El pasado 10 de septiembre, aprovechando la vuelta al instituto, Movistar estrenó la versión española de Skam, a su vez adaptación de la original noruega. Cuando aún la plataforma se encontraba en fase de desarrollo de este proyecto, su director de ficción propia, Domingo Corral, comentó al respecto que “cuando traes un formato de tanto éxito, tienes que saber respetar su esencia. Si quieres cambiarla, para eso no lo traigas”.
Y, en general, diría que cumplieron con sus expectativas. Aunque le pueda gustar más o menos que la Skam primigenia, el principal objetivo que tenía que afrontar la compañía seguía siendo el de trasladar la realidad de los adolescentes españoles al mundo. Y lo ha hecho, armando un retrato fiel de las preocupaciones de los jóvenes de 16 años del país. Sus problemas, sus inseguridades, su inmadurez.
Casi no hay línea argumental que seguir; es simple y llanamente el día a día del adolescente. No siempre hay cliffhangers al final de cada capítulo y, de haberlos, nunca son lo suficientemente atractivos. Pero a fin de cuentas la vida no es lo que vemos en las películas, así que está bien. Sin embargo, bajo el punto de vista de una servidora y tras lo visionado hasta la fecha, la ausencia de entramado dramático provoca un paulatino descenso de interés.
Aunque en realidad quien se lanza a ver Skam sabe a lo que va o, al menos, tiene una ligera idea de a qué atenerse. Filmada en clave documental, la web de Movistar atesora una serie de clips, capturas de WhatsApp e imágenes de Instagram que, unidas, forman y proporcionan una visión global de cada episodio. Un formato fresco, innovador y, qué duda cabe, juvenil, que se ha ganado el favoritismo de cuantos lo han visto. Y es que lo que ocurre, además, lo hace en tiempo real.
También es cierto que Skam no es lo que el espectador medio -al menos en España- está acostumbrado a ver, por lo que casi parece de justicia divina que la adaptación haya caído en manos de un medio de pago. Convencidos por la narración lineal, aceptamos flashbacks y saltos al futuro como animales de compañía, y poco más. Somos consumidores tradicionales por mucho que hayamos dado el paso al empleo de plataformas y pantallas alternativas, y nos hayamos enganchado a esto del binge-watching. Y con “tradicionales” quiero decir “cómodos”, por lo que es posible que a muchos no les llame especialmente la atención tener que estar atentos a tanto para ver una serie. Eso sí, una que vez que entre, se le hará difícil salir.
Así es Skam España
La primera temporada de la serie transcurre desde el punto de vista de Eva. La historia arranca cuando vuelve al instituto tras las vacaciones de verano para cursar primero de bachillerato. Y aunque está bastante nerviosa por el hecho de no saber si trabará amistades o no, cuenta con el apoyo de su novio Jorge. Por otra parte, el reparto es desconocido y algunas de las interpretaciones pecan de sobreactuadas.
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