A la UER (Unión Europea de Radiodifusión, organizadora del festival) se le está yendo de las manos Eurovisión 2024 desde su primera semifinal, celebrada la noche de este martes y que confirmó a tres de sus favoritos. Y todo por su postura respecto a la participación de Israel, mientras ese estado sigue cometiendo la masacre contra Palestina y ahora asedia Rafah, el que era el último reducto de paz en la franja para sus habitantes.
La tibieza mostrada por el órgano hizo que confirmase hace meses la participación de Israel tras haber echado el año anterior a Rusia por invadir Ucrania, asegurando que el festival es “apolítico”. Por ese motivo a la delegación israelí se le denegaron sus dos primeras propuestas de canciones, October Rain y Dance Forever, por su contenido político. Se le aceptó in extremis la tercera, Hurricane, que será la que interprete Eden Golan, y que igualmente tiene partes que pueden apuntar a su ataque a Palestina.
Con el otro lado, la UER ha intentado silenciar y restar importancia a las múltiples protestas por su participación acogiéndose a su lema “Unidos por la música”. Pero en la primera semifinal, ha sido implacable con los gestos pro-Palestina.
El primero de ellos fue nada más arrancar el festival, y ya lo hemos explicado en verTele: Eric Saade, artista invitado que se encargó de la apertura junto a Eleni Fureira y Chanel, lució un pañuelo palestino. Eurovisión directamente censuró el vídeo, que no puede verse en ninguna de sus redes sociales. Y sin que siquiera acabase la semifinal, la UER y la cadena pública sueca SVT se apresuraron a criticar a Saade: “Nos parece triste que utilice su participación de esta manera”, incidiendo: “Lamentamos que Eric Saade haya optado por ignorar el carácter apolítico del evento”.
La respuesta de Saade: “No sabía que algún día se llamaría 'símbolo político'”
Tras criticar abiertamente su gesto, y censurar el vídeo, Eric Saade ha respondido mediante un mensaje a la cadena pública sueca SVT, anfitriona del festival. Saade es un cantante sueco de padre libanés de origen palestino. Ha sido una de las voces más críticas con la participación de Israel en Eurovisión, y de hecho explicó que aceptó la invitación para actuar en esta edición de Malmö para ser la representación de Palestina en ese escenario, mientras se prohíbe la entrada de su bandera.
En su respuesta sobre lucir el kufiya, ese pañuelo típico palestino, Saade afirma que la UER está convirtiendo un pañuelo que le regaló su padre cuando era niño en un “símbolo político” para poder censurarlo, y es muy claro: “En mi opinión, eso es simplemente racismo. Sólo quería ser inclusivo y usar algo auténtico para mí, pero la UER parece encontrar controvertida mi etnicidad. No dice nada de mí, pero sí todo de ellos”. Este es su mensaje completo:
“Mi padre me regaló ese pañuelo cuando era pequeño, para no olvidar nunca de dónde viene la familia. Entonces no sabía que algún día se llamaría ”símbolo político“. Es como llamar símbolo político al caballo de Dala. En mi opinión, eso es simplemente racismo. Sólo quería ser inclusivo y usar algo auténtico para mí, pero la UER parece encontrar controvertida mi etnicidad. No dice nada de mí, pero sí todo de ellos. Lo digo como lema de la ESC de este año: Unidos por la música”.
La irlandesa Bambie Thug también denuncia censura
Además de la polémica con Saade, que sí ha logrado llevarla al escenario del festival, la rueda de prensa post-semifinal destapó otra que la UER había creído solucionar tras las cámaras, pero que la representante de Irlanda Bambie Thug reconoció a los periodistas, cambiando su habitual tono para ponerse seria.
Como también hemos recogido, Thug ha denunciado que Eurovisión la ha obligado a eliminar inscripciones en Ogham (una antigua lengua celta) que se vieron en su cuerpo durante los primeros ensayos, en las que decía “alto el fuego” y “libertad para Palestina”. Sólo le han dejado mantener “coronad a la bruja”, relacionado con su canción.
“Soy una persona a favor de la libertad y de la justicia, pero desafortunadamente tuve que cambiar esos mensajes hoy, dejando solo 'coronad a la bruja' por orden de la UER”, afirmó tajante la representante irlandesa.
Las protestas que se venían repitiendo en distintos países contra la participación de Israel han confluido ahora en Malmö, sede del festival, por lo que Suecia ha tenido que aumentar su seguridad.
La tibieza de la UER sobre la participación de Israel ya contrastaba con la firmeza que mostró al expulsar a Rusia por invadir Ucrania. Pero la primera semifinal ha servido para dejar claro que Eurovisión no tolerará ni tan siquiera gestos de apoyo a Palestina, definiéndolos como “símbolos políticos” y criticando y censurando a los que los realicen, lo que más bien parece una parcialidad del festival y el organismo, que esta vez se escuda en su carácter “apolítico” pero toma decisiones con repercusión política.