El entrenador Phil Jackson eligió para cada temporada que estuvo al frente de los Chicago Bulls un concepto que resumiera qué era lo que les esperaba. En la 1997-1998 optó por The last dance (El último baile), dado que sabía que sería la última que aquel equipo, que había ganado cinco anillos de la NBA, disputarían juntos. Su elección ha dado nombre, más de 20 años después, a la serie documental producida por Netflix y ESPN que cuenta como protagonista al considerado como el mejor jugador de baloncesto de la historia: Michael Jordan. Scottie Pippen, Steve Kerr y Dennis Rodman fueron algunos de sus aliados, a quienes también escuchamos en la producción.
La emisión de sus dos primeros episodios en ESPN y ESPN 2 el pasado domingo logró congregar a 6.1 millones de espectadores en Estados Unidos. The last dance se convirtió así en el contenido original de la cadena más visto desde 2004. Al día siguiente, lunes, Netflix lanzó igualmente ambos capítulos que, si bien el gigante del streaming no comparte información sobre sus datos, sí que por lo pronto este martes figura como el segundo contenido más visto de la plataforma en España, quedando únicamente por detrás del reality Jugando con fuego. Cada semana se irá emitiendo dos nuevas entregas, hasta completar sus diez el 18 de mayo.
Ahora bien, ¿qué ha convertido a The last dance en un documento imprescindible para todos los fans del basket? Como primer motivo para lanzarse a su degustación: su viaje en el tiempo a la época dorada de los Bulls, en la que consiguieron vencer seis anillos. La docuserie combina imágenes de archivo de partidos, entrevistas con los jugadores, el propio Phil Jackson, el dueño del club Jerry Reinsdorf y otras figuras como Magic Johnson, Bill Clinton y Barack Obama. El metraje cuenta con una línea del tiempo sobre la que se van haciendo flashbacks, que arrojan luz sobre los antecedentes de Jordan, el 'de dónde viene' semejante mentalidad ganadora. Y no solo la suya, en el inicio del segundo capítulo se pone el foco en la de Pippen, al que MJ define como “el mejor compañero que he tenido”.
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Además, se escuchan discursos francos y reflexiones que ha dado tiempo a sopesar sobre lo que ocurrió en aquellos años, mostrando no sólo los aspectos deportivos, si no también lo sucedido entre bambalinas. Como por ejemplo, que Jordan evitó en su año como rookie el conocido como el 'Bulls Travelling Cocaine Circus' con el que se denominó los problemas con las drogas que había en el 85 no sólo en la NBA, sino en toda la sociedad estadounidense. Una noche, buscando a sus compañeros de equipo, el exjugador consiguió localizar la habitación en la que estaban. Cuando le invitaron a entrar, allí habían “rayas, hierba y mujeres”, recuerda. Un universo del que se mantuvo al margen mientras “seguía haciendo vida como si siguiera en la universidad”.
También vemos a su madre Deloris leer una carta que le envió pidiéndole dinero y sellos cuando aun estaba estudiando. Y a su padre James, aunque a él en entrevistas anteriores, dado que este fue asesinado en 1993. La docuserie muestra que la exigencia de éste y la necesidad de Jordan de hacerse con su aprobación fueron fundamentales en el forjado de su carácter. “Si quieres sacar lo mejor de Michael, dile que no es capaz de hacerlo. Lo hará para demostrarte que te equivocas”, comenta en una de sus intervenciones.
Luces y sombras de los legendarios Bulls
Como no es oro todo lo que reluce, la serie aborda también los 'trapos sucios' de aquel equipo. Desde cómo Pippen retrasó su operación de tobillo, que pudo haber hecho al final de la temporada 96-97, pero decidió hacer en el inicio de la siguiente como protesta por su contrato. Y es que a pesar de ser uno de los mejores jugadores de la competición, su salario no estaba entre los 100 más altos de la liga. Lo mismo ocurre con la figura del gerente de los Bulls Jerry Krause, que es de los peores parados del documental. Su relación con los jugadores no fue buena -se ven imágenes de Jordan metiéndose con él en repetidas ocasiones y fue uno de los motivos por los que Pippen dejó el equipo-, y se peleó con Jackson, pero también fue fundamental en la construcción de la legendaria plantilla.
En los dos primeros episodios no se aborda todavía el devenir de la temporada 97-98, pero sí se comienzan a dar pinceladas sobre lo que ocurrió, sobre todo porque durante la misma, los Bulls permitieron que un equipo de la NBA grabara absolutamente todo lo que sucediera, incluyendo vestuarios y oficinas. Un material inédito hasta que la propuesta de ESPN terminó por convencer a Jordan. Y llama la atención su decisión, dado que en una entrevista que recoge CBS Sport afirmó no estar “seguro” de que la “gente vaya a entender por qué fui tan intenso, hice lo que hice, me comporté como me comporté y dije las cosas que dije”. Concretando en unas imágenes junto a su compañero de equipo Scotty Burrell, “vais a pensar que soy una persona horrible, pero tenéis que entender que la razón por la que le trataba así es porque necesitaba que estuviera preparado para los playoffs (...) Necesitaba saber que podía contar con él”.
Además de por su talento, Jordan logró colarse entre los mejores desde sus inicios por su absoluta mentalidad ganadora. “Jugaba cada partido como si fuera el último”, recuerdan sobre él y cómo no entendía las medias tintas. Un espíritu que conecta con su infancia y la continua competitividad con su hermano mayor (eran cinco) Larry. La leyenda del baloncesto recuerda cómo sus padres les apuntaron a deportes “para que aprendieran de la vida”. Siendo una familia negra viviendo en Wilmington, Carolina del Norte, en una época en la que imperaba el racismo, Jordan encontró también en el baloncesto “una motivación para salir de allí”. El tiempo ha dejado claro que lo consiguió.
El propio Larry Bird, que se enfrentó a los Bulls en la primera ronda de los Playoffs de 1986 en dos partidos en los que Jordan anotó 49 y 63 puntos, afirmó tras el encuentro, como rescata la serie: “Hoy he visto a Dios disfrazado de jugador de baloncesto”. Aquel día, los Boston Celtics necesitaron dos prórrogas para llevarse el duelo, en el que MJ protagonizó una de las mayores exhibiciones de la historia. Continuará.