Análisis Vertele

Los programas de la TV privada que hacen servicio público

Redacción

Durante las últimas semanas, el cuestionado tratamiento al proceso independentista en Catalunya de TVE ha servido para alzar a laSexta como alternativa en lo que a información se refiere. Se ha hecho así habitual, incluso entre los propios periodistas de la cadena, hablar de su compromiso con el servicio público que no cumple la radiotelevisión española.

El servicio público, entendido como la programación diversa, equilibrada y representativa en una televisión estatal, es por definición inherente y de obligado cumplimiento para las cadenas de titularidad estatal. Pero, como vemos, eso no ha de eximir a operadores comerciales de plantear programas que, o bien rellenan vacíos en la programación de RTVE, o complementan otros ya existentes.

Como televisión pagada por todos, La 1 cuenta con formatos relevantes y formativos para el ciudadano, como Aquí la tierra, España Directo o Seguridad vital, si bien es evidente que es en La 2 cuenta con múltiples formatos que son reflejo de la línea de diversidad cultural de este país. No solo los sempiternos documentales de sobremesa, sino también sus contenidos documentales, espacios como Órbita Laika, La noche temática, Cachitos de hierro y cromo, Los conciertos de Radio 3, That's English o Para todos La 2 serían ejemplares. Pero también canales privados apuestan por la divulgación, la información de proximidad y la ciencia: laSexta, por cuya parrilla se encabalgan espacios de noticias y debate; o #0, que ha desarrollado una oferta en clave alternativa al resto de cadenas en abierto, lo demuestran.

Ambas refutan además esa manida teoría que defiende que esta clase de contenidos van en contra del gran público, que no interesan más que a un pequeño nicho. Los datos que diariamente registra El Intermedio o los que obtienen los especiales informativos conducidos por Antonio García Ferreras así lo prueban, como también lo hacen los registros de formatos como Volando voy o Wild Frank, con temáticas que parecerían restringidas a canales documentales o segundas ventanas de la televisión pública.

No son pocos los ejemplos que, de un rápido vistazo, podemos encontrar en la guía televisiva. A continuación, recogemos los más relevantes, por su interés, éxito y temática. Los categorizamos en cuatro apartados diferenciados: informativo-periodístico, divulgativo-documental, cultural-entretenimiento, y humor.

Informativo-periodístico

Si nos fijamos en el género informativo y reportajístico, laSexta es la cadena que mejor ha sabido ocupar el sitio de TVE, ante los problemas de credibilidad de la cadena pública.

Ha quedado patente, sin ir más lejos, con las coberturas realizadas de los último acontecimientos políticos que han tenido lugar en Catalunya desde la celebración del 1-O, o en eventos de trascendencia social como el Orgullo Gay 2017, o ante hechos de clara relevancia internacional como ante los atentados acaecidos en los últimos meses como los atentados en Las Ramblas o París. Antonio García Ferreras ha acostumbrado a colocarse en cabeza de estos dispositivos (aunque Ana Pastor y Cristina Villanueva no le han ido a la zaga), que han procurado acercar a la audiencia los diferentes enfoques y puntos de vista en conflictos como el catalán, alterando su programación habitual en pos de la actualidad.

Si nos alejamos de la información diaria, la segunda cadena de Atresmedia cuenta con un prolífico catálogo de reportajes dedicados a temas de proximidad para los espectadores: pensemos, por ejemplo, en muchos de los reportajes que ha liderado Jordi Évole en Salvados y que han abordado la pobreza energética, el consumo, la educación, o por supuesto, el premiado documental Astral, sobre la crisis de los refugiados. En una línea similar la otra marca de Producciones del Barrio en la cadena, Malas compañías, con Cristina Pardo, con su investigación sobre los casos de corrupción más flagrantes de años recientes, y su efecto en la sociedad y política. También destacan las entrevistas reportajeadas de Gonzo para El Intermedio, donde también se aproxima a historias que quedan más allá de los grandes titulares, a los desfavorecidos o excluidos por la sociedad. Ahí están sus piezas sobre inmigrantes víctimas de agresión, o en situación irregular, sobre la situación dentro de los CIE; o más recientemente, sus vídeos sobre las consecuencias de los incendios en Galicia.

Más allá de las entrevistas y debates, Ana Pastor también acostumbra a tratar asuntos que podríamos considerar de público en El Objetivo: ahí están secciones como “Fact Check”, donde se verifican con afán crítico los datos aportados por los políticos en eventos públicos; y “Sé lo que hicisteis con el último contrato”, que versan sobre los casos de corrupción entre la clase política, pero también entre empresarios de relieve y altas esferas. El nuevo formato encabezado por la periodista, ¿Dónde estabas entonces?, volverá a acercarse a las historias cercanas, mostrando a través de protagonistas a pie de calle los cambios en la España de los últimos 40 años.

Para finalizar, no hay que olvidar, tampoco, a Equipo de investigación que, más allá del tono que pueda emplear en sus reportajes, se ha especializado en ahondar en problemas cotidianos, dando respuesta o incluso desvelando situaciones de injusticia o irregularidad: el precio inflado de productos de primera necesidad, turismo, etc. También habrá que mencionar los profundos análisis de actualidad y políticos de laSexta Columna, al igual que Enviado especial, liderado por Jalis de la Serna.

Pero laSexta no es la única cadena que, con el tiempo, ha otorgado una posición primordial en su parrilla de programación. #0 también cuenta con cuatro importantes formatos que podemos enmarcar dentro de los límites del servicio público.

Ya en su sinopsis, Diario Vice se muestra interesada en “temas de actualidad nacional e internacional que van más allá de los titulares del día, historias de producción local que muestran la realidad más próxima”. Sin ir más lejos, durante esta misma semana se han sumergido en el mundo de los polémicos espectáculos con personas acondroplásicas; han tratado sobre los “rabinos rebeldes” a favor del desmantelamiento del Estado de Israel; o los fetichismos dentro de la industria pornográfica nacional.

Iñaki Gabilondo se preocupa en Cuando ya no esté por avistar el mundo del futuro próximo y sus claves en materia de política, economía, salud, medio ambiente, con la ayuda de importantes popes de la ciencia o el pensamiento sociológico: Neil deGrasse Tyson, Norman Foster, Michelle Bachelet... Jon Sistiaga, por su parte, ha elaborado en Tabú una serie de reportajes dedicados a temas que se consideran prohibidos, como la muerte. Especial mención a su programa dedicado a Antonio Aramayona, filósofo y miembro de la asociación Derecho a Morir Dignamente, a quien acompañaron en su último mes y medio de vida antes de poner fin a su vida.

En ambos casos, se busca instruir al espectador para favorecer su pensamiento crítico y completo sobre el mundo que los rodea, del mismo modo en que lo hacen Quique Peinado y Manuel Burque en Radio Gaga, quizás el programa que más atención ha atraído en el canal de Movistar+ en los últimos meses. Los dos presentadores acuden por toda clase de barriadas y zonas deprimidas con el simple objetivo de dar altavoz a personas fuera de los círculos habituales de la televisión con historias que contar. El propósito, romper estereotipos y tabúes, mostrando la cara humana, cercana, de colectivos o personajes desfavorecidos, tratándolos sin paternalismo.

Esta vertiente informativa no es exclusiva de las dos cadenas mencionadas. También Cuatro ha destacado en el último año por sus programas de reportajes e información, como Fuera de cobertura, En el punto de mira o, más recientemente, Samanta y... Cada uno aborda la actualidad con perspectivas muy diferentes -en ocasiones, hay que decir, con enfoques que pueden resultar en exceso sensacionalistas-, pero su interés por desgranar el mundo que nos rodea los hace merecedores de ser incluidos en esta categoría.

Divulgativo-documental

En lo que respecta al servicio público, este no solo se restringe al del acceso a la información y al pluralismo, sino también la divulgación de la identidad y diversidad culturales. Un perfecto ejemplo de esto último es Volando voy, plataforma desde la que Jesús Calleja ha acercado la realidad de pequeñas localidades y sus gentes, muchas veces olvidada, haciéndoles sentir protagonistas por un día. Algo que va en la línea de El foraster (TV3) y de su inminente adaptación para TVE, con Pablo Chiapella.

El formato de Cuatro, producido por Zanskar, despidió su tercera temporada este pasado domingo con un gran rendimiento, con cuotas por encima del 8% en una noche de lo más competida. Este interés del público justifica su renovación por una cuarta temporada como ha avanzado VERTELE.

Dmax tiene, por su lado, un importante activo en Wild Frank, que nos acerca a la naturaleza desde una perspectiva informal pero también ilustrativa. Por más que Frank Cuesta pueda ser un personaje televisivo en ocasiones exacerbado en sus manifestaciones, su labor como naturalista y herpetólogo no puede ser minusvalorada: con sus programas, trabaja por transmitir el interés por la vida salvaje y también el respeto por la flora y la fauna. Especiales como el que realizó en un safari por Sudáfrica dan buena cuenta de ello.

#0 destaca también por dos programas que pretenden acercar al público una visión diferente de la geografía nacional, en el caso de Streetviú, e internacional, con Marathon Man. El primero ofrece un recorrido emocional a la par que informativo sobre la historia de las calles de España; mientras que el segundo (con Raúl Gómez como empático conductor-corredor) profundiza en las culturas de los países que cruza a la carrera, a la par que resalta la necesidad y beneficios del deporte y la vida sana. Lo hace con altos valores de producción e innovando con el empleo de tecnologías punteras para componer el relato.

Pero también podemos encontrar ejemplos de espacios centrados en mejorar nuestros hábitos en el día a día. Ahí están los sucesivos especiales sobre alimentación que ha conducido Alberto Chicote para Antena 3, dedicados a exponer o desmentir mitos sobre las comidas y dietas; o Eso que te ahorras, en los que Pedro García Aguado aporta trucos y consejos para favorecer el consumo razonable en nuestras casas. Unos y otros enfatizan su propósito de tener un impacto positivo en el consumidor, convirtiendo a sus presentadores en prescriptores de confianza.

Culturales-entretenimiento

Saber y ganar mantiene el título de concurso cultural por antonomasia de la televisión española, pero las operadoras privadas también cuentan con importantes ejemplos igualmente destacados, capaces de aúnar entretenimiento y risas con una vertiente educativa.

La Ruleta de la Suerte (Antena 3) y Pasapalabra (Telecinco) son los más longevos: su propia mecánica se basa en la agilidad mental de sus concursantes en plató y favorece también la curiosidad y participación del público en sus casas. No hay que olvidar, tampoco, que a menudo incluyen entre sus pruebas dichos y expresiones propias del folclore y del habla cotidiana, por lo que permiten conocer más sobre la riqueza del idioma cervantino. En una línea similar trabajan otros dos formatos de Atresmedia, Boom! y Ahora caigo.

Cero en historia, de nuevo en #0, nos proporciona una forma alternativa y divertida para estudiar historia: acudiendo a curiosidades, anécdotas increíbles pero ciertas y personajes y cachivaches extraños y haciéndolo a través de humoristas que permiten dar una visión más fresca y accesible de la que puede obtenerse de un documental.

Y, aunque en ocasiones sean objeto de críticas por sus contenidos o por sus comportamientos, hay que reconocer el mérito de El Hormiguero de Pablo Motos por haber dado un espacio a la ciencia en la franja de máxima audiencia en televisión. La sección de ciencia encabezada por Marron tiene una finalidad didáctica y curiosa. De la misma productora (7 y acción) también hemos de dedicar unas palabras a Likes, a punto de poner fin a su trayectoria en #0: el magacín de Raquel Sánchez Silva también ha trabajado por la cultura fuera de los parámetros comerciales habituales, tanto en cine como música y literatura, y ha hecho un esfuerzo por incluir la perspectiva de género y el feminismo en sus contenidos.

El humor contestatario, cubriendo el vacío de TVE

Si bien podemos encontrar ejemplos de todas las categorías anteriores en la escaleta diaria de TVE, algo de lo que ahora mismo carece la cadena pública es de el humor satírico, saludable también para que el espectador ejercite una conciencia crítica y pueda observar desde otro prisma la actualidad. Solo José Mota, cuando está en emisión, aporta algo de ese humor contestatario a la corporación.

Precisamente no es algo que falte en el resto de cadenas. Se puede decir que todas cuentan, en mayor o menor medida, con formatos o al menos con secciones dedicadas a reírse con mordacidad del poder y la vida política cuando la situación lo requiere o lo permite.

El Intermedio, presente en laSexta desde sus inicios en 2006, se ha convertido en un buque insignia de la cadena. Emitido a la misma hora que buena parte de los informativos “serios”, se ha caracterizado por esa actitud crítica hacia el gobierno, sin perder las formas pero cargando las tintas cuando ha sido menester.

Precisamente de laSexta procedía Buenafuente cuando aterrizó en #0 con su formato de entretenimiento y entrevistas, Late Motiv. El showman reusense nunca ha escatimado de alusiones políticas sus monólogos iniciales, aunque estas se ha intensificado en los últimos meses, a medida que la crisis entre Catalunya y España se agravaba. Cabe decir que el formato no siempre ha hecho el humor: recuérdese cuando trasladó el late show al campamento de refugiados de Moria en Lesbos (Grecia), para concienciar a los espectadores de la labor de cooperantes españoles.

Y, aunque no se dediquen al comentario de actualidad (o al menos de la actualidad política y social), hasta programas más ligeros como Dani y Flo (Cuatro) o Zapeando (laSexta) miran en ocasiones con sorna a la clase dirigente, con imitaciones y sketches sobre Mariano Rajoy, Donald Trump y otros líderes.

Estos son solo una pequeña parte de los ejemplos que podemos hallar en la televisión privada. Estos, y a buen seguro otros de la televisión de pago, podrían encajar sin problema entre los contenidos que manejaran los directivos que diseñan las programaciones de los canales pagados con nuestros impuestos. Porque, como decimos, la responsabilidad de un contenido edificante no debiera ser exclusivo de un solo medio de comunicación.