Antonio Pampliega fue el segundo invitado de la nueva temporada del Chester en Cuatro.
La entrega estaba centrada en el sentimiento de “miedo” de los entrevistados y el periodista explicó la experiencia de estar secuestrado en Siria durante 299 días.
“Pedimos al traductor que no subiera nuestra foto a las redes porque estaba poniendo precio a nuestras cabezas”
Pampliega empezó relatando cómo notó que aquel viaje no estaba yendo bien desde el principio: “Soy muy supersticioso. Había algo que me decía que iba a salir mal. No me dio buen feeling el traductor con el que estábamos trabajando”.
Usama, que así se llamaba el traductor, se sacó una fotografía con ellos y le pidieron que “no la subiera a las redes porque estaba poniendo precio a nuestras cabezas”, pero lo hizo.
Un día y medio después, en mitad del viaje “apareció otro coche que nos hizo bajar con armas. En ese momento piensas que estás muerto porque no sabías quién te había secuestrado”, explicó Pampliega.
“No fue el Estado Islámico”, replicó Risto Mejide, “gracias a Dios no, si no no estaría aqui hablando contigo”, respondió el periodista.
El presentador le preguntó si en algún momento pensó en huir. “Si lo haces tienes que ir a matar, porque no te van a dar la llave. Tuve posibilidad de matarlos, pero para matar hay que valer”, replicó Pampliega.
Lo separan de sus compañeros a raíz de una carta de un ex militar español
Pero lo más duró llegó días más tarde: “A raíz de una carta todo cambia, porque un ex militar español provocó que me separaran de mis compañeros. Envió una carta hablando de mí y ellos entendieron que les acabo de mandar un mensaje diciendo en manos de qué grupo estamos. Creyeron que era un espía y estuve 204 días encerrado en una habitación solo”.
El periodista aseguró que aquello fue lo más duro: “Ahí empezó un secuestro de verdad, con malos tratos y vejaciones”.
Detalló que un día entraron a su habitación y “me dice que me arrodille y saca un cuchillo dentado. Y otro se pone delante de mi grabando con el móvil y me ponen en el cuello el filo. Cuando pensaba que se acababa empezó a pegarme con el mango en la cabeza y empezó a reírse. Los dos empezaron a reírse. Me dijeron que esto es lo que me iba a ocurrir si intentaba escaparme”.
“Pensé que la salida más fácil era quitarme la vida”
“¿Estuviste a punto de tirar la toalla?”, le preguntó Risto. Y él respondía contundente: “Sí”.
Detalló que fue “a principios de enero. Después del intento de ejecución pensé que la salida más fácil era quitarme la vida. Y les quité una cuchilla de afeitar. La tuve un par de semanas hasta que llegó un momento en que dije, hasta aquí. Y lo intenté pero no lo terminé”.
Aseguraba que “durante cinco meses me estuve preparando todos los días, hablando con Dios, pidiéndole por mi familia. Por mis compañeros”.
“Era el momento que había estado temiendo durante 299 días”
Hasta que llegó el momento de la liberación y lo relató así: “Entraron por la mañana a darme ropa. Me pusieron los grilletes, la capucha y me llevaron en furgoneta”.
Él no sabía a dónde le llevaban y por eso pensó que “era el momento que había estado temiendo durante 299 días. Durante el camino hablaba con Dios y le decía que sea rápido y que no me duela. El corazón iba a mil. Me abrieron la puerta, me sacaron a trompicones y me quitaron la capucha. Vi a mis compañeros y pensaba que o nos matan a los tres, o nos vendían o nos liberaban. Al final fue la tercera opción”.
Pero según Antonio, “lo peor del secuestro fue la liberación” porque, estando secuestrado, su madre padecía un problema de corazón y al llegar a Turquía la policía le ofreció una llamada telefónica a casa: “Pensaba que no iba a encontrar a mi madre”, y al escucharla lo primero que le dijo fue “lo siento. Me castigo cada día por hacerle sufrir”, argumentaba.
¿Por qué os liberaron?“ preguntó el presentador, ”habían conseguido lo que querían. No lo sé, a nosotros jodernos durante 10 meses. Solo sé que cuando creí que se acababa empezaba la vida“.