Aviso ¡SPOILERS!

“La verdad” salió a la luz en Telecinco en un desenlace cerrado y no del todo satisfactorio

Redacción

La verdad de Telecinco salió por fin a la luz, con la emisión del último capítulo. Tras 16 entregas, la ficción de Plano a Plano desveló todos sus misterios y dio un desenlace satisfactorio aunque agridulce a sus personajes principales. Porque Deseos cumplidos vino a otorgar, en buena medida, lo que prometía su título.

¡SPOILERS!: La siguiente noticia contiene detalles reveladores de “La verdad”... Lea bajo su propia responsabilidad.

El capítulo arrancaba retomando la trama en el punto donde terminó la pasada semana, con Fernando (Ginés García Millán) delante del cadáver de Cirilo Abad, planteándose como obrar tras el arrebato que acabó con un hacha dividiendo la coronilla del tipo. El padre de familia salía del lugar, con un evidente rasguño en su mano izquierda, tratando de no dejarse ningún cabo suelto. Entre otras, su coartada, solventada por Luis Fonseca (Pedro Mari Sánchez): “Te digan lo que te digan, he estado contigo en el club”. El magnate asentía.

Al poco, Lalo (José Luis García Pérez) y un convaleciente Eguía (Jon Kortajarena), aún con su herida del vientre abierta, llegaban al lugar del crimen, la granja, hallando el cuerpo sin vida del testigo y la prueba clave de la desaparición de Paula (Elena Rivera) que este conservaba, una prenda que llevaba la niña cuando se esfumó. Sin embargo, el policía echaba la tela al fuego de la chimenea: “Sabrán toda la verdad, pero también que Paula no es Paula”, se justificaba el agente. De algún modo, trataba de conseguirle una coartada a su amada, antes de que nadie descubriera la verdad.

Sin embargo, el intento le sirvió de poco, puesto que Ana Llanos (Ana Álvarez) encontraba el cadáver poco después y lograba salvar la ropa de Paula. Eguía tendría que actuar de nuevo...

Todas las pistas señalan a Fernando

Paralelamente, Lalo sigue con sus pesquisas, tratando de resolver el puzzle. Lo primero de todo era conseguir el testimonio de Puri, pero primero deberá pasar por comisaría para explicar qué hacían sus huellas en el domicilio de Cirilo. Allí, en las dependencias, Lidia (Lydia Bosch), Fernando, Paula y Rosario (hermana de Cirilo) era citada para ayudar a desentrañar lo ocurrido con el asesinado y tomar muestras de ADN de Paula. Allí, la sirvienta declaraba que tenía constancia de la existencia de esa prenda y que su hermano se la entregó al padre para que este la entregara a la policía al día siguiente de la desaparición. Cirilo se convertía en el principal sospechoso del caso, si bien Fernando dejaba muchas incógnitas en el aire con su negativa a colaborar. La coartada acordada con Fonseca era, de momento, su vía de escape.

Entretanto, Eguía aprovechaba la tesitura para tomar un cabello de Paula y, aprovechando un descuido de la policía científica, destruía la información existente en la base de datos y falseaba las pruebas. A la segunda, iba la vencida para el policía. Pero no del todo... Puesto que los investigadores encontrarían sangre del joven oficial en la concurrida granja.

Rota de dolor por la muerte de su mujer, Costa (Irene Montalá) trataba de dar con el responsable. Las pruebas conducían a Crespo, de quien Fonseca no tardaría en deshacerse. Esta seria la única trama que quedaría aierta al concluir el capítulo...

Y volvemos a Lalo, que por fin podía conseguir el testimonio de Puri. Esta estaba con el muerto la noche de la desaparición y vieron a alguien tirar algo al acantilado. Cirilo fue positivo en su reconocimiento: era Fernando el que se deshizo de la niña lanzándola al mar. Antes de entregar la grabación, el periodista corrió a encararse con el empresario, que reconoce, en parte, lo sucedido: “No me deshice del cadáver de mi hija. Era hija tuya”. Con este shock, Lalo abandona la escena.

El plan de Fernando: declararse culpable de la muerte de Cirilo

Tras este cara a cara y viéndose al borde del precipicio, Fernando se entrega como responsable del homicidio de Cirilo. Las pruebas parecen corroborar que se trataba de una acción en defensa propia, al señalar al fallecido como culpable de la desaparición de su hija. La explicación de por qué nunca entregó la prenda de Paula se queda también en el aire. En la comisaría, Lalo aprovecha la situación para hablar con Lidia y darle toda la información recolectada.

Con todo, el padre tendría la oportunidad de volver a casa bajo fianza. Allí tendría lugar la revelación definitiva: Paula no murió asesinada, sino accidentalmente. Contrariamente a lo que parecía indicar todo, Fernando no fue el responsable, sino Lidia: la niña ingirió de forma accidental restos de la cocaína que su madre había tomado y dejado sobre la mesa del salón. Fernando descubría a la niña y trató de salvarla, pero consciente del escándalo que supondría y que acabaría con su carrera, decidió deshacerse de ella.

A continuación, Fernando llevaba a Lidia al acantilado donde lanzó el cuerpo de la niña. En parte, creyendo que no era su hija biológica, una idea que desterró su mujer: Paula no era, como él creía, hija de Lalo, sino suya. Roto de dolor al saberlo, pierde los estribos y forcejea con su esposa...

En ese preciso momento, aparece en escena Paula, contra la que van las iras del hombre. Enloquecido, intenta estrangular a la joven, a la que culpa del desmoronamiento de su vida al haber aparecido.

Cuando está a punto de matarla, Lidia se repone y da una pedrada mortal a su marido. “Es lo que hubiera hecho cualquier madre”, dice luego a la policía.

La historia de amor de Paula y Eguía, sin final feliz

Todo parece haberse solucionado: con Fernando muerto, la identidad de Paula queda fuera de peligro. Sin embargo, no todo es positivo para ella. Eguía se encuentra con la muchacha y le comunica su decisión definitiva: dejar el cuerpo de policía y marcharse del lugar. “Haz que haya merecido la pena, Paula. Vive su vida. Tienes una madre que te necesita. Te quiero”, se despide, aunque ella deja una puerta abierta a la esperanza. “Esto no ha terminado aquí, estoy convencida”, responde ella.

El cierre de La verdad nos deja un epílogo narrado por Lalo. Las cosas parecen salirle bien al escritor: su libro sobre el caso ha sido publicado, y ahora ha rehecho su vida con Lidia. En cuanto a Paula, tendrá la oportunidad de rendir tributo a la víctima original en el acantilado. Allí, junto a la madre, lanzará unas flores para la fallecida. Una fallecido que solo la familia sabrá que existe.