaba un tuit a favor de las futbolistas que marcharon a la huelga, reivindicando que, si hubieran sido ellos quienes la hicieran, “abrirían los informativos con la noticia”. ¿Queda mucho camino por recorrer?
Un poco de solidaridad con las futbolistas no viene mal. Decir que estás ahí. Ves los contratos que hay, que no llegan ni a mil euros al mes. Están pidiendo 12 o 13.000 euros al año, nada más, poder quedarse embarazadas, una serie de derechos. Hay mujeres que por tener hijos, como Leire Olaberría que está en juicio contra la federación, no pueden volver a la competición de élite. Qué casualidad que en su caso prescindieran de ella por decisión técnica justo después de haber sido madre, y estando preparada perfectamente. Una señora que ha sido medallista olímpica, me cuesta mucho tragar con eso.
Será difícil quedarse con algún momento concreto pero, a lo largo de su carrera, ¿qué narraciones han sido más especiales?
Me meto mucho en la retransmisión, me mimetizo y por eso no me gusta ser amiga de los deportistas mientras están en activo, porque si no lo paso muy mal. Luego ya sí. Especialmente emotivas han sido las narraciones de las medallas olímpicas, son momentos muy intensos. Están el oro de las conjunteras de gimnasia rítmica en Atlanta, las de Gervasio Deferr en Sidney y en Atenas, la de Patricia Moreno, Carolina Pascual en Barcelona o ahora las de gimnasia rítmica en Río.
Ha habido momentos muy difíciles de narrar, como cuando en Vancouver en 2010, Joannie Rochette salió a patinar tres días después de la muerte de su madre por un infarto. Me puse a llorar directamente. También la retirada de Javier Fernández el año pasado, fue muy emotivo. He narrado casi todos sus éxitos. Que se retire es un gran momento para él, y un caso que no creo que vaya a volver a darse.
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Fue amiga de Blanca Fernández Ochoa. ¿Cómo vivió la cobertura de su caso en los medios, y cómo la recuerda a ella?
Me llamó la atención que medios y personas que no la habían hecho caso nunca, de repente de volcaran así. Entiendo que fuera noticia, pero había que tratarlo con cierta delicadeza. Me sorprende que cualquier cosa valga para llenar el espacio televisivo. Vi tertulias que fueron duras. Me llamaron de todos los medios, incluidos de esta casa, pero me negué a participar. Lo único que hice fue un artículo para La Vanguardia. Blanca era especial, mira que en mi carrera profesional no he sido nada mitómana. Solo tengo dos fotografías dedicadas de deportistas españoles, y una de ellas es de ella.
Además de ella, ¿qué otros referentes deportivos y periodísticos ha tenido?
Antes de empezar la carrera, me encantaban Ana Cristina Navarro y Rosa María Calaf. Dos mujeres valientes en un mundo de hombres, en un periodo en el que era difícil ser corresponsal, imagina los peligros, ellas estaban ahí y me parecía mágico. Las admiraba y las admiro.
A nivel deportivo, mis primeros recuerdos son los juegos de Munich del 72, los partidos en blanco y negro del Real Madrid, la imagen del cristo de Joaquín Blume en las anillas. Fue a partir de los 11 - 12 cuando comencé a tomar conciencia de lo que es el deporte. Me encantaba verlo, más que las películas y los dibujos animados. Todavía me pego hartadas en el sillón. Incluso he llegado a coger mis vacaciones de verano la semana en la que hay campeonato del mundo de atletismo para poder verlo entero. Recuerdo los duelos de tenis Martina Navrátilová y Chris Evert, o entre Arantxa Sánchez Vicario y Steffi Graf.
También eres defensora de los derechos LGTBI. ¿Ha sentido una mayor responsabilidad de pronunciarte al respecto por ser una figura pública?
Quizás esté equivocada, pero sí creo que todos tenemos una responsabilidad con la sociedad. Seamos de donde seamos y estemos donde estemos. Para mí el hecho de ser lesbiana no es ningún problema. Siempre lo he vivido abiertamente. Yo vivo en una ciudad donde el anonimato es bastante fácil, pero hay quienes viven zonas donde son señalados por su condición sexual. Si mi naturalidad y aceptación puede ayudar a alguien, bienvenido sea. Ahí también me encuentras, peleando porque la gente pueda tener una vida, una condición sexual, y que ame a quien ame pueda vivir tranquilamente. No tiene por qué estar pasándolo mal porque te hayas enamorado con una persona de tu mismo sexo.
Y sin embargo, en las últimas elecciones un partido como Vox que se permite decir que los homosexuales “desnaturalizan” el matrimonio
En la campaña de las últimas elecciones he oído cosas que nunca pensé que volvería a oír. Y luego ves que la edad media de los votantes de estos partidos es de menos de treinta años. No sé si es que se ha puesto de moda o que nadie les ha contado lo que era vivir en una etapa donde no se podía hablar, estábamos todos uniformados, donde había una falta de libertad tremenda. Son personas que han nacido y vivido en una Democracia. Me llama poderosamente la atención que se lancen tan alegremente a decidir o pensar algo que no saben lo que ha sido. Me sorprende que por falta de cultura, conocimiento, información o todo a la vez, sean capaces de querer volver a eso.
Un partido que tiene una lista de medios de comunicación y periodistas vetados.
Que veten a determinadas cadenas o periodistas significa que su mensaje no va a llegar a una serie de personas que tienen un pensamiento diferente. No es bueno para ellos. Entre otras cosas, porque luego van dando mensajes morales y presumen de una vida ejemplar, que luego vemos que no es tan ejemplar como dicen. Cuando quieres ser ejemplo de algo, tienes que estar muy seguro de que tu vida es impecable e intachable. Se llenan de virtudes y familias acrisoladas, pero también tienen debajo de sus alfombras algunas cositas que limpiar.
TVE ha renunciado a emitir la Supercopa de España por disputarse en Arabia Saudí. ¿Qué opina sobre la decisión?
Tiene varias lecturas, por un lado te dicen que también emitimos el Mundial de Doha. Y dices, sí, pero son acontecimientos internacionales por los que puja la Federación Internacional. No es un organismo español el que pide expresamente ir allí, como ha pasado con la Supercopa. Aquí es la Federación Española de Fútbol la que ha llevado el evento a Arabia, donde se dan una serie de circunstancias contra los derechos humanos, de las mujeres, de los homosexuales o los inmigrantes, que todos conocemos. Me parece que choca con la idea que tiene la televisión pública de defensa de los derechos, de igualdad, etc.
Mencionaba antes Teledeporte, un canal cuya directora acaba de dimitir, pero aun así TVE aseguró que no iba a cerrarlo ni convertirlo en un canal de streaming
Es una situación recurrente. Van a hacer diez años de la implantación de la Ley de Financiación, por la que en función de la partida de Presupuestos Generales del Estado y en caso de no tener estabilidad, gestionaría una partida extraordinaria para compensar el dinero que dejábamos de recibir a través de la publicidad. Una ley que no se ha cumplido nunca.
Los dos primeros años nos dieron 550 millones de euros que estaban previstos. Con la crisis en 2011 el Consejo de Ministro nos quitó 200, y el siguiente 60 más. Esto afectó a toda la casa, no solo a los deportes. Antes hacíamos una serie de programas y series maravillosos que ahora no tenemos dinero para hacer, derechos que no podemos comprar. Están en aire los Juegos de Tokyo. Ya no tenemos autonomía para decidir donde invertir.
¿Diría que este es el momento más crítico de RTVE desde que comenzó a trabajar en la casa?
Después de 33 años creo que el mejor momento de la televisión está a mis espaldas. Mucho tienen que cambiar las cosas para que la televisión que venga, sobre todo con la aparición de Internet y las plataformas, vuelva a ser o que era. Ahora las cosas se hacen de otra manera, con menos medios y dinero, pero de la manera más digna posible. Sin ir más lejos, desde que desapareció la publicidad en RTVE, he hecho seis retransmisiones in situ. El resto, en estos nueve años, han sido en locutorio. Algo que te limita. Ahora estamos en una situación un poco delicada, con una presidenta temporal, sin Consejo de Administración, en un stand by de casi año y medio, que en algún momento se tendrá que desatascar.
Presentó su candidatura para la presidencia de RTVE. No fue elegida entre los 20 mejores proyectos, presentó un recurso y está a la espera de su resolución. ¿Qué expectativas tiene?
Cuando salieron las notas y vi que no estaba entre los veinte mejores pensé que el proyecto no era bueno, pero el problema había sido que mi valoración profesional no se había cuantificado correctamente. El jurado experto me había dado cinco o seis puntos, y a mí me salían 25. El proceso de reclamaciones se cerró en diciembre del año pasado, pero cuando iban a dar la resolución, se convocaron elecciones y se paralizó la actividad parlamentaria. Una vez se forme gobierno, decidirán el siguiente paso. Tengo esperanza de que se retome. En la casa se pide de manera insistente a los políticos que no podemos seguir así. Espero pasar el corte, y quedarme entre las diez personas que forman el Consejo de Administración.