La cuarta entrega de La última tentación acabó por todo lo alto, con la posible infidelidad de Isaac a Lucía en el aire y así arranca el jugoso adelanto de la quinta: “¿Sabes qué pasa? Que contigo me pasa algo muy raro”, se le escucha susurrar al Lobo.
Seguidamente, Sandra Barneda da la bienvenida a la hoguera a los habitantes de Villa Luna: Mayka, Christofer, Jesús, Roberto y Lester. A la joven se le ve lamentando algo: “Ese es el miedo que yo tenía, por eso no avanzo con Alejandro, por eso estoy aquí, por esta mierda”, dice entre lágrimas. Mientras que Lester también muestra su perplejidad: “Sinceramente, estoy viendo ahí cosas que no me gustan”. A la vez que su compañera comenta: “Es muy feo, me parece eso, es horrible”.
Todo cambia para Jesús cuando la presentadora le informa de que esa noche “no había imágenes para ti pero dada la importancia de lo ocurrido en las últimas horas es necesario que veas esto”. Se gira para verlo y da ánimos a Roberto. Christofer continúa en su línea: “Me da mucha lástima estar con una persona así porque la he querido tanto...”
A la vez, en Villa Playa se ve a Manuel abrazar a Lucía, a Fani bailar, a Andrea dando explicaciones de lo que sintió por Óscar en la primera edición y a Manuel, de nuevo, decir que “hay más gente que le gusta más que ella aquí. Lo que pasa es que no puede ser”. Alejandro estalla: “Llega un momento que me enfado, tío, también tengo mi límite”.
Y al escuchar la luz de la tentación, Barneda entra para informar: “Visionado de emergencia” y se ve a Fani, Andrea y Marina llevándose las manos a la boca, excepto a Lucía que sonríe. Manuel llora, y dos de los inquilinos deberán “abandonar de forma inmediata” la villa para dar la bienvenida a dos nuevos compañeros.
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