Supervivientes es uno de los formatos más complejos de nuestra televisión actual, si no el que más. Con concursantes en una isla de Honduras a los que hay que cuidar, sin perder la esencia de la supervivencia, vigilándoles con kilómetros de cable que llegan hasta el hotel en la península, cámaras día y noche junto a ellos y varios equipos trabajando para editar vídeos que llegan a España desde donde nos conectan con ese paraíso perdido.
El nivel tecnológico del programa es de sobresaliente para que cada gala salga redonda y solo notemos la distancia en el retorno en la conexión. Aún es más exigente el factor humano, ya que hay un equipo en Madrid, otro en el hotel de Honduras y otro en los Cayos encargados de los concursantes. Siempre hay alguien con ellos grabándoles, sin hablarles, solo con una cámara detrás, de día y de noche.
Un despliegue casi perfecto para que los espectadores veamos cómo sobreviven los famosos. “Casi” porque, a pesar del titánico esfuerzo, las cámaras no llegan a todo. No es la casa de Gran Hermano en la que pueden esconderlas y los concursantes olvidarse de que les están grabando. En Supervivientes ven al equipo constantemente delante de ellos y por la noche también se distingue el “piloto” de grabación.
Y es que es imposible estar enfocándoles a todos, en todo momento, en un espacio abierto. Algo que ellos saben y aprovechan. Así lo han demostrado, sobre todo en esta edición, en la que han ido sacando a la luz pasajes ocurridos cuando nadie les grababa:
Una preconvivencia movidita entre Yulen y Anabel Pantoja
El flirteo entre Anabel y Yulen lo hemos visto desde casi el primer día de concurso. En un principio parecía que era ella la única interesada en tener algo más que una amistad, pero unas confesiones del deportista a sus compañeros confirmaron que él también estaba interesado en la sobrinísima.
Sin haberse dado ni un beso, se escribieron cartas en las que transmitían sus ganas de iniciar algo fuera. Se echaban de menos al estar en diferentes equipos y hasta él sentía celos por lo que ella pudiera retomar al salir. Un sentimiento demasiado fuerte para lo que habíamos visto en la isla.
Hasta que Desirée Rodríguez salió expulsada y dejó entrever que algo habían tenido en la preconvivencia: “En la preconvivencia pasaron muchas cosas. Se supone que nos daban a todos dos preservativos y ninguno vimos ninguno. Ahí había mucho tema desde el principio”. Los días previos a arrancar el concurso, compartiendo hotel entre todos, fueron claves para que los espectadores hubiéramos entendido mejor esta trama, pero nos los perdimos.
El misterioso y castigado primer fuego de Anuar
La primera polémica de la edición llegó con el primer fuego que hizo Anuar para su equipo. Mientras Alejandro Nieto lo había logrado mucho antes, el otro equipo se veía incapaz de encender la llama. Lo intentaron en varias ocasiones y todas fallidas. Hasta que, de golpe y en tres minutos, Anuar empezó a gritar que lo había logrado.
Esa forma instantánea hizo sospechar al equipo que, mientras no estaban grabándole, había utilizado las espirales para los mosquitos para ayudarse a provocar el fuego. Él y todo su grupo lo negaron. Pero con el paso de los días, Kiko Matamoros y Ana Luque confesaron que había sido todo un engaño.
A día de hoy, el hermano de Asraf lo siga negando. La audiencia nunca le creyó y le castigó por ello. Pero la realidad es que nunca lo sabremos, porque las cámaras no lo captaron.
Las trampas en equipo y las individuales de Kiko Matamoros
“He participado en todas las trampas colectivas y en alguna individual. Algunas en beneficio colectivo y otras para mí. Soy el que las ha contado, eso es supervivencia y la trampa también forma parte” aseguraba Matamoros en un juego que recompensaba al más sincero del grupo.
De esta forma, el colaborador de Sálvame reafirmaba que las cámaras no captan todo lo que ocurre entre los concursantes. Que cuando no les están enfocando hacen todas las triquiñuelas posibles, saltándose las normas del reality, y que él ha sido el primero.
Ya ha ocurrido otros años que han pillado a concursantes entrando hasta en las cabañas del equipo para robar comida. Algo que no ha ocurrido en esta ocasión… ¿o no lo han grabado?
El sexo imposible entre Tania y Alejandro
También Desy fue la encargada de desvelar -en su retorno a España- que Tania y Alejandro eran una pareja tan ardiente que no solo habían tenido sexo cuando se encontraban en Playa Paraíso, sino también cuando estaban en dos equipos distintos.
¿Cómo? Entre la valla que separaba ambas playas: “Esos dos son sexo todo el día, hasta a través de la valla y todo. Es que no estáis atentos. ¿La valla por qué se cayó? Fue cortito, pero intenso”, explicó dejando atónitos a todos en plató.
Al regresar Tania, Carlos Sobera le preguntó si era cierto y, con una sonrisa, ella acabó confirmándolo: “Hemos buscado las maneras, pero el Pirata no lo sabe y se va a enfadar”, dijo sumando otro gran momento perdido por las cámaras del programa.