El director navarro Félix Viscarret es el encargado de dirigir 'Patria', la serie de HBO basada en la novela homónima de Fernando Aramburu y creada por Aitor Gabilondo que narra la vida de dos familias inmersas en una sociedad vasca dividida por el terrorismo etarra.
En la visita al rodaje de la serie en San Sebastián, a la que acudió Vertele para hablar también con su creador y sus protagonistas, el cineasta desgrana los entresijos del proyecto, desde el punto de vista de la dirección actoral, y ahonda en la importancia de la dimensión humana de los personajes.
Además, reivindica la vocación internacional del proyecto que, a pesar de tratar un episodio de la historia de España, será comprensible en cualquier lugar por su gran emotividad.
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¿Cómo se vive trasladar un fenómeno como el de 'Patria' a serie?
Uno se siente muy bien. Es un material literario que refleja una época que muchos hemos vivido, y tener la oportunidad de contar una historia así me hace sentir afortunado.
¿Es especial rodar en Euskadi y que sea un personaje más?
Sí, digamos que hay un determinado tipo de historias que gravitan entre dos mundos, entre la ficción y ese elemento de realidad de una época. Hay que recordar, continuamente, esa doble naturaleza del proyecto. Es una historia más, pero está muy anclada en una realidad reciente.
¿Antes de la tregua de ETA se podría haber rodado algo así?
No es la primera obra de ficción ni la primera película que toca el tema. La diferencia parte de la novela de Fernando Aramburu, que aporta un nuevo punto de vista, una nueva perspectiva al abarcar diferentes personas en distintas posiciones del conflicto. Al mismo tiempo, también existe la perspectiva histórica, poder mirar atrás cuando es historia, aunque sea nuestra historia reciente.
¿Esta historia se entenderá en igual en Japón o en EE.UU.?
Yo creo que sí. Ahí se ven las consecuencias devastadoras de la violencia en dos amigas, en dos familias, en un pueblo, en una sociedad... La violencia lo arrasa todo y eso es algo universal.
¿Cuáles son esas consecuencias?
Cómo puede llegar a viciar la convivencia a todos los niveles: el personal, el familiar, el social, el laboral... Cómo cuando la violencia se enquista en una sociedad, hasta que eso no se sana, está afectándolo todo.
¿'Patria' refleja la reconciliación, indica cierta superación del conflicto vasco?
Como en todo proceso terapéutico, algo de lo que se puede hablar abiertamente ya está un paso más cerca de ser sanado. No quiere decir que no quede recorrido, unos estarán más o menos de acuerdo con lo que dice el relato, pero el hecho de que exista ese relato ya es un paso adelante.
¿Temen un posible boicot por razones políticas, como en otros proyectos?
Soy plenamente consciente de las implicaciones que se le pueden dar a este proyecto en este momento, pero también hay que tener en cuenta que soy un director con una jornada de 14 horas y cinco secuencias por sacar adelante, y es por lo que al final valoraré si he hecho bien o mal mi trabajo. Es un tema serio que merece la pena tratarlo con el cariño y la atención debida, pero mi labor es otra.
¿Las dos familias representan dos bandos, o no están ideológicamente polarizadas?
El ser humano se inventa categorías y bandos porque eso le da seguridad. Simplificar la realidad, que es cambiante, variada y heterogénea, nos crea una cierta intranquilidad y el clasificar las cosas en etiquetas nos da cierta tranquilidad. El ver a los seres humanos como parte de un bando nos está alejando de entender a esa persona como un ser humano individual, diferente, único, irremplazable. Ante esa pregunta, como director, no me enfrento a familias, bandos... Como director intento acercarme al ser humano, a cada uno de ellos.
Y también como director, ¿cómo valora el aumento de inversión y la apuesta de las plataformas?
Desde nuestro de vista, el que haya más posibilidades de contar historias es un escenario muy favorable que en la profesión vemos como un momento para disfrutar.
¿Afrontan 'Patria', que se verá de internacionalmente, de forma distinta a otras de distribución nacional?
No, como director no tienes tiempo. Estás más volcado en hacer veraz cada secuencia, cada momento al que te enfrentas. Ese es tu reto. Es algo que exige estar en el presente inmediato. Luego, a lo mejor, es la diferencia del que está en las trincheras y el que está en la retaguardia. Cuando estás dirigiendo, estás en las trincheras. Uno piensa que si logras representar de forma veraz el reflejo de los seres humanos, será universal. La distribución que tenga el proyecto no tiene que ver con sus logros.
¿La serie entonces trasciende el conflicto vasco para ahondar en los personajes?
Creo que es una serie de personajes hasta tal punto que, si lo analizas persona a persona, ves que rompe el arquetipo, el cliché. Los personajes hacen cosas contradictorias como hacemos los seres humanos en realidad.
Hay escenas impactantes, como la manifestación proetarra en el centro de San Sebastián. ¿Han tenido algún problema grabando?
En todo rodaje, toques el tema que toques, unos dicen que sí y otros que no independientemente de la temática. A unos les hace más gracia y a otros menos gracia, pero eso es nuestra condición humana. Yo me he reído con secuencias de Miren y Arantxa, con la secuencia de la silla de ruedas yendo a misa, Arantxa ha tenido que comulgar obligada por su madre y por el cura... Yo en el set me he reído, espero que el espectador también lo haga.