Cincuenta años después de la fatídica noche del 9 de agosto de 1969, los asesinatos de la familia Manson vuelven a la actualidad. La figura de Charles Manson, fallecido en prisión en 2017, vuelve a sentirse presente con esta efemérides, que viene acompañada del estreno de Érase una vez en... Hollywood, la novena película de Quentin Tarantino, con la ola de muertes como telón de fondo, y de la segunda temporada de Mindhunter, con la presencia también del criminal (interpretado, por cierto, por el mismo actor en ambas producciones, Damon Herriman), así como por la publicación de un nuevo libro, Manson: la historia real (editado por Roca Editorial en España).
A estos hay que sumar un documental, emitido este sábado 10 en la cadena estadounidense Oxygen, Manson: The Women, un especial de dos horas donde se entrevistaba a varias de las mujeres que orbitaron en torno a uno de los delincuentes más populares del siglo XX. Catherine “Gypsy” Share, Sandra “Blue” Good, Lynnette “Squeaky” Fromme y Dianne “Snake” Lake se sentaron ante las cámaras para revisitar lo ocurrido hace cincuenta años, con la fundación de esta secta y los asesinatos en serie que se iniciaron con la matanza de Sharon Tate y otras cuatro personas.
Quien haya llegado hasta el final de Helter Skelter, el libro escrito por Vincent Bugliosi, el fiscal que consiguió llevar a la cárcel a Manson y a las manos ejecutoras del crimen de 10050 Cielo Drive, sabrá que con el paso de los años, hubo una escisión entre las participantes en esta comunidad formada por Manson. Mientras que algunas integrantes rehicieron su vida, otras, las menos, mantuvieron su fervor intacto hacia el aspirante a músico. Esto mismo muestra el documental.
De las cuatro personas entrevistadas, dos de ellas se enmarcan en el primer grupo y otras dos se erigen como casi exclusivas representantes del segundo.
“Soy incapaz incluso de ver imágenes de mí hablando de ello”
Lake y especialmente Share muestran su dolor por los crímenes acaecidos: “Soy incapaz incluso de ver imágenes de mí hablando de ello. Es tan horrible”, dice esta última, la miembro más mayor de la comuna montada en el rancho Spahn, sobre los asesinatos. “Me siento fatal por las víctimas. No puedo imaginar lo mal que se sentirían sus familias. Lo siento tanto por ellos, y por todos aquellos jóvenes que acabaron convertidos en asesinos”, dijo la que fuera apodada Gipsy (interpretada por Lena Dunham en el filme de Tarantino), que no participó en ninguno de los crímenes.
Esta también habló sobre el carisma y la capacidad de Manson para reprogramar las mentes de sus acólitos: “Era la persona con más confianza en sí misma que pudieras encontrarte. Te hacía sentir aceptada. Era como vivir un sueño. Era huérfana y me hizo sentir que esa era mi familia”.
Algo muy parecido a lo que expresa Lake: “Recuerdo que lo único que quería es que Charlie me amara”, relata la mujer, a la que Manson violó siendo ella menor. “Me dijo que tenía que estar dispuesta a matar para que no me mataran a mí”.
“Ha sido muy difícil seguir adelante”, reconoce. “Me sentía culpable por asociación”.
“No me siento mal por todos esos muertos”
Frente a la actitud de estas, se oponen la de Sandra Good y sobre todo de Lynnette “Squeaky” Fromme, que durante las siguientes décadas a la encarcelación de los implicados en los asesinatos trataron de mantener viva la llama de la familia. Squeaky sería la líder del grupo en relevo de Manson, y llegaría a protagonizar un intento de magnicidio contra el presidente Gerald Ford. Good, junto a su marido, un supremacista blanco, se presentó a sí misma como portavoz de Manson.
“La gente cree que los asesinatos fueron cometidos por gente sedienta de sangre. Pero no lo eran. Solo hacían lo que tenía que hacerse”, defiende Fromme. “Hacían lo correcto. Ojalá yo hubiera tenido la misma fiereza”, agrega esta, que no siente remordimiento ni pesar por lo ocurrido. “No me siento mal por todos esos muertos. Ni siquiera estaban vivos para mí. Si yo no llegué a matar era porque aún no estaba preparada para hacerlo”. “Es difícil sentirte mal por algo cuando lo haces desde el corazón”, zanja.
Good mantiene una opinión similar: “Si quieres hablar de actividades demoníacas e inmorales, ve a Hollywood”, alega. “¿Cómo puedes señalarnos con el dedo y llamarnos diabólicos cuando solo fuimos buenos soldados que hacían lo que había que hacer?”.
Piden “compasión” para las culpables de los crímenes
La postura de estas dos mujeres contrasta con la de Charlex Tex Watson, Leslie Van Houten, Patricia Krenwinkel y Susan Atkins, condenados a pena de muerte (luego conmutada a cadena perpetua) como responsables materiales de las muertes de Tate, Jay Sebring, Abigail Folger, Voytek Frykowski, Steven Parent y el matrimonio Leno y Rosemary LaBianca. Si bien durante el juicio mostraron un nulo arrepentimiento, todos ellos acabarían renegando de Manson en prisión.
En el caso de Watson y de Atkins (ya fallecida), se convertirían al cristianismo durante los años siguientes. Van Houten y Krenwinkel han sido consideradas una presa modelo, aunque se les ha denegado de manera continuada la posibilidad de la libertad condicional.
Sobre ellas también habla Share: “Creo que cuando alguien ha recuperado su autonomía mental y han hecho todo lo posible por enmendar las cosas horribles que hicieron siendo adolescentes, es el momento de mostrar compasión y permitirles no morir en prisión”.