TVE ha recuperado a “uno de los grandes nombres televisivos de nuestro país” para un programa de entretenimiento único y muy especial. Después de 20 años en los que se diluyó su relación con la televisión pública, Pedro Ruiz regresa a la que “siempre” ha considerado su “casa” para presentar Nada del otro mundo, un espacio de humor y entrevistas, con una sola entrega, que se estrenará próximamente en la noche de La 1.
Este jueves, durante su puesta de largo en un evento al que acudió verTele, el showman se encargó de dejar bien clara la esencia de este nuevo proyecto televisivo escrito y dirigido por él. “Hemos intentado que tenga un tono muy amable”, repitió insistentemente, porque “no hay nada más revolucionario que el respeto”.
Lo dijo una y otra vez, dando a entender que el programa y él comparten la misma filosofía: “He establecido un tono de cordialidad con la vida que nos viene bien, empezando por mí, y celebro que sea en esta casa donde se vea”.
Concebido como una sola gala, como un evento especial, Nada del otro mundo estará vertebrado por tres charlas, tres ficciones de comedia grabadas y dos canciones.
Su anfitrión se ha marcado como objetivo provocar “una sonrisa agradable” tanto a los espectadores como a los invitados, entre los que figuran la cantante Rozalén y la influencer Dulceida. Y grabará algunos teatrillos humorísticos con Antonia San Juan, Pedro Casablanc, Luisa Martín, Eloy Arenas, Enrique Cerezo, Paco Grandes, Josep Pedrerol, Roncero, D'Alessandro, Corbacho o Lucrecia, que protagonizarán estos cortos de ficción basados en temas sociales. Los sketches llevan el sello de El Terrat, la productora que fundó Andreu Buenafuente, que “entiende de comedia y nos ha venido muy bien para que este no sea sólo un programa de entrevistas”, celebra el presentador.
Ruiz puso dos condiciones al recibir el encargo: que su familia siempre quedara al margen del espectáculo, y que no se invitara a líderes políticos. “Lo he hecho con total libertad, pero no hay nada hiriente para nadie”, señala. No quiere hacer sangre, prefiere salir al plató cargado de curiosidad y buenas intenciones: “Las entrevistas sin preparar son más sinceras, encontrarse con alguien por primera vez es más sincero”, reflexiona al desvelar que tendrá un invitado sorpresa, alguien a quien no esperaba saludar.
De entrada, una sola entrega
Nada del otro mundo contará con una sola entrega, aunque ni TVE ni el propio presentador descartan que haya más capítulos si la audiencia responde positivamente. “Si va bien, creo que habrá posibilidades, pero todo puede pasar”, matiza Miriam Corrales, directora de Entretenimiento de la cadena.
A sus 76 años, el comunicador catalán sabe perfectamente lo difícil que es sacar adelante un producto “de autor” como el suyo. Como Pedro por su casa (1985) y La noche abierta (1997) son las piedras angulares de su trayectoria televisiva, a la que ahora se suma este otro título.
Pero aquella era otra época y la forma de hacer televisión ha cambiado. Además, el reto aumenta con un encargo para el horario estelar de la principal cadena de TVE: “Este programa no tiene el poro de La noche abierta porque en La 2 [el canal donde se emitió] las exigencias de audiencia son distintas. En Nada del otro mundo hay que hacer piruetas, La 1 requiere circo y variedades”, argumenta, si bien reconoce que, al hilo del nombre de su programa, “en la tele nadie hace nada de otro mundo”.
Si con su nueva aventura no llama la atención del público, Ruiz tiene proyectos de sobra entre las manos: teatro, cine y más televisión. Sabe que no es imprescindible para un medio de comunicación como este, pero sí cree que puede aportar un ingrediente que escasea, “un tono más amable para compensar la brutícia que se ha hecho en otros sitios”.