El drama ha cundido este viernes 18 de noviembre en Sálvame como pocas veces hemos visto en los últimos tiempos. Y eso es decir mucho, teniendo en cuenta los acontecimientos de las últimas semanas y los recientes arrebatos de Kiko Hernández contra Belén Rodríguez.
Lydia Lozano ha sido la protagonista principal de la tarde en el magacín, que ha hecho sufrir a su colaboradora con una “mala noticia” para ella. Una mala noticia cuya revelación se prolongó durante cerca de una hora, mientras la aludida permanecía a la expectativa en mitad del plató, aún sin haber pasado por maquillaje y sin saber qué ocurría. Y, evidentemente, poniéndose en lo peor por el cariz de la escena.
Albano, protagonista del 'Deluxe'
Se trataba de la inminente visita de Albano a Sábado Deluxe en poco más de 24 horas. A estas alturas es bien conocida la enemistad entre las partes, que se remonta a años atrás, concretamente a 2005, cuando la periodista aseguró tener pruebas de que Ylenia Carrisi, hija del cantante desaparecida desde hacía años, seguía viva. Información, esta, que resultó no ser cierta.
Desde entonces, la tertuliana ha tenido oportunidades para pedir perdón por lo que luego se descubrió como un craso error, a la par que el artista italiano ha arremetido no pocas veces contra ella. Una de las últimas veces, en diciembre de 2021.
Máximo sufrimiento para Lozano durante 30 minutos
No obstante, nada de esto había trascendido en la tarde del viernes cuando, pasadas las 17:30 horas, Lydia entraba en el plato. Solo horas antes de participar en el Mediafest Night Fever y sin pasar por vestuario y maquillaje, la compungida cronista social se enfrentaba a las cámaras. El programa tenía una noticia que la atañía, resumida en un vídeo que los compañeros podrían ver antes de que ella pudiera enterarse de nada.
Rodeada de contertulios e incluso del público, que ocupó el escenario, Lozano aparecía en primerísimo primer plano, con expresión preocupada, mientras en una sala contigua los compañeros, por grupos, se escandalizaban ante el clip mostrado. De Chelo García Cortés se llegaba a decir que había vomitado por el impacto de la noticia, mientras otros como Kiko Matamoros o Carmen Alcayde abrazaban a la cada vez más preocupada periodista. Incluso “voluntarios del público” pasaban por la zona, alargando el sufrimiento de la protagonista.
Lozano: “Me pueden echar, asumo el despido”
Finalmente, sobre las 18:25 horas, Sálvame terminaba por revelar el misterio: daban paso entonces al cebo de la entrevista de Albano, que acudiría al plató 24 horas más tarde para hablar de su supuesto idilio con Patricia Donoso. En ese instante, Lozano comenzaba a llorar y se plantaba. “No me voy a sentar con Albano”.
“La peor noche que he pasado en televisión fue la noche que se me propuso un cara con Albano y él me rechazó”, dijo, al respecto de una anterior cita televisiva. “Albano, yo comprendo el daño que he hecho, pero no voy a pedir más perdón, ni voy a hacer un circo, ni me voy a sentar, ni arrodillar. Lo siento muchísimo”, se justificó, antes de reiterar su decisión de no comparecer en el magacín nocturno de los sábados. “Me pueden echar, asumo el despido”.
El programa: “Albano no ha puesto ningún veto”
David Valldeperas tomaba la palabra entonces: “Es normal tu reacción. Nos lo esperábamos, tanto la dirección de Deluxe como nosotros”, decía, algo por otro lado lógico tomando en consideración el dispositivo televisivo montado en torno a ello. Sin embargo, el director trataba de convencer a la trabajadora del programa: “Esta vez Albano ha aceptado la invitación y no ha puesto ningún veto. Él sabe perfectamente que formas parte del equipo del programa. En ningún momento ha manifestado la negativa a que estés presente”.
El realizador dejaba claro que era un tema que Lozano podría discutir con Miquel Rodríguez, director de Deluxe. Pero en todo caso, aseveró: “Estaría muy bien que estuvieras en esa entrevista”. Finalmente, Lozano abandonó el plató para acudir a una reunión precisamente con Rodríguez y determinar, de forma definitiva, si se produciría un nuevo episodio del contubernio entre las dos partes, que ya tiene casi 20 años de antigüedad.