'Déjate querer'
Rosa Benito y Amador Mohedano se reconciliaron ante Toñi Moreno (con beso incluido)
Después de muchos años de guerra televisada, Amador Mohedano y Rosa Benito sellaron la paz este sábado en Déjate querer. Fue él quien motivó el reencuentro, así que ella, supuestamente, acudió sin saber cuál era la sorpresa que le aguardaba en el programa de Toñi Moreno.
Amador fue el primero en salir a escena. “Es el amor de mi vida”, reconoció tembloroso antes de sentarse tras el muro que le ocultaría durante la llegada de su exmujer. Y al entrar ella, se proyectó primero un vídeo sobre su amorío con el hermano de Rocío Jurado, de modo que pudo captar la indirecta, si es que no se imaginaba ya cuál era el propósito de su visita.
Al acabar el vídeo apareció en pantalla la imagen de Amador, que lloraba al otro lado del pantallón. “¿Ya me ve?”, preguntó entre lágrimas. “Te estoy viendo... ¿cómo no te voy a ver?”, respondió ella sonriente.
Cuando recuperó el aliento, el promotor del reencuentro le explicó que deseaba recuperar la relación, máxime ahora que atraviesa un mal momento por todos los escándalos surgidos tras la emisión de las series documentales de Rocío Carrasco.
“Hace tiempo que te siento muy lejos, yo necesito que estés en mi vida de una manera o de otra, necesito que estés cerca de mí, necesito recuperar mi vida, eres y siempre serás la mujer de mi vida”, confesó.
La tertuliana de Telecinco, emocionada también, le explicó que no quiere “rencores, ni odio ni dolor”. “Hemos sido una pareja que nos hemos querido a rabiar. Hemos tenido cuatro hijos del amor y, si no te llego a conocer, hubiese tenido hijos pero no hubieran sido tan maravillosos”.
Ella prefirió quedarse con lo bueno de aquella larga relación y declaró sus buenas intenciones: “Quiero verte bien, con ilusión y desearte que seas muy feliz. Y si en Chipiona podemos hacer un arrocito en tu casa sin miedo a descolgar el teléfono... Hemos vivido cosas preciosas y no quiero que se queden en el camino”.
Amador quería un beso de ella y enterrar definitivamente el hacha de guerra, algo a lo que Rosa se mostró dispuesta, y en la despedida, al levantarse el mural que les separó durante casi toda la entrevista, no dudó en regalarle un beso en la boca.