Pedro Sánchez ha conseguido encarrilar en el último momento su decisión de renovar RTVE vía decreto ley hasta que se celebre el concurso público para la elección definitiva del Consejo de Administración. Pero el PSOE y el Gobierno han tenido que pasar por una enrevesada negociación en la que se ha constatado su extrema debilidad en el Parlamento: Sánchez cedió inicialmente la capacidad de propuesta a Pablo Iglesias, aunque finalmente la Presidencia de la Corporación la han elegido los socialistas, y ha tenido que ceder ante los independentistas que han exigido gestos a la vicepresidenta, Carmen Calvo, y a la ministra de Administraciones Pública, Meritxell Batet.
El Gobierno empezó el trámite para la renovación de RTVE con el único apoyo de Unidos Podemos. Las negociaciones las han pilotado la portavoz socialista, Adriana Lastra, con la ayuda de Rafael Simancas y el jefe de gabinete de Sánchez, Iván Redondo. Por el lado del grupo confederal participaron Juanma del Olmo y Noelia Vera. Sánchez e Iglesias han estado en contacto y han cerrado flecos relevantes.
Aunque el acuerdo inicial contemplaba que fuera Iglesias quien propusiera al presidente de la corporación, Sánchez le hizo el ofrecimiento a Arsenio Escolar. Unidos Podemos rechazó el nombre. Iglesias puso entonces sobre la mesa a la directora de Público, Ana Pardo de Vera, y al redactor jefe de Política de eldiario.es, Andrés Gil. Sánchez accedió a que Gil fuera el candidato.
Sin embargo, el PNV y ERC anunciaron su rechazo al acuerdo y los trabajadores de RTVE también se quejaron. Fue entonces cuando Sánchez dio un paso atrás y pidió al resto de grupos “generosidad” para que la renovación saliera adelante. El PSOE trasladó a su socio que la propuesta debía ser una persona de dentro de la casa. Gil anunció su renuncia y al día siguiente Unidos Podemos aceptó la propuesta del PSOE para que la Presidencia recayera en el hasta ahora director de Radio 3, Tomás Fernando Flores.
El PNV se sumó al acuerdo y los tres grupos registraron en el Congreso seis nombres y otros cuatro en el Senado. Aún no estaban cerrados los números. El PP, por su parte, planteó una candidatura alternativa y el PSOE inició los contactos con los conservadores. La primera votación –en la que los consejeros necesitaban dos tercios de la Cámara para salir adelante– demostró la división: la candidatura encabezada por Flores obtuvo 150 votos frente a los 128 de la liderada por Eladio Jareño, del PP. La renovación de RTVE requería al menos 26 votos más para la siguiente ronda, celebrada 48 horas después.
ERC exigió un cambio en la posición del Gobierno sobre Catalunya a cambio de su apoyo a la renovación de RTVE. Reclamaban un “diálogo sin condiciones ni renuncias” previas entre los independentistas y La Moncloa. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, se lo concedió este martes al ofrecer en el Congreso un “diálogo sin cortapisas” al Govern. Joan Tardà concluyó que el Ejecutivo satisfacía sus pretensiones tras asegurar en la tribuna del Parlamento que había ido a buscar el significado de “cortapisas” en el diccionario de la Real Academia. El dirigente independentista exigió una prueba más: que se lo garantizara la ministra de Política Territorial, Merixtell Batet, encargada de preparar la reunión entre Sánchez y el president de la Generalitat, Quim Torra, del próximo lunes en La Moncloa.
“Asumimos no solo la necesidad sino el derecho de los presidentes de exponer lo que consideren pertinente”. Esas palabras de Batet bastaron para que ERC cambiara la intención de su voto en el debate sobre RTVE al entender que Torra podría poner sobre la mesa de Sánchez un referéndum pactado (aunque el Gobierno ya rechaza que vaya a celebrarse).
El PSOE ya había conseguido el día anterior el respaldo de Compromís –a la coalición le prometió capacidad de decisión en la delegación territorial valenciana– y el Grupo Mixto firmó el listado que previamente habían registrado PSOE, Unidos Podemos y PNV: ya estaban listos los cuatro grupos necesarios para que los consejeros fueran aprobados con mayoría absoluta.
La votación finalmente ha salido adelante con 177 votos a favor –el diputado de ERC Gabriel Rufián ha tachado el nombre de Flores y su voto ha sido nulo– y con ella Sánchez ha encarrilado el procedimiento para renovar RTVE, pero con la ausencia en el Consejo de Administración de PP y Ciudadanos. Rufián explicó después que él no vota por nombrar a “censores”.
Los de Albert Rivera se quedaron fuera desde el inicio porque consideran el procedimiento un “atropello” mientras que el PP lo hizo en el último momento ante el rechazo del PSOE a cederles seis asientos en el Consejo de Administración ya que no representa la proporcionalidad de la Cámara, informa Gonzalo Cortizo. Sin embargo, si no hay un cambio de última hora y el resto de formaciones (socialistas, grupo confederal y al menos dos de los que han apoyado la lista pactada), se quedarán fuera definitivamente del Consejo de Administración de la corporación.
El proceso no ha terminado todavía: el Senado tiene previsto un Pleno este jueves para designar a los cuatro consejeros que le corresponden. En la Cámara Alta el PP tiene mayoría absoluta, pero el Gobierno se guardó un as bajo la manga ante la posibilidad de un bloqueo: si no se designan los cuatro nombres, la capacidad le queda atribuida al Congreso que los nombrará de entre las propuestas registradas en la Cámara Alta.
PSOE y Unidos Podemos están determinados en este momento a votar los candidatos que pactaron y no ceder el espacio al PP, al que acusan de haber abandonado las negociaciones.
Una vez estén designados los diez consejeros, el Congreso tendrá que elegir al presidente de RTVE. Las votaciones –necesita dos tercios en la primera o mayoría absoluta con respaldo de cuatro grupos en la segunda– se celebrarán la próxima semana después del encuentro de Sánchez y Torra en Moncloa. El Gobierno tiene amarrados por ahora para esa votación 177 de los 176 que necesita para que Tomás Fernando Flores sea presidente de RTVE.