Rosa María Mateo, administradora única de RTVE, dejará su cargo dentro de muy pocas semanas, en cuanto tome posesión el nuevo presidente de la Corporación, José Manuel Pérez Tornero, después de que las dos Cámaras -Congreso y Senado- finalicen la elección de los diez vocales que integrarán a partir de ahora el nuevo Consejo de Administración tras el acuerdo político de PSOE, PP, Unidas Podemos y PNV.
La veterana periodista, de 79 años, deja un balance de luces y sombras en su gestión después de casi tres años de mandato durante los cuales el PP -aunque también Ciudadanos y Vox- no ha dejado de exigir su dimisión prácticamente desde el primer día, incluso esta misma semana.
Mateo ha sido cuestionada no solo por la baja audiencia que mantiene la televisión pública (en febrero repitió mínimo histórico) y la deuda que arrastra -que ella no asume como suya-. También por los cambios que ha acometido en la plantilla, la sustitución de algunos profesionales por otros, y por algunos de los nuevos fichajes, especialmente el del periodista Enric Hernández como responsable de los informativos. La administrador única sin embargo se va satisfecha de su legado, porque cree que al menos ha conseguido recuperar “el prestigio de la cadena”.
“Espero retomar mi jubilación, tener una vida tranquila y hacer lo que me plazca”. Así se despedía de los diputados y senadores en su última comparecencia ante la Comisión Mixta de control de RTVE celebrada el pasado 26 de febrero en el Senado. Pero no por ser la última fue muy diferente a las anteriores, pese a que los portavoces de los tres principales grupos de la oposición -PP, Ciudadanos y Vox- tuvieron esta vez palabras más cariñosas hacía ella de carácter personal.
“Usted señora Mateo debe sentirse hoy aliviada y feliz. Yo sinceramente, humanamente, me alegro. Me alegro de que pase este viacrucis y este calvario al que usted ha tenido sometida a RTVE”, le dijo el diputado del PP, Asier Antona. “El único calvario que he tenido en esta época es al que ustedes me han sometido”, le replicó la administradora única al portavoz del PP, cuyo grupo no le ha dado ni un minuto de resuello desde que aterrizó en el cargo.
Siempre en el punto de mira de la oposición
Salvado ese paréntesis, a Mateo le llovieron de nuevo las críticas, como ha sido la tónica general en todas sus anteriores comparecencias, tanto las celebradas en el Congreso como en el Senado. De hecho, la periodista ha tenido que lidiar con distintos portavoces conservadores en unas sesiones de control muy tensas y, a veces, incluso desagradables.
Algunos de estos parlamentarios ya no están, como Ramón Moreno –que se quedó sin escaño en esta legislatura- al que Mateo no dudó en tildar de “mezquino y miserable” por atacarla con un supuesto favoritismo en TVE a su hijo Germán. “Fue un trabajo que yo no le busqué. Trabajaba como traductor de inglés esporádicamente cuando se le contrataba y nadie en TVE sabía que era mi hijo. Punto. Así que este es todo el mal que ha hecho mi hijo en esta sociedad”, zanjó, muy enfadada, Rosa María Mateo.
Elegida como administradora única el 27 de julio de 2018 por mayoría absoluta del Congreso de los Diputados, tras un decreto del Gobierno del PSOE, el mandato de la veterana periodista iba a ser “provisional” pero terminó alargándose en el tiempo mientras los grupos de la Cámara Baja intentaban impulsar un concurso público para renovar el Consejo de Administración cuyo fin iba a ser devolver a TVE el prestigio perdido y dotarla de una mayor “independencia” y “pluralidad”.
El día de su toma de posesión Mateo se estrenó con ese propósito: “Vamos a conseguir un sueño, el conseguir una televisión pública, plural e independiente. Debemos hacerlo porque así lo establece la ley pero, sobre todo, debemos hacerlo por convicción”. “Tenemos que recuperar la credibilidad y volver a ser referencia informativa”, hizo hincapié en su discurso en el Congreso.
Una gestión con claros y sombras
Pasados estos tres años, Mateo deja un balance con claros y sombras. En su balance negativo quedan fundamentalmente una cifras de audiencia muy bajas, que este pasado mes de febrero volvieron a suponer el mínimo histórico de La 1 con 8.6% de cuota; y una deuda que, según los datos que dio en su última comparecencia, a su llegada en 2018 era de 100 millones de euros, y que en 2020 sumaba cerca de 20 millones más. Una deuda que sin embargo ella no asume como suya sino como fruto de “la congelación de los Presupuestos Generales del Estado” al haber sido prorrogados durante varios años.
La periodista en cambio cree que los buenos propósitos que adelantó en aquella toma de posesión en buena medida ya los han cumplido, ella y su equipo, y así lo dijo en su última comparecencia en la que destacó que durante su mandato se había aprobado un nuevo convenio colectivo; se había adelantado el prime time; y se había logrado la digitalización de la empresa. Pero sobre todo apuntó que “se ha conseguido recuperar el prestigio de la cadena”. Los informativos “estaban desacreditados, y hoy son plurales e independientes de cualquier poder”, aseguró.
Bien es verdad que los trabajadores de la casa se muestran en ese sentido satisfechos porque creen que ya no reciben “consignas” ni hay “manipulación informativa” como en la anterior etapa que dirigía José Antonio Sánchez, que fue nombrado por el PP sin el apoyo de ningún otro grupo parlamentario. Pese a todo, las quejas por la situación de interinidad en la que han tenido que desarrollar su labor todo este tiempo han sido una constante.
No es de extrañar pues que la mayoría de estos profesionales hayan vivido estos días con estupor y decepción al ver cómo se resolvía un concurso público que comenzó con muy buenas intenciones pero que ha acabado como algunos se lo temían: con un reparto de sillas a la vieja usanza entre el PP y el PSOE, con Unidas Podemos y el PNV como invitados especiales, y sabiendo de antemano quién va a sustituir a Mateo en el cargo. Algo que no era lo previsto pero que será irreversible en cuanto el Senado elija los otros cuatro vocales que le corresponden de la lista ya conocida, como hizo el Congreso la semana pasada con los seis suyos.
Descalificaciones constantes en sus comparecencias
Mientras eso ocurría, Mateo se ha tenido que fajar en todo este tiempo con las duras descalificaciones que le han lanzado PP, Ciudadanos y Vox, que no han sido pocas. Desde “sectaria”, “manipuladora”, hasta “mentirosa”, además de acusarla de ser “la comisaria política de Sánchez”. Pese a ello, Mateo ha repetido una y otra vez que dejaría su puesto en cuanto el concurso público finalizase, acusando a los políticos: “El problema que tiene TVE con ustedes no se soluciona nunca”. Incluso llegó a poner su cargo a disposición de Pedro Sánchez al ganar las elecciones.
Las principales críticas le han caído por los cambios acometidos en los informativos -como la de varios corresponsales en el extranjero cuyos mandatos llegaban a su fin-, que para la oposición se han tratado de “purgas”. Uno de los que más ronchas levantó fue el que acometió en La mañana, que desde el año 2016 conducía la presidenta de la Academia de la Televisión, María Casado, y que fue cancelado para ser sustituido por un nuevo magazine que ocupase toda la franja matinal titulado La hora de La 1, presentado y dirigido por Mónica López, hasta ese momento responsable de la información meteorológica en la cadena pública.
Los mismos grupos, especialmente el PP, también han arremetido contra la selección de nuevos tertulianos en los espacios informativos, y por la externalización de algunos programas de TVE, como el del periodista Jesús Cintora, Las cosas claras. Con todo, el nombramiento más sonado y controvertido ha sido el del periodista Enric Hernández en el nuevo puesto de “Director de información y actualidad”, contra el que la oposición dispara a diario por una cosa u otra.
El “calvario” de sus comparecencias
Mateo ha sufrido, como ella misma ha calificado, todo un “calvario” en sus comparecencias ante ambas Cámaras. A mitad de su mandato, el diputado de Ciudadanos, Guillermo Díaz, llegó a calificarlas como “un auténtico homenaje al cine negro”, acusándola de estar al frente de un organismo en el que priman “las jugadas internas”, “las intrigas” y “luchas de poder”. Su grupo, que ha mantenido una férrea defensa del concurso público, ni siquiera ha participado en la votación para elegir a la nueva cúpula de RTVE.
Lo cierto es que las polémicas en las que se ha visto envuelta Mateo han sido numerosas. Una de las más recientes fue porque TVE no emitió en su programa especial de Fin de Año el tema interpretado por Nacho Cano, el antiguo cantante del grupo Mecano, en homenaje a los fallecidos en la pandemia. También la acusaron de tapar la bandera que la Comunidad de Madrid había proyectado frente a la Casa de correos, sede del gobierno regional. Ambas fueron replicadas por la cadena.
Hace unos días TVE volvió a estar en el punto de mira por un rótulo sobre la decisión de la Casa Real de que la infanta Leonor vaya a cursar sus estudios en el extranjero. “La Infanta Leonor se va de España, como su abuelo”, se pudo leer en el programa matinal La Hora de la 1 tras lo cual Mateo se apresuró a pedir disculpas mientras relevaban a los responsables del incidente.
Este mismo miércoles, el mismo programa volvía a protagonizar otro episodio similar al ilustrar durante unos segundos la noticia de las vacunaciones en Arabia Saudí de las Infantas Cristina y Elena con una foto de sus sobrinas, la heredera del trono, Leonor, y su hermana, Sofía. El PP mostró de nuevo su indignación y volvió a exigir su dimisión junto a la de Enric Hernández, aunque quizá no será la última vez que la pidan hasta que se marche.
Una marcha que está cercana ya que si los trámites de la elección del nuevo Consejo de Administración no se alargan más de lo deseado, la veterana periodista podrá cumplir sus deseos, desconectar de RTVE y disfrutar de su jubilación dejando atrás los tres años de “calvario”.
ð¢ Si no te quieres perder ninguna de nuestras noticias, suscríbete a nuestros boletines.