La casa de papel ha terminado de reventar la banca mundial al recoger el Emmy Internacional que la reconoce como mejor serie dramática del año. Se convierte así en la primera serie española que logra el galardón en esta categoría en los 45 años de vida de la competición, entrando así en la historia y culminando un proceso que comenzó hace dos años en Atresmedia y que ahora retomará Netflix.
La primera ficción de Vancouver Media nacía con una vitola “especial”, nos cuenta Sonia Martínez desde Nueva York tras haber celebrado la noche previa el hito de la serie, aunque las expectativas no pasaban por convertirse en un fenómeno internacional que ha acabado colocando a sus actores en Hollywood y a sus personajes en iconos referenciados en la música y deporte internacional. “Nunca nos imaginábamos el éxito que ha tenido”, reconoce la directora de ficción.
Ahora que la serie trabaja en su tercera temporada para la plataforma de streaming, la ejecutiva insiste en recordar quiénes propiciaron el alzamiento de esta Casa, una marca que siempre mantendrá: “Ahora tiene una vida propia, pero nunca dejaremos de estar vinculados de alguna manera”. Mientras Berlín y compañía siguen sus andanzas, al grupo le toca “no bajar el listón”. Lo siguiente, cruzar este puente tendido con el Emmy para dar su ansiado siguiente golpe: la coproducción internacional con Latinoamérica.
Había dicho a Alsina que este Emmy es el premio a “los frutos del trabajo de mucho tiempo”. ¿Cuándo empezó ese trabajo para dar un cambio tan importante a la concepción de la ficción televisiva española?
Empieza hace unos 10 años, cuando empezamos a hacer una apuesta por un tipo de contenidos que no eran a los que estábamos acostumbrados, que eran cosas muy cercanas, muy de nuestro entorno. Contenidos que incluían el misterio, el thriller, el melodrama de época... Fuimos abriéndonos poquito a poco, para que al final, cuando todos estábamos preparados, tanto el espectador y como nosotros, comenzáramos a ser más valientes para abordar ficciones más en género. No es algo que se produjera de la noche a la mañana, ni por la industria ni por el espectador.
Cuando se empezó a hablar de “La casa de papel” hace dos años, se hablaba de un producto diferente a lo habitual, pero probablemente las expectativas manejadas no fueran las que se han alcanzado ahora. ¿Qué cree que es lo que ha sido la clave del éxito del producto?
Fíjate, siendo bastante locales a la hora de diseñar los personajes -porque son muy españoles y muy mediterráneos-, al final en La casa de papel se habla de emociones. Y cuando se habla de emociones, todo el mundo las entiende. Emociones que son además muy reconocibles: imaginar que un día pudieras hacer tu propio dinero y que vas a ir contra los poderosos... Eso todo el mundo alguna vez lo habrá pensado en su vida. Y eso traspasa las fronteras.
Nunca nos imaginábamos el éxito que ha tenido la serie, tanto como para que la gente se disfrace, se tatúe, ponga a sus hijos de nombre Nairobi... Es apabullante este éxito mundial. Pero sí tiene elementos que en el análisis a posteriori te llevan a pensar que esto podía pasar. Cumplía varias condiciones que la hacían especial.
Desde que la serie se dio a conocer por el mundo, se generó un fenómeno a su alrededor que ha posicionado a los actores a escala internacional, pero... aun así, ¿se veía el Emmy como algo todavía fuera de nuestro alcance?
¿Sabes qué pasa? Aunque todo en torno a los Emmy es muy ceremonioso y absolutamente secreto, todo el mundo nos decía que íbamos a ganar. Nuestros competidores nos decían que estaban encantados de estar ahí pero que sabían que no iban a ganar. La expectativa iba creciendo y, claro, nos lo íbamos creyendo... Llega un momento en que te lo crees de verdad. De cualquier forma, aunque no hubiéramos ganado, ya el hecho de estar nominados y estar allí y haber vivido lo que vivimos en estos días, aunque suene a tópico era un premio enorme.
De hecho, por más que hayamos tenido series muy viajeras, la industria española tiene que remontarse a los setenta para encontrarse con ejemplos de esta magnitud, como “La cabina”...
Sí, nos ha puesto en el mapa internacional. Aunque nuestras series estaban viajando mucho y durante mucho tiempo, esto es un espaldarazo definitivo a ponernos en el mapa dentro de la ficción mundial. Pero no solo es por los Emmy: en los distintos mercados que hay en el mundo, las series de Atresmedia tienen un calado, una marca importante.
Hablando de la rentabilidad de sus series, Vasile negaba a “La casa de papel” la consideración de éxito por sus datos lineales
[Javier] Bardají, nuestro director general, ha hecho unas declaraciones que contestan a esa sobre lo que entendemos que es nuestro modelo. Obviamente puede no ser el suyo, pero es el nuestro. Nuestros objetivos los estamos cumpliendo, y cuando uno los cumple, realmente consigue el éxito. Ellos tienen un modelo completamente distinto.
Podemos entender este Emmy como un broche de oro para “La casa de papel” en Atresmedia, ¿no es así?
Ahora tiene una vida propia con Netflix, efectivamente, pero nunca dejaremos de estar vinculados de alguna manera. Por mucho que pase a otro operador, la serie nació en un sitio y en un momento determinado y eso siempre nos va a vincular. Esto es como cuando en una separación y hay niños por medio: siempre estarás unido porque tienes unos hijos en común. Eso nos va a pasar.
¿Qué supone este premio no ya para lo que han producido hasta ahora sino para las producciones que están por venir? Ahora se fijarán más en ustedes, ¿aumenta la presión?
Creo que la gente en general sabe poner las cosas en su sitio, y entiende que cada serie no puede ser igual. Querer reproducir La casa de papel sería estar cometiendo un grave error. Cada ficción tiene su propio ADN. Nosotros tenemos unos cánones de producción, innovación y variedad claros y siempre se nos exige no bajar el listón. Eso es lo que haremos.
¿Cómo afectará a la producción de Atresmedia Studios? En junio, durante el Conecta FICTION, se planteó el objetivo de tender lazos para la coproducción con Latinoamérica y Europa. ¿El Emmy ha allanado el camino para entrar en esos mercados con otro peso?
Hemos tenido una exposición realmente enorme, y en estos últimos días, eso lleva consigo un requerimiento de hablar, de ver qué proyectos hay. Tenemos una ocasión muy importante para intentar por todos los medios trabajar con Latinoamérica. Es una asignatura pendiente: estamos tan cerca y a la vez tan lejos, que hemos de encontrar la manera de hacerlo. En ello estamos y este que año que viene, en 2019, se verán los frutos.