Dulceida se reencontró con Jesús Calleja - 6 años después de acudir a Volando Voy- para viajar a Israel en la nueva entrega de Planeta Calleja. Allí, la influencer siguió los pasos de Jesucristo hasta la Cruz, visitó el Santo Sepulcro y dejó deseos en el Muro de las Lamentaciones.
Tampoco dejaron de hacer actividades desconocidas para ella como correr en un buggy , bañarse en el Mar Muerto, una ruta en bici bajo un sol abrasador por el Tinma Park, una inmersión submarina y un descenso en rápel por el cráter no meteórico más grande del mundo.
Aventuras que asombraron tanto a la invitada que, al despedirse de Calleja, se entristecía: “Me ha gustado muchísimo porque hemos hecho cosas muy diferentes y cosas que yo sola no hubiera hecho nunca. Agradecidísima de que me hayáis traído”, confesaba.
Sin embargo, hubo una propuesta que rechazó. No se trataba de algo peligroso, si no que el presentador quería que ambos hicieran un paseo en camello y ella se negó. “No me quiero montar en camello por el qué dirán. Es que te hunden cuando te empiezan a decir que te mueras y tu familia. Por montar en camello no creo que pase pero prefiero no hacerlo”, reiteró.
Algo que lamentó Jesús: “Yo donde voy intento hacer lo que hacen y tú te estás censurando a ti y a mí que quiero hacerlo. No entiendo que en las redes haya tanta libertad y tú te estés censurando. No te autocensures más, por favor”, le pidió y así lo hizo en las siguientes actividades.
Aunque en lo que tampoco quiso entrar fue en un test de respuestas rápidas que le lanzó el presentador mientras iban en bici: “¿Qué piensas de la eutanasia, del aborto, de los derechos LGTBI?”, preguntaba él y ella pidió “pasar de todas ellas porque ya están los partidos políticos para mojarse con ello”. Aunque sí que sobre el aborto dijo estar “a favor de que las mujeres puedan decidir” y que el colectivo debe tener los “mismos derechos” que el resto del mundo.
El peor momento de la vida de Dulceida
La confianza entre Jesús y Dulceida fue palpable en toda la entrega. Incluso tanta que se sinceraban el uno con el otro: “No te gusta una mierda andar. Probablemente seas la más pija que he traído”, bromeaba él. Y ella le dejaba cotillear el bolso que cargaba para escalar, en el que llevaba “el móvil, 7 millones de pinturas, coloretes...”
Esa misma confianza hizo que la influencer hablara del que fuera el “peor momento de su vida”: “Empecé a ir a terapia a raíz de la ruptura [con Alba], de la muerte de mi abuela, más el acoso que no paraba de recibir en redes. Me afectaba todo, no tenía nada de energía. Me borré la aplicación de Instagram después de 14 años. Todos somos humanos y pasamos momentos de mierda. Se me juntó todo , lo profesional y lo personal”, aseguró.